A unos días de que comience el más importante evento de la Iglesia Católica con los jóvenes, dos sacerdotes y un laico expresan su visión sobre cómo los jóvenes se relacionan hoy con la fe y con la Iglesia católica…
Diana Adriano
La Jornada Mundial de la Juventud es un evento crucial para la Iglesia Católica, que reúne a miles de jóvenes de todo el mundo para fortalecer su fe, compartir experiencias y reflexionar sobre los desafíos que enfrentan en la sociedad actual.
Con motivo de este encuentro mundial, el padre Ernesto Hernández, director de la obra Salesiana en Ciudad Juárez; el padre David Hernández, promotor vocacional; y Gabriel Guzmán, coordinador de la Pastoral Juvenil, compartieron con Presencia su perspectiva sobre la realidad de la juventud en la actualidad, con relación a su fe y la Iglesia.
Respondieron a tres preguntas que pueden ayudar a clarificar esta realidad que se vive hoy en parroquias y diócesis del mundo actual.
¿Qué cree que desea el joven de Dios?
Pbro. Ernesto Hernández: “Creo que el joven de hoy desea a Dios, no desea algo de Él, lo desea a Él. Algunos estudios hablan del despertar a la trascendencia de parte de la juventud. Por poner un dato: es increíble que zonas con juventudes muy seculares, no clericales, como España, la Península Ibérica, hoy hablan que lo que más buscan los jóvenes son los retiros, estos encuentros con el Trascendente. Hablando de Dios en el sentido amplio, podemos decir que hoy la juventud a nivel mundial -y creo que esta tendencia se va dando porque encuentran vacíos-, quiere vivir con esperanza, saben que hay una respuesta interior que no se va a ver satisfecha con lo inmediato, con lo tangible.
Dentro de ello, creo que lo que están buscando o esperan, es una experiencia de Dios vital, algo que conecta con sus vidas y que a ellos los conecta para forjar algo que jale su proyecto de vida. Ya no necesitan un Dios de una experiencia o un momento, requieren algo que les impacte en sus vidas.
Gabriel Guzmán: Jesús, el eternamente joven, quiere regalarnos un corazón siempre joven. La Palabra de Dios nos pide: «Eliminen la levadura vieja para ser masa joven» (1 Co 5,7).
El joven desea a un Jesús eternamente Joven que lo entienda y no lo juzgue, que lo escuche y no lo ignore, que lo levante cada vez que se caiga y lo acompañe cada vez que esté de pie, que lo corrija cada vez que sea necesario, que lo ame, aunque le dé la espalda y que le tenga paciencia a pesar de su inmadurez.
El joven quiere un Dios cercano, un Dios amoroso y sobre todo un Dios comprensivo. A veces necesitamos ese Dios doctor, ese Dios ingeniero, ese Dios abogado, ese Dios psicólogo, ese Dios Hijo, ese Dios Padre y ese Dios sacerdote. En mi opinión no se trata de qué quiere el joven de Dios, porque sabemos que Dios quiere y desea todo para nosotros, sino se trata de qué tanto estamos dispuestos a dejarnos cobijar por el corazón amoroso de Jesús. Claro que, como jóvenes, deseamos una familia feliz, una mejor salud, seguridad, lealtad, confianza y estoy convencido que todo lo tenemos y podemos tener, solo falta pedirlo con mucha convicción, amor y fe.
Padre David Hernández: “Creo que en los jóvenes ahora hay mucha búsqueda de la vida espiritual, más que el encuentro personal con un Dios unitario, trinitario y revelado. Es más la experiencia espiritual la que se busca.
Por otra parte, hay jóvenes que como tienen mucha sensibilidad espiritual, los jóvenes post-pandemia son muy sensibles a eso, entonces, creo que hay una gran posibilidad de que se encuentren con Dios. Lo que esperan de Dios es muy difícil de averiguar, pero si pudiera decir que buscan, sobre todo, la paz, un espacio coherente, un Dios cercano, el amor y la libertad.
¿Por qué cree que los jóvenes se alejan de la Iglesia?
Pbro. Ernesto Hernández: Hoy los jóvenes se están alejando de la Iglesia por ser una institución. Los jóvenes no se alejan de la Iglesia, se alejan de muchas cosas que representan una institucionalidad. La Iglesia es una estructura de familia muy tradicional, institucional, un esquema escolar muy fijo, y yo creo que no se están alejando de la Iglesia como tal, se están alejando de toda esa parte institucional que están viviendo.
