Ana María Ibarra
Debido a las constantes transminaciones de agua que se registran en las oficinas y salones de Catedral el párroco del principal templo de la diócesis dispuso iniciar trabajos de reparación.
El padre Eduardo Hayen, párroco de la Catedral, explicó que las estructuras de concreto que sostienen el atrio de la Catedral tienen alrededor de 50 años y el desgaste natural por el paso del tiempo fue agrietándolas.
“Esto provocó que el agua de la lluvia se introdujera por las grietas y tuviéramos, durante años, un serio problema de transminación de agua a las oficinas, librería y salones, los cuales están debajo del atrio. Al atrio se le había dado un tratamiento de piso, pero nunca de techo”, compartió.
Afortunadamente ni la Catedral ni la Misión de Guadalupe han sido afectadas, sin embargo se hizo necesaria la reparación en las áreas señaladas.
Pasos de la reparación
“La reparación consiste en levantar la cerámica que hace cinco años se instaló, la cual fue donada a algunas capillas de parroquias necesitadas de nuestra diócesis. Luego se pulió toda la loza para quitar los materiales adheridos durante reparaciones anteriores. Enseguida se hizo un calafateo en toda la superficie para cerrar y sellar todas las grietas”, explicó el padre Hayen.
Añadió que en algunas partes se colocó cemento expansivo para cerrar ranuras y luego se colocó un material parecido a una brea negra y sobre esta se instalará piso prefabricado.
“Es un material con fibra de vidrio a manera de alfombra, y sobre éste se pegará el piso recinto (piedra volcánica) traído de Querétaro. Luego se pondrá una boquilla al piso para sellarlo y finalmente un fijador con polvos para darle brillo y color”, expuso.
El sacerdote dijo que para solventar este gasto la Catedral cuenta con un recurso proveniente de donaciones privadas y ahorro de los anteriores párrocos.
Una necesidad
El padre Hayen señaló que este trabajo de reparación era sumamente necesario, pues al inspeccionar el estado de la estructura, los ingenieros se dieron cuenta de que se dejó pasar mucho tiempo sin una reparación a fondo.
“Nos advirtieron que si no lo hacíamos de inmediato, la estructura sufriría un deterioro mayor debido a las próximas lluvias de verano”.
Agregó que la pandemia de Covid-19 favoreció los trabajos porque el atrio ha permanecido cerrado al público desde marzo.
“Era necesario cerrarlo completamente durante tres o cuatro semanas, lo que no hubiéramos podido hacer en tiempos de afluencia normal. Pero además era el tiempo oportuno para hacerlo ya que la ausencia de lluvias lo permite”, dijo.
La obra se encuentra a cargo del ingeniero Luis Ríos Martínez, especialista en estructuras, quien dirigió la construcción del túnel de la avenida 16 de septiembre y colocó el piso de la zona peatonal del centro histórico, junto a la Catedral.
“La Catedral es un espacio público y tenemos la responsabilidad de cuidar, mantener y embellecer ese espacio, no sólo porque se trata de la sede del obispo y la madre de las parroquias diocesanas, sino porque es uno de los símbolos de Ciudad Juárez, un lugar que visita gente local y foránea”, finalizó el sacerdote.