Diana Adriano
En la fiesta de la Asunción de María, las religiosas Gabriela Alcalá, Oblata de Santa Marta, y Zulma Dávila, Misionera de Jesús Hostia, renovaron sus votos de pobreza, castidad y obediencia para llevar el evangelio de Cristo a los más necesitados.
La renovación de votos se llevó a cabo el pasado domingo 15 de agosto en la Catedral de Nuestra Señora de Guadalupe, donde el obispo don José Guadalupe Torres presidió la celebración.
Durante la santa misa, las religiosas se mostraron visiblemente contestas, mientras que estuvieron acompañadas por sus hermanas religiosas y la comunidad diocesana.
Antes de iniciar la celebración, el señor obispo también agradeció a Dios por los 25 años de vida consagrada de la hermana Olga Hilda Ibarra, Oblata de Santa Marta.
A imagen de María
En su homilía, el obispo hizo memoria de la vida de María, Madre de Dios, e invitó a las religiosas y a todos los presentes a seguir su testimonio en santidad y gracia.
“En su vida como consagradas y en la vida de los laicos, María nos enseña esa entrega plena a Jesús y sus rasgos de pobreza, obediencia, que son los que tenemos que imitar”, mencionó monseñor Torres.
De la misma forma, reflexionó también sobre el amor de María, un amor fiel que no desilusiona.
“Queridas hermanas, ustedes son consagradas en cuerpo y alma a María, y a través de María a Dios. Así como ellas, invitó a todos a renovar ese compromiso y decir ‘Madre Santísima, aquí estoy”, agregó el obispo.
Al finalizar su homilía, el obispo invitó a la comunidad a dar gracias a Dios por el don de la vida consagrada.
Renovación de votos
Enseguida, las religiosas se pusieron de rodillas frente al obispo y, en presencia del pueblo de Dios y de sus hermanas de congregación.
La hermana Gabriela y la hermana Zulma reafirmaron su compromiso de dedicarse a vivir plenamente el mensaje de Cristo Jesús y renovaron sus votos de obediencia, pobreza y castidad.
“Respondiendo a la llamada de Dios y confiando en su amor, impulsada por el Espíritu Santo, quiero seguir más de cerca a Jesucristo, virgen, pobre y obediente, sacerdote y víctima…”, expresó Gabriela.
Por su parte, Zulma dijo: “Espíritu Santo, ayúdame a ser siempre fiel a la palabra de amor qué di a Dios de la eterna fidelidad”
Fue así que las religiosas renovaron sus votos temporales por un año más en el Instituto de las hermanas Oblatas de Santa Marta y en el Instituto de las hermanas Misioneras de Jesús Hostia, ante el obispo y las delegadas de las congregaciones Olga Hilda Ibarra de la Rosa y María Lourdes Montenegro Corral, respectivamente.
Al concluir la celebración, todos ofrecieron a las religiosas un fuerte aplauso, mientras que el señor obispo pidió seguir en oración por las vocaciones a la vida consagrada.