¿Por qué sucede? Pues porque estamos viviendo un cambio de época, y en dicho cambio están descubriendo otros esquemas y valores, y ahí no han encontrado respuestas. La Iglesia tiene que caminar con este cambio de época. Debo decir que este cambio de época también lo toma el Papa Francisco señalando que hay instituciones que quieren seguir las mismas fórmulas sin ver las realidades.
Por otro lado, en números, hay jóvenes que se están alejando de la Iglesia-institución, pero también veo que hay muchos jóvenes que están dentro y regresando a la Iglesia porque encuentran movimientos, respuestas y especialmente, testimonios.”
Gabriel Guzmán: Los jóvenes asisten a la Iglesia por obligación de sus padres, porque se tienen que confirmar, por tradición, o por necesidad. Me enfocare en la necesidad: el joven asiste porque quiere ser escuchado, quiere ser comprendido, quiere no ser juzgado, quiere ser él sin que lo cuestionen y también porque quiere conocer más de Dios… y me pongo a pensar, ¿en verdad el joven encuentra esto en nuestra Iglesia, en nuestras comunidades en nuestros grupos? Cuando el joven encuentra en la Iglesia lo mismo de lo que está huyendo, es complicada una conversión, ya que, como dice San Pablo, cada uno de nosotros somos otro Cristo y es el modelo-propuesta que debemos predicar, pero desafortunadamente no lo estamos haciendo. Hago algunos cuestionamientos para nuestros líderes: (¡Ojo! No es total responsabilidad de ellos, pero son quien guía, coordina y acompaña para un buen trabajo pastoral) ¿Cuánto tiempo le dedica un sacerdote a la escucha a los jóvenes? ¿Cuánto tiempo le dedica un sacerdote a buscar estrategias para fascinar a la juventud?, ¿Por qué poner horarios para recibir la Reconciliación con Dios? -Me pregunto: ¿Dios tenía horarios?- Siguen con el mismo esquema de hace 20-30 años y eso no puede ser. Estamos en 2023, por supuesto también es responsabilidad de nosotros los laicos. Entre comunidades parece que estamos “compitiendo:” que esta parroquia es más divertida, que hay más jóvenes, que porque el padre es más chido etcétera… ¿Cuántas pastorales de la diócesis tienen los mismos líderes quienes acaparan todo? … Ya basta de ser solo unos cuantos, ya basta de competir, ya basta de querer sobresalir…Ya con 20 años de servicio me doy cuenta de que es imposible trabajar sin un acompañamiento. El joven necesita a Dios en su imagen sacerdotal, necesitamos sacerdotes que nos dediquen tiempo, necesitamos sacerdotes que nos hagan crecer, necesitamos sacerdotes que motiven y sobre todo que nos inspiren, que nos hagan enamorarnos más de Dios cada día. Se escucha duro, pero es una realidad. Espero amigo sacerdote, me estés leyendo y tomemos esto con objetividad y prudencia, y así, poder evaluar qué estamos haciendo y qué estamos dejando de hacer.
Exhorto a un diálogo, a juntarnos ¡todos! líderes juveniles y presbiterio completo, para trazar una ruta de trabajo por el bien de la juventud, para trazar un camino sinodal por el bien de nuestra amada diócesis y hacer de nuestro caminar un momento de gracia. Amo a mi diócesis, amo a los jóvenes, pero ¡Ya basta! de seguir caminando como si no pasara nada. Combinemos la experiencia y el conocimiento sacerdotal con las ganas y el amor del joven para que juntos sigamos construyendo la Civilización del amor como Iglesia Joven.
Christus Vivit en su apartado 14 menciona:
Advirtamos que a Jesús no le caía bien que las personas adultas miraran despectivamente a los más jóvenes o los tuvieran a su servicio de manera despótica. Al contrario, Él pedía: «que el mayor entre ustedes sea como el más joven» (Lc 22,26). Para Él la edad no establecía privilegios, y que alguien tuviera menos años no significaba que valiera menos o que tuviera menor dignidad.
