- El catedrático Oscar Esparza, doctor en psicología, nos explica detenidamente cuatro de los principales trastornos que se han visto durante el aislamiento a causa de la pandemia del Covid 19, así como los que se pueden registrar en el retorno a la “nueva normalidad”… Ofrece consejos para enfrentarlos
Dr. Oscar Esparza
La pandemia del coronavirus nos ha llevado a realizar cambios en nuestras vidas para cuidar nuestra salud ya que en algunos casos puede ser mortal. Días antes de la Semana Sant
a las escuelas suspendieron clases presenciales y los centros de trabajo, poco a poco, cerraron sus puertas hasta dejar abiertos solo aquellos lugares considerados esenciales, como los hospitales o supermercados. Muchos de nosotros nos encerramos en casa y evitamos salir desde hace aproximadam
ente 3 meses, lo cual ha traído una serie de secuelas psicológicas con las que hemos tenido que lidiar. Pero no sólo el confinamiento ha afectado a las personas, sino que podemos encontrar otras tres situaciones que
también pueden estar afectando: el tener que salir a trabajar con la preocupación de que nos podamos enfermar, las personas que se han quedado sin trabajo e ingresos, y las personas que han perdido a alguien cercano debido al coronavirus. Mientras no se encuentre una vacuna o medicamento efectivo para tratar el coronavirus, el riesgo siempre va a estar presente, y las preocupaciones seguirán afectando a las personas.
Cuatro trastornos
Estas tres situaciones pueden llevar a las personas a desarrollar síntomas de ansiedad, depresión, estrés y enojo que pueden afectar su bienestar psicológico y espiritual. Es importante entender que cada uno de estos problemas son reacciones naturales que el ser humano ha desarrollado a través de la historia, para enfrentar las adversidades de la vida, y que le han permitido sobrevivir en todo este tiempo. Sin embargo, aunque estas reacciones naturales han ayudado al ser humano a sobrevivir, se pueden convertir en patológicas cuando la situación es muy grande o cuando las personas no cuentan con las herramientas necesarias para manejarlas.
A continuación, hablaremos de cada uno de estos problemas, de su función, de cómo pueden convertirse en un problema, y algunos consejos para manejarlos.
Antes, me gustaría hacer la aclaración: si alguien presenta problemas psicológicos fuertes que le han afectado en vida en general, es importante que acuda con un psicólogo que lo pueda tratar o canalizar según el caso. Cuando estos problemas son tan grandes que no los podemos manejar, debemos de acudir a recibir ayuda de personas capacitadas.
- El estrés: detonante de otros trastornos
Uno de los problemas que se han presentado y se pueden presentar en el momento que tengamos que salir de nuevo al mundo, es el estrés. El estrés se genera cuando la persona advierte un problema, una adversidad, que es difícil de sobrellevar o de superar. La función del estrés es poner a la persona en modo de alerta y la prepara para pelear por su vida o para huir y escapar del peligro.
Imaginemos al ser humano cuando era nómada y se dedicaba a la caza y recolección. En aquellos tiempos, hace miles de años, se les presentaban situaciones adversas, por ejemplo, encontrarse con un león a lo lejos. Al verlo, la reacción natural del estrés los preparaba para huir o pelear ya que de esto dependía su supervivencia. Es obvio que para sobrevivir al león era más fácil huir y alejarse lo más pronto posible. El estrés activaba el cuerpo de las personas, incrementando la circulación de la sangre y de energía, para que el cuerpo pudiera realizar esta actividad tan demandante de energía. Por esta razón el estrés era algo adaptativo en aquel entonces porque la realidad era distinta. Hoy en día el estrés se produce por situaciones que no son de vida o muerte, se puede generar al estar en el trabajo, al ir manejando con mucho tráfico, al tener problemas con la pareja, pero en ninguna de estas situaciones la persona corre el peligro de morir.
Al estresarse, la persona activa su cuerpo para pelear o para huir, pero como las adversidades del presente no requieren de activación física, el cuerpo termina resintiendo estos cambios y a la larga pueden causar problemas en el sistema cardiovascular causando presión alta o infartos al corazón. Hay personas que se están estresando al quedarse mucho tiempo en casa, al cuidar a los hijos durante todo el día junto con las labores del hogar y del trabajo. Hay otras que se estresan por que tienen que salir ya que se imaginan que se pueden contagiar y posiblemente morir. Cualquiera que sea la causa del estrés, termina afectado a todos por igual, ya que no sólo afecta tu cuerpo, sino que te hace enojarte más fácilmente por cualquier cosa, te puede llevar a sentir ansiedad, e inclusive a sentir depresión.
Consejos para combatir el estrés
Los siguientes consejos pueden ayudar a manejar o reducir los niveles de estrés.
