Diana Adriano
Desde la Catedral de Nuestra Señora de Guadalupe, el obispo de Ciudad Juárez, don José Guadalupe Torres Campos, unido al Papa Francisco, consagró a Rusia y Ucrania al Corazón Inmaculado de María.
Acompañado de los padres Eduardo Hayen, Leonardo García, Jesús Apodaca, Rafael Saldívar, Jesús Ramírez, Pedro Reyes, monseñor Rene Blanco y de los diáconos transitorios, David Hernández y José Farías, el jerarca católico realizó el acto de consagración para pedir la paz entre ambas naciones, el pasado 25 marzo.
Un acto por la paz
Durante la Santa Misa se destacaron las banderas de México y Ucrania las cuales eran llevadas por Javier Donlucas Pelayo, un músico juarense que pudo escapar de los bombardeos de las fuerzas armadas rusas en Ucrania, y regresar a esta frontera hace tres semanas, con su esposa e hijo.
El licenciado en música Javier Donlucas, quien fue criado católico en Ciudad Juárez, estuvo presente en la celebración junto a su hijo Olexander, de tres años.
Regresamos hace unas semanas, mi esposa no pudo venir ya que está trabajando”, compartió Javier a Presencia, previo a la celebración.
Al inicio de la celebración, el obispo don Guadalupe se refirió al invitado especial de esta Misa.
“Muy queridos hermanos, aquí está un mexicano, juarense, que vivía junto a su familia en Ucrania y tuvieron que salir por la situación de peligro. En él, saludamos al pueblo de Ucrania, en un día tan solemne como lo es el día de hoy, pedimos por la paz, por la vida y por toda la humanidad”, compartió el señor obispo refiriéndose a la Fiesta de ese día: La Solemnidad de la Anunciación.
Durante la homilía, monseñor Torres señaló con tristeza los hechos que suceden entre estas dos naciones, los cuales han obligado a que miles de familias huyan a otros países. Por ello, destacó la importancia de recurrir a María.
“¡Qué dolor, qué tristeza las noticias que vemos! Javier, su hijo, su esposa están aquí entre nosotros huyendo de esa realidad que nos golpea, que nos quita la paz y provoca muerte, destrucción, maldad”, añadió el obispo.
Asimismo, compartió: “El Santo Padre ha dicho que ‘Nos hemos dejado envolver por la indiferencia y paralizar por el egoísmo’…por eso es la consagración al Corazón Inmaculado puro de nuestra Madre María: para recobrar la senda de la paz y el respeto de unos hacia otros”, expuso.
Momento de la consagración
Como se sabe, junto al Santo Padre, ese mismo día todos los obispos del mundo imploraron a la Virgen María el don de la paz para todos los pueblos de la tierra. Por ello, casi al final de la Santa Misa, el obispo bajó del presbiterio junto a los presbíteros, para presentarse a los pies de la Virgen María, en su advocación de Guadalupe colocada en la Catedral.
Así, en el marco de la Solemnidad de la Anunciación de María, se leyó la oración de consagración de Rusia y Ucrania al Inmaculado Corazón de María, promulgada por el Papa.
A la oración se unió Javier Donlucas y su hijo, quienes, en un gesto de fe, colocaron una ofrenda floral a la Virgen de Guadalupe.
“…Por eso, Madre de Dios y nuestra, nosotros solemnemente encomendamos y consagramos a tu Corazón inmaculado nuestras personas, la Iglesia y la humanidad entera, de manera especial Rusia y Ucrania. Acoge este acto nuestro que realizamos con confianza y amor, haz que cese la guerra, provee al mundo de paz”, se escuchó durante la oración.
“Es muy importante esta iniciativa del Papa Francisco, ya que es consciente de que Rusia está atacando al pueblo ucraniano. Me refleja que como católicos debemos hacer conciencia de esta guerra y seguir orando para