Pbro. David Hernández: Principalmente creo que las corrientes ideológicas y culturales que estamos viviendo han afectado mucho a la Iglesia como institución. Podemos ver que muchos jóvenes tienen rechazo hacia las instituciones porque las ven como limitantes. Se percibe una falsa idea de que la religión es algo que te somete, como un Dios falso, y buscan un Dios en la libertad y a su medida que responda a lo que ellos desean.
Otra cosa que se puede observar es la falta de testimonio por parte de servidores, sacerdotes y religiosas. Aunque no representan la mayoría, los escándalos han sido un fuerte motivo por el cual los jóvenes se han alejado.
Considero que debemos ofrecer a los jóvenes un poco más de protagonismo y liderazgo. Apenas estamos recomenzando después de la pandemia, y se hace más evidente la necesidad de Dios en la vida de los jóvenes. A pesar de que algunos se han alejado, hay muchos jóvenes que desean regresar porque han visto un rostro distinto de la Iglesia.”
¿Cómo cree que se debe motivar a los jóvenes a acercarse a la Iglesia y servir a Dios?
Pbro. Ernesto Hernández: La motivación debe partir de un cambio de concepto de quién motiva. Creo que tiene que entrar como una propuesta incluyente en el sentido de que no se trata de que algunos motiven a los jóvenes, sino que es una experiencia comunitaria. La primera motivación es el testimonio, la motivación más evangélica.
La siguiente motivación es incluirlos a ellos. Los muchachos son los principales protagonistas, ellos también tienen que ser parte de esto. Que ellos también compartan con los más adultos, y los que tenemos cierta responsabilidad, cuáles son sus propuestas, inquietudes y respuestas.
El tercero, y muy fundamental, estar en los campos en los que están los jóvenes, y sin duda, uno de los campos es el de las comunicaciones, redes sociales y el mundo digital, y si no estamos ahí, van a encontrar respuestas que no son correctas, que son confusas y no van a encontrar a aquellos que los enseñarán a caminar junto a Dios.
Gabriel Guzmán:
- Que nuestra opinión no sea condicionada
- Que nos tomen en cuenta para decisiones importantes y no solo cargar sillas
- Que nos respeten la forma de ser
- Desarrollando propuestas pastorales para cada edad del joven
- Desarrollando modelos de formación solidos
- Estructuras de trabajo bien planeadas y estudiadas
- Escuchándonos
- Acompañándonos
- Cero prejuicios
- Desarrollando espacios no solo pastorales (deportivos, culturales, sociales)
- Siendo parte del consejo parroquial, decanal y diocesano
- Que seamos opción preferencial para todos
- Explotando nuestras capacidades
- Oportunidad de desarrollo de nuevos grupos
- Dejando trabajar al Espíritu Santo en el Joven
Concluyo citando la exhortación apostólica de Christus Vivit:
La Palabra de Dios dice que a los jóvenes hay que tratarlos «como a hermanos» (1 Tm 5,1), y recomienda a los padres: «No exasperen a sus hijos, para que no se desanimen» (Col 3,21). Un joven no puede estar desanimado, lo suyo es soñar cosas grandes, buscar horizontes amplios, atreverse a más, querer comerse el mundo, ser capaz de aceptar propuestas desafiantes y desear aportar lo mejor de sí para construir algo mejor. Por eso insisto a los jóvenes que no se dejen robar la esperanza, y a cada uno le repito: «que nadie menosprecie tu juventud» (1 Tm 4,12).
Pbro. David Hernández: Lo primero es escuchar a los jóvenes. Muchas veces pensamos en realizar programas, iniciativas pastorales, eventos, pensando en lo que al joven le agrada o algo que sea atractivo para ellos, pero en realidad, muy pocas veces los escuchamos sobre qué es lo que esperan de la Iglesia.
Al menos aquí en Pastoral Vocacional han valorado muchísimo el silencio, los momentos de oración y los momentos de encuentro con el Señor. Cuando escuchamos al joven, vemos lo que necesita, así que lo primero es escuchar.
Lo segundo es involucrarlo, aunque no nos haga caso, solamente invitarlo, no forzarlo, ni obligarlo.
Y en tercer momento, acompañar, hacerte presente en la vida del joven como sacerdote, religiosa, catequista, coordinador, de tal manera que ellos se sientan parte de ti y te sientan a ti parte de su vida.