* Estudios científicos han demostrado que la oración puede ayudar a las personas a lidiar con el estrés, por ejemplo, rezar el rosario, escuchar cantos y hacer oración, platicar con Dios y con la Virgen María.
* Buscar un tiempo para estar solos y poder relajarnos y distraernos leyendo un libro, escuchando música, o viendo alguna película o serie, también puede ayudar a manejar el estrés. * Si el estrés se genera cuando se percibe una adversidad, entonces piense en las herramientas que usted tiene para enfrentar esa adversidad, por ejemplo, el quedarse en casa y salir solo a lo necesario, limpiar todas las compras que traemos de fuera, el lavarnos las manos, tomar vitaminas, comer saludablemente, usar mascarillas cuando salimos, evitar lugares concurridos, entre otras medidas.
* Si el estrés prepara al cuerpo para pelear o huir, entonces cualquier actividad física como salir a caminar o hacer ejercicio ayudan bastante a manejar el estrés.
* Si tiene que salir a trabajar y esto le causa estrés, entonces siga las instrucciones que ya hemos escuchado muchas veces como por ejemplo guardar la sana distancia, evitar el contacto físico con los demás, evitar reuniones de grupos numerosos, usar mascarilla, lavarnos las manos o usar el gel antibacterial, llegando a la casa cambiarse de ropa y de preferencia bañarse para estar seguros de que no hay virus en nuestros cuerpos.
- Enojo o Ira: ¡Cuidado con la violencia!
El enojo, o ira, es otro de los problemas que se están presentando en las personas debido al estrés por encierro o por la percepción del peligro. Estudios científicos nos indican que cuando las personas están estresadas, el cuerpo libera químicos que hacen que las personas tengan menos tolerancia a los demás y se enojen por cualquier cosa. El estrés hace que las personas se enojen con mínimas provocaciones y es por esto que estamos viendo un incremento en los niveles de violencia, no solo física, sino que también psicológica, y recuerde que la violencia psicológica también afecta a las personas de manera negativa.
La ira es una reacción natural del ser humano; era una emoción que le permitía la supervivencia hace miles de años cuando todavía era nómada. La función del enojo era proteger al ser humano de la vulnerabilidad y de neutralizar amenazas, por ejemplo, cuando las tribus se sentían en peligro al ser atacados por otros grupos, el enojo preparaba su cuerpo, incrementando la circulación de la sangre y la liberación de azúcar, para pelear y defender su vida. Aquellas personas que se enojaban y defendían eran las que sobrevivían, ya que era adaptativo en aquellos tiempos, pero en la actualidad, las personas cuando se enojan, es muy poco probable por que se sientan vulnerables y sientan que su vida está en peligro. La vulnerabilidad hacia el ego personal también provoca enojo que lleva a la persona a querer neutralizar la amenaza, preparando a su cuerpo para pelear, pero en situaciones en que no se requiere pelear físicamente. Por esta razón, con el estrés, pueden que las personas se enojen más fácilmente con la pareja, cuando se sienten ofendidas por algo que se dijo o que se hizo, y en ese momento la persona siente una descarga de adrenalina que llena de energía a la persona y por esa razón siente ganas de gritar, aventar algo, o a veces hasta pegarle a alguien.
El problema con el enojo es que es una emoción que llena de energía a la persona para hacer algo con su cuerpo, y si no se maneja esta energía, puede terminar ejerciendo algún tipo de violencia que después se lamentará.
Consejos para manejar la ira
Algunos consejos para manejar la ira incluyen
*Intentar de reducir el estrés siguiendo algunos de los ejemplos antes mencionados.
* El enojo es algo que va escalando poco a poco hasta que llega un momento que este enojo secuestra nuestro pensamiento y terminamos explotando diciendo y haciendo cosas de las cuales después nos arrepentiremos, así que desde el primer instante en que le moleste algo, piense el por qué se está enojando, cuál es la amenaza que percibe y decida si eso es realmente una amenaza, y una vez que reconozca que puede escalar su enojo, es mejor cambiar de tema o salirse un rato de la situación y regresar cuando esté más relajado.
* El enojo es como una explosión de emociones negativas que dura unos minutos, y se sienten muy fuerte, pero que después de un tiempo, la persona termina calmándose y pensando de manera más racional. Es por esta razón que, si siente que se está enojando, deje la discusión, no la quiera ganar en ese momento, y sálgase a caminar un rato, o váya a darse un baño, o a ver tele un rato.
* No se enganche y deje que la emoción del enojo disminuya y no permita que siga escalando.
