La enfermera Bertha Alicia Almanza está agradecida por la inteción de oración del papa Francisco para este mes de abril, que pide rezar por el personal sanitario que atiende a enfermos y ancianos…
Ana María Ibarra
Orar por el personal sanitario que atiende a enfermos y ancianos, es la intención de oración del Papa Francisco para el mes de abril. En esta intención, el pontífice invita a toda la Iglesia Universal a rezar para que estas personas cuenten con el respaldo y el apoyo de los gobiernos, cosa que no en todos los países sucede.
Para compartir un poco del trabajo y el servicio que lleva a cabo el personal sanitario, Presencia comparte el testimonio de Bertha Alicia Almanza quien es auxiliar de enfermería y que lleva más de 25 años cuidando personas de la tercera edad.
Convertida en cuidadora
La necesidad de ofrecer a su padre diabético una atención adecuada y digna, llevó a Bertha a estudiar la carrera de Auxiliar de enfermera y, a pesar de contar con un empleo estable en una empresa maquiladora, con los años adquirió el amor necesario para cuidar y atender a adultos mayores, en su mayoría con trastornos cerebrales, por lo que lleva más de 25 años al cuidado de ancianos.
“Mi trabajo me encantaba. Fui supervisora y jefa de grupo en maquiladoras. Por la necesidad me fui a estudiar e hice mis prácticas en el Hospital Español haciendo de todo y trabajé en un hospital de cirugías plásticas”.
Poco a poco, Bertha, quien es soltera y no tiene hijos, se fue envolviendo en este rol de cuidadora y realizando labor altruista a través de proyectos propios o integrándose con otras personas y dependencias.
“Mi primer compromiso fue en 1995 cuando estuve al cuidado de una persona con Parkinson. He cuidado en su mayoría mujeres, mi atención a hombres ha sido en asilos, pero solo haciendo guardias”.
Labor difícil
Aunque en sus inicios fue complicado poder comprender al adulto mayor, llegó un momento en que comprendió la necesidad de empatía que requieren.
“La primera persona que cuidé me maltrataba, me escupía las pastillas, me tiraba el vaso de agua, hubo momentos en los que lloré mucho, pero no me iba de con ella. Luego comprendí que esa señora había sido maltratada por otra cuidadora”.
Bertha señaló que decidió quedarse y le tomó cariño a esa paciente, y a todas las personas a quienes ha cuidado.
“Al paciente se le llega a querer. Recuerdo una reflexión que dice que el enfermo, no importa si es adulto mayor o no, en su enfermedad su espíritu está decaído y actúa a la defensiva. Entendí que la agresión no era hacia mí y que no es la persona la que actúa, sino la enfermedad y sus acciones muchas veces son involuntarias. Para este trabajo se requiere empatía”, sentenció.
Dijo que si bien no le gusta ver a las personas enfermas, servir al anciano o al enfermo es algo que le llena de satisfacción.
Gobierno no ayuda a cuidar ancianos ni impulsa a cuidadores
En este tiempo, Bertha se ha percatado que no existe, de parte de ninguna esfera de gobierno, un subsidio para apoyar a quienes se dedican al cuidado del adulto mayor, incluso son pocos los recursos destinados al bienestar de esta población.
En entrevista, la cuidadora compartió que ha prestado sus servicios en distintos programas y en asilos, tanto de manera particular con pago de por medio, como de manera voluntaria.
“Del 2005 al 2008 estuve apoyando al adulto mayor en un programa de la Fundación del Empresariado Chihuahuense (FECHAC). Nos daban insumos para prepararles un desayuno nutritivo. En ese lapso, la dirección del DIF de ese entonces llevaba despensa, pero no a todos les daban”, compartió Bertha.
La razón que la dependencia daba al respecto, es que “no todos los asistentes tenían necesidad”.
“Quizá no lo necesitaban, pero para los adultos mayores es necesario el estímulo. En esos años me tocó participar en un programa jesuita, muy bueno, impulsado por Patricia Murguía, para mujeres jóvenes, pero para el adulto mayor siempre ha sido una despensa y nunca la atención emocional”, expuso.
Son discriminados
Compartió que como parte del trabajo que realiza, se ha percatado de que muchos adultos mayores no están jubilados o pensionados, y en la cuestión médica no se les toma en cuenta.
“Hay mucha discriminación al adulto mayor”, lamentó.
Además de la poca atención a las personas mayores, el gobierno tampoco ofrece apoyo alguno para los cuidadores.
“Todas las personas que participamos en algún programa lo hacemos de manera voluntaria. Incluso en las familias con las que he trabajado de manera particular me han ayudado con material necesario para poder dar un buen servicio en mis voluntariados. El gobierno no apoya, al menos no me he dado cuenta de ello”, destacó.
Agradecida por la oración que el Papa Francisco ha impulsado en este mes a través de la Red Mundial de Oración, Bertha quiso motivar a la comunidad a ser más empáticos con el adulto mayor.
“Seamos más empáticos. Demos más tiempo a escuchar y acompañar a nuestros adultos mayores. No se necesita ser enfermera o enfermero para tomarle la mano a un enfermo o a un adulto mayor y escucharlo con paciencia. Es cuestión de humanidad”, motivó.