- Anclada en la fe gracias a la Humanae Vitae, esta técnica investiga las causas de la infertilidad de la pareja y ayuda a procrear
Religión en Libertad
Numerosos matrimonios que no podían tener hijos han sido padres gracias al método Creighton y a la naprotecnología, ambos desarrollados por el ginecólogo estadounidense Thomas Hilgers, que sacrificó su carrera profesional para ser coherente con la Humanae Vitae, que tanto le fascinó.
Esta técnica, de manera natural y ética se ha convertido en una “revolución” en la fertilidad,
Hilgers dedicó todo su empeño en ayudar en la fertilidad desde una perspectiva natural, mostrando al mundo una alternativa más eficaz, sana y respetuosa con la mujer que los anticonceptivos y las técnicas de reproducción asistida, que no son moralmente aceptables para un matrimonio creyente que se ha dejado guiar por su fe a través de la Iglesia católica.
Fundador del Instituto San Pablo VI para la Reproducción Humana con sede en Omaha (Nebraska), Hilgers está casado con Susan y es padre de cinco hijos. Durante décadas se ha dedicado no a ‘crear’ hijos sino a buscar las causas que provocaban la infertilidad. Y ahí radica el éxito de la naprotecnología, pues diagnostica, cura y en muchos casos cumple el sueño de ser padres.
Religión en Libertad entrevistó al creador de la “napro” sobre los orígenes de esta técnica, los sacrificios personales que tuvo que realizar y el papel que la Humanae Vitae ha jugado en todo este proceso desde que a principio de los años 70 se involucrara en dar respuesta a un problema que afecta a muchas familias.
–¿Cómo surgió la naprotecnología? ¿Usted realmente buscaba crear todo lo que hoy conocemos o realmente en principio se conformaba con haber desarrollado el modelo Creighton?
–Iniciamos en 1975 un programa de educación sobre planificación familiar natural y conforme las mujeres comenzaron a seguir su ciclo empezamos a ver distintos patrones dentro del ciclo de las mujeres. Al principio no sabíamos muy bien qué significaba, eso era porque en 1975 todavía no había un lenguaje para interpretar estos patrones que veíamos.
Entonces desarrollamos un lenguaje universal para interpretar esos patrones. Siendo ya ginecólogo lo que empecé a recomendar a todas mis pacientes fue que graficaran su ciclo. Cuando veíamos algún tipo de anomalía para las que no teníamos ningún tipo de explicación las comenzamos a ligar con determinados patrones. Después de 15 años recogiendo datos publicamos en 1991 el libro “Guía América de la Naprotecnología”.
-Usted afirma que la naprotecnología es mucho más que un método de planificación familiar natural, sino más bien una “nueva ciencia de la salud de la mujer”.
– Esto es especialmente cierto para las mujeres que están en edad fértil. En estos momentos no existe ninguna especialidad médica que se dedique de manera específica a las mujeres que están en edad reproductiva. De tal manera que la píldora anticonceptiva es la solución para todo, cuando tienen ciclos irregulares se les recomienda, cuando tienen dolores menstruales también se les recomienda siempre… El único tratamiento médico para este tipo de mujeres es siempre la píldora anticonceptiva.
Entonces lo que pensé es que en vez de simplemente eliminar los síntomas recetando la píldora anticonceptiva merecía la pena investigar las causas que hay detrás de esos problemas ginecológicos. Y en el momento que nos pusimos a aplicar métodos científicos y a investigar fuimos encontrando esas causas detrás de esas anomalías, y es ahí donde estamos ahora.
-¿Cuál es la efectividad de la naprotecnología y sus ventajas con respecto a otras técnicas de fertilidad?
– La naprotecnología puede tratar muchos problemas. Por ejemplo, el síndrome premenstrual. Cuando la causa es el síndrome premenstrual las tasas de éxito son de cerca del 95%. Cuando hablamos del síndrome postparto se elimina prácticamente en el 90% de las situaciones. Hemos sido capaces de reducir la tasa de niños prematuros de un 12% de media a cerca de un 7% siendo la prematuridad una causa de riesgo médico.
En casos de abortos de repetición, mujeres que no tienen problemas en concebir pero luego pierden los niños, la tasa de éxito es del 80%. Y cuando tienes un problema de infertilidad y vas en primer lugar a un médico napro y no a otros tratamientos alternativos, puedes conseguir tasas de éxito del 70%. Si eres una mujer que primero ha ido a otro tipo de clínicas y otros tratamientos y luego acudes a la naprotecnología la tasa de éxito del 50%.
– Pese a los resultados y datos que ofrece, ¿se ha sentido alguna vez incomprendido por la comunidad científica e incluso en el seno de la Iglesia católica?
