El padre Ángel Espinosa es reconocido a nivel mundial por hablar de los valores de la familia.
Diana Adriano
El padre Ángel Espinosa de los Monteros, sacerdote legionario de Cristo, regresó a Ciudad Juárez para presentar la magna conferencia “Sanando el corazón para amar más”, en la que hizo referencia al amor y el perdón en todas y cada una de sus expresiones.
Este evento fue posible gracias a la colaboración de la parroquia San Judas Tadeo, dirigida por el padre Salvador Magallanes y a la familia Holguín Salcedo, conocidos servidores de la Iglesia local.
Cientos de personas se dieron cita el pasado 10 de diciembre en el Gimnasio de Bachilleres, para escuchar esta conferencia en la que el sacerdote compartió cómo hay detalles que no vemos en la rutina diaria y que, a su vez, son momentos que dejamos pasar con las personas que amamos y con los que nos rodean.
“Venimos saliendo de un periodo muy difícil en el que debemos aprender a crecer como personas, aprender a perdonar y muchas cosas que sanar. La felicidad no es una meta que se alcanza, pero tampoco es un espejismo que cuando me acerco se ve más lejos. Sanar el corazón para alcanzar la felicidad es un camino que todos debemos seguir”, fueron palabras del padre Ángel durante su conferencia.
Habiendo impartido más de cuatro mil conferencias sobre matrimonio y espiritualidad en Estados Unidos, Francia, España, Italia y Centroamérica, esta conferencia fue igualmente un éxito, pues con su estilo particular de evangelización, el padre Espinosa llenó de alegría
los corazones de los juarenses con su mensaje. A su vez, él mismo se fue contento por la respuesta de la audiencia.
Profunda reflexión
En la charla también abordó una reflexión muy interesante sobre los principales valores que hay que cuidar como familia, en la espiritualidad y en el amor de pareja, que es el tema central de sus reflexiones y conferencias.
“Es necesario hacerse un examen de conciencia para estar bien con uno mismo y con los que me rodean, sanar nuestro corazón de la mano de Cristo, después de este tiempo, el cual ha traído tanto sufrimiento. Debemos poder decir: estoy en paz”, puntualizó.
En otro momento de su conferencia, el sacerdote compartió que el dolor que uno tenga en el corazón solo podrá ser curado por quien es El Amor. Y remarcó que no está en nuestras manos no sentir la ofensa y olvidarla, pero el corazón que se ofrece al Espíritu Santo cambia la herida en compasión y purifica la memoria transformando la ofensa en intercesión.
Al concluir su charla, todos ofrecieron un fuerte aplauso al sacerdote, quien a la salida de la conferencia ofreció algunos artículos a la comunidad, entre los cuales se encontraba su libro “El anillo es para siempre”, que ha sido traducido a diferentes lenguas y que autografió a algunos de los asistentes.
Asimismo, otros fieles aprovecharon para tomarse la fotografía del recuerdo.