* Ya después cuando esté más relajado evalúe la situación y si juzga que no era tan importante, entonces olvídelo, y si es algo importante, busque otro momento de tranquilidad para platicarlo con la persona que tiene el problema.
- Ansiedad: una preocupación excesiva
Otros de los problemas que se pueden presentar debido a esta pandemia es la ansiedad. Pero antes de presentarse la ansiedad como trastorno, la gente puede experimentar preocupación extra, debido a estos cambios provocados por la pandemia. El quedarse en casa, el tener que salir a trabajar, el no tener trabajo, o el ver gente que se está muriendo, pueden provocar más preocupaciones en las personas que las de costumbre.
La función de la preocupación es que, al percibir posibles amenazas, reales o imaginarias, nos ayuda a prepararnos, a tomar acciones, para manejar las situaciones que se pueden presentar. El preocuparse es algo que le ha permitido al ser humano, por miles de años, a sobrevivir a aquellos problemas que ha podido anticipar debido a estas preocupaciones, pero en las personas de hoy en día, los riesgos ya no son los mismos, no tenemos los mismos peligros de muerte que se tenían hace miles de años, por lo tanto, las preocupaciones pueden terminar afectando a las personas que no las controlan. Preocuparse excesivamente puede llevar a la persona a desarrollar trastornos de ansiedad, los cuales pueden afectar al cuerpo de la misma manera que lo hace el estrés además que afecta el bienestar psicológico de las personas.
Consejos para el manejo de la ansiedad:
* Las recomendaciones para lidiar con la preocupación son las mismas que se hicieron para el estrés. Se recomienda que las personas piensen en lo que les preocupa, lo que perciben como un problema, y tomen las medidas necesarias para poder reducir las preocupaciones. Por ejemplo, si hay preocupación por infectarse al salir al banco, entonces tome todas las medidas que se recomiendan y que hemos mencionado anteriormente, para evitar lo más posible un contagio.
* Hay que procurar que la preocupación nos lleve a actuar para prevenir lo que percibimos como peligro y así nuestras preocupaciones se irán disminuyendo y posiblemente desapareciendo.
- Depresión: La peor cara de la tristeza
Por último, otro de los problemas que podemos experimentar son problemas de depresión. Sin embargo, antes de desarrollar la depresión, las personas empiezan experimentando tristeza. La tristeza es una emoción que es parte de la naturaleza humana y su función es de prepararnos para un cambio que viene debido a una pérdida, real o imaginaria, permitiendo ahorrar fuerzas, pensando en lo sucedido, y nos lleva a cambiar la vida basándonos en nuestra nueva realidad. Cuando experimentamos una pérdida, nuestras vidas tienen que adaptarse a estas nuevas situaciones, lo cual es difícil para mucha gente, ya que los cambios son muy difíciles. Por lo tanto, cuando tenemos estas pérdidas, el cuerpo disminuye su actividad, ahorrando energías, sintiendo esta pérdida, y nos lleva a planear una nueva rutina que no teníamos antes. Una vez que decidamos los cambios, las personas empiezan a salir adelante con estos cambios planeados.
La pérdida puede ser de un ser querido que falleció, pero también puede ser la pérdida del trabajo, la pérdida de la libertad, la pérdida de seguridad, entre otras cosas.
La tristeza hace que un árbol torcido pueda enderezar su tronco y seguir adelante creciendo de la mano de Dios. Personas que experimentan tristeza por un tiempo prolongado pueden desarrollar la depresión, por lo tanto, es importante atender los síntomas desde un inicio.
Consejos para enfrentar la depresión
* Las recomendaciones para manejar la tristeza incluyen algunas de las mencionadas anteriormente.
* Una de las cosas más importantes para manejar la tristeza es no perder la esperanza, por que es posible experimentar la tristeza junto con la esperanza. Aquí como católicos es importante que nos acerquemos a Dios como fuente de esperanza y pedirle, a través de la oración, que nos conceda el regalo de la esperanza para ver estas pérdidas como oportunidades de crecimiento y fortalecimiento espiritual.
* Se recomienda que las personas tristes eviten estar solas por mucho tiempo, y busquen socializar con aquellas personas que aman. Recuerden que Jesús nos dejó una iglesia para vivir en comunidad por que reconoce la fuerza de una comunidad, y en este sentido la comunidad nos puede ayudar bastante en estos momentos de tristeza dándonos apoyo, aconsejándonos, y acompañando en este proceso.
* Por último, la tristeza trae pensamientos repetitivos tristes por lo que se recomienda que se mediten en esos pensamientos, pero también deben buscar distraerse, pensar en otras cosas, sobre todo retomando cosas que disfruta hacer y que hace tiempo que no realiza, aquellas actividades que le levantan el ánimo, para que poco a poco vaya superando estos sentimientos.