– Al ser un acercamiento nuevo a este tipo de problemas de infertilidad es normal que haya un periodo de incomprensión tanto en la comunidad científica como incluso dentro de la Iglesia. Pero mi esperanza es poder ir explicando todo esto poco a poco tanto a la comunidad científica como a la Iglesia en general e irlos educando sobre este tipo de temas que no son necesariamente conocidos. Hay un proceso de educación.
– Usted era residente en uno de los mejores hospitales del mundo y tenía una prometedora carrera, pero tras haber hecho suya la Humanae Vitae y negarse a practicar abortos tuvo que dejar la clínica Mayo. ¿Estos principios sólidos en los que ha fundamentado su vida han sido la clave para nadar contracorriente y crear algo tan diferente como la naprotecnología? O dicho de otra manera, ¿cree que era el plan de Dios para usted?
– Cuando estaba estudiando Medicina era un miembro del club John Henry Newman, donde íbamos a misa y nos educábamos en la fe. Y le pregunté al sacerdote que estaba a cargo que dónde podía hacerme con una copia de la Humanae Vitae y la contestación fue: “¿Para qué quieres leer esa porquería?”. Al final insistiendo conseguí una copia, la leí y lo que me encontré era muy diferente a lo que me habían dicho de manera prejuiciosa que iba a encontrar. Era una maravilla.
En la parte final de Humanae Vitae hay una apelación a siete tipos de profesionales, entre ellos a los hombres de ciencia y a los médicos, y esto me inspiró para basar en ello mi vida profesional. Todo esto sucedió antes de ir a la clínica Mayo. Cuando yo estaba de residente fue cuando se dictó la sentencia Roe vs. Wade (que legalizó el aborto, nota del autor) y entonces nos implicamos más en este tipo de investigación, pero lo que no podíamos imaginar era dónde nos acabaría llevando.
-La naprotecnología está basada totalmente en la ciencia pero a su vez anclada en la fe gracias a la Humanae Vitae y el Magisterio de la Iglesia. ¿Es la napro un ejemplo de que ciencia y fe no son incompatibles, sino que pueden ser complementarias?
– La verdad es que es un ejemplo perfecto. Se ve claramente aquí que la ciencia y la fe pueden ir perfectamente de la mano. Aunque a veces se pueda tener prejuicios y diga que sacamos este tipo de conclusiones porque somos católicos. Pero en realidad hay mucha ciencia detrás.
– Toda esta obra comenzó con la lectura de la Humanae Vitae. Ha pasado ya más de medio siglo y en estas décadas la ciencia ha avanzado mucho. ¿Sigue teniendo vigencia esta encíclica?
– La realidad es que la ciencia que viene después de la Humanae Vitae se está haciendo cada vez mejor. Aunque siempre habrá gente que diga que todos estos avances científicos y médicos se deben simplemente a un efecto espejismo, que creemos esto porque la Iglesia lo dice, en vez de poner el foco en los resultados científicos.
La verdad es que dentro de las investigaciones que se hacen alrededor de la naprotecnología se encuentran conclusiones y hechos que tienen significación estadística tan alta o mayor que la mayor parte de los conocimientos científicos que se van logrando.
-Viendo todo esto, ¿por qué la naprotecnología no está más extendida por el mundo y no se conoce más, incluso entre los propios médicos?
– Una de las cosas que tiene la napro es que ahora mismo va en contra del espíritu del tiempo. La tecnología nos está llevando a querer tener respuestas inmediatas a todo. Y cuando hablo con los matrimonios infértiles que me vienen una de las primeras cosas que les digo es que la paciencia es una virtud.
La verdad es que todo el mundo está muy atado a los smartphone y a la inmediatez, y que conste que un teléfono es una cosa buena. Pero cuando se hizo el primer trasplante de corazón no había teléfonos móviles y se hicieron operaciones en animales para ver cómo funcionaba todo. Tenemos un mundo que no está acostumbrado a vivir con la paciencia. La paciencia no quiere decir lentitud, sino que las cosas tienen sus tiempos.
Por otro lado, hay un prejuicio enorme de la ciencia “establecida” que dice que el único método para espaciar embarazos es la píldora anticonceptiva y todo lo que la rodea, y que la única solución para los problemas de infertilidad es la reproducción asistida. Son como dos dogmas.
Hay que tener en cuenta que el texto definitivo de la naprotecnología se ha publicado en 2004 y ya tenemos programas de formación en todos los continentes. Entendemos que va a llevar tiempo pero vamos en el buen camino. Nuestro trabajo está guiado por la excelencia, de tal modo cuando enseñamos y formamos a alguien queremos que sean excelentes. Es un gran reto.