Lectio Divina correspondiente al 23 de abril de 2023, III Domingo de Pascua… Reflexión y acción de la Palabra de Dios, con la guía de integrantes del Instituto Bíblico san Jerónimo…
Samuel Pérez/ IBSJ
- Lectura: ¿Qué dice el texto?
Lucas 24, 13-35.
Aquel mismo día, dos de los discípulos se dirigían a un pueblo llamado Emaús, que dista de Jerusalén unos once kilómetros. Iban hablando de todos estos sucesos. Mientras hablaban y se hacían preguntas, Jesús en persona se acercó y se puso a caminar con ellos. Pero sus ojos estaban tan cegados, que no eran capaces de reconocerlo. Él les dijo: -¿Qué es lo que vienen conversando por el camino? Ellos se detuvieron entristecidos, y uno de ellos, llamado Cleofás, le respondió: -¿Eres tú el único en Jerusalén que no sabe lo que ha pasado allí estos días? Él les preguntó: -¿Qué ha pasado? Ellos contestaron: -Lo de Jesús el Nazareno, que fue un profeta poderoso en obras y palabras ante Dios y ante todo el pueblo. ¿No sabes que los jefes de los sacerdotes y nuestras autoridades lo entregaron para que lo condenaran a muerte, y lo crucificaron? Nosotros esperábamos que él fuera el libertador de Israel. Y sin embargo, ya hace tres días que ocurrió esto. Es cierto que algunas de nuestras mujeres nos han sorprendido, porque fueron temprano al sepulcro y no encontraron su cuerpo. Hablaban incluso de que se les habían aparecido unos ángeles que decían que está vivo. Algunos de los nuestros fueron al sepulcro y lo encontraron todo como las mujeres decían, pero a él no lo vieron. Entonces Jesús les dijo: -¡Qué torpes son para comprender, y qué duros son para creer lo que dijeron los profetas! ¿No era necesario que el Mesías sufriera todo esto para entrar en su gloria? Y empezando por Moisés y siguiendo por todos los profetas, les explicó lo que decían de él las Escrituras. Al llegar al pueblo adonde iban, Jesús hizo ademán de seguir adelante. Pero ellos le insistieron diciendo: -Quédate con nosotros, porque es tarde y está anocheciendo. Y entró para quedarse con ellos. Cuando estaba sentado a la mesa con ellos, tomó el pan, lo bendijo, lo partió y lo dio a ellos. Entonces se les abrieron los ojos y lo reconocieron, pero Jesús desapareció de su lado. Y se dijeron uno a otro: -¿No ardía nuestro corazón mientras nos hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras? En aquel mismo instante se pusieron en camino y regresaron a Jerusalén, donde encontraron reunidos a los once y a todos los demás, que decían: -Es verdad, el Señor ha resucitado y se ha aparecido a Simón. Ellos, por su parte, contaban lo que les había ocurrido cuando iban de camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan. (Texto tomado de la Biblia de América)
Después de haber leído el evangelio, hagámonos las siguientes preguntas para una mejor comprensión del texto:
¿Por qué razón y cómo se alejan los dos discípulos a Emaús?
¿Qué hace Jesús al verlos y qué pregunta les hace?
De acuerdo con las respuestas de los dos discípulos, ¿qué concepto tenían de Jesús?
Al escucharlos Jesús ¿cómo reacciona y qué hace para que superen su desesperanza y ceguera?
Ante la insistencia de discípulos para que Jesús se quedara con ellos ¿qué sucede?
¿Cómo es que logran reconocer a Jesús y qué hacen en ese instante?
Breve Estudio Bíblico
Este Tercer Domingo de Pascua nos revela los tres pilares que han de sostener la fe de todo discípulo de Cristo Resucitado: La liturgia de la Palabra, la liturgia Eucarística y la práctica de las obras divinas. El Evangelio, un bello relato exclusivo de san Lucas, presenta a dos discípulos que abandonan entristecidos el camino de Jesús, pues no ha cumplido con sus expectativas. Su ceguera de fe contrasta con la fidelidad de las mujeres discípulas (cf. 24, 1-12). Ya habían escuchado de ellas el testimonio del sepulcro vacío y aun así permanecían ciegos. El Resucitado se acerca, camina a su lado y se interesa por ellos abriéndoles los ojos de la fe para que contemplen el verdadero sentido del plan de Dios. Lo hace explicándoles las Escrituras como una interpretación de su vida en cumplimiento de las promesas de Dios (liturgia de la Palabra). Es hasta el momento en que muestran hospitalidad a Cristo (práctica de obras divinas) que, sus ojos se abren totalmente y logran reconocerle al partir el pan (liturgia Eucarística). De la desesperanza viene la alegría y con el corazón ardiente deciden volver a Jerusalén a dar testimonio de lo que han vivido. De igual forma sucede con Pedro apóstol que, acompañado de los Once, va con los judíos a dar testimonio de Cristo Resucitado (primera lectura). Ello revela que quien se encuentra con Dios no puede quedar inerte; la práctica de las obras divinas y su testimonio son la prueba de que Cristo ha resucitado y verdaderamente vive.
- Meditación: ¿Qué me dice Dios en el texto?
Para profundizar en el Evangelio contestémonos a nosotros mismos, con sinceridad, las siguientes preguntas:
La liturgia de la Palabra presenta testimonios de fe en el Resucitado: Pedro acompañado de los Once va al grupo de los judíos que negaron a Jesús y pidieron su muerte. Otro es con los dos discípulos que, al reconocer al Señor resucitado, vuelven a Jerusalén a dar testimonio de lo que acababan de vivir. En mi entorno social, con fe y valentía ¿proclamo que soy Cristiano Católico? ¿Doy testimonio de lo que creo?
¿Qué similitudes existen en el proceso de fe de los dos discípulos y el mío?
¿Qué cambios puedo hacer en mi vida para alimentar más mi fe de la lectura y escucha de la Palabra y de la Santa Eucaristía?
¿Qué hubiese sucedido si los discípulos no hubieran sido hospitalarios con Cristo? ¿Qué me hace reflexionar esto en cuanto a acompañar mi fe con la práctica de las obras divinas como la caridad?
- Oración: ¿Qué le digo a Dios?
Señor Jesús
haz que comprendamos la Sagrada Escritura.
Enciende nuestro corazón y permite que descansemos en tu paz.
Que, sin temor alguno,
mañana sea un nuevo día para proclamar alegremente
nuestra fe en Ti.
Amén.
- Contemplación:
Para intensificar la contemplación repitamos varias veces un versículo de la Sagrada Escritura durante la semana para que alimente nuestra fe:
«Es verdad, el Señor ha resucitado» (Lucas 24, 34a).
- Acción: ¿A qué me comprometo con Dios?
Cristo nos lleva a Dios (segunda lectura). Hagamos una realidad el reinado de Dios.
Propuesta: Veamos en nuestros hermanos migrantes el rostro de Nuestro Señor, seamos hospitalarios con ellos compartiendo alimentos y artículos de limpieza personal. ¡Seamos la Iglesia, Cristo vive!
Primera Lectura: Hechos 2, 14. 22-33
Salmo 15
Segunda Lectura: 1 Pedro 1, 17-21
Color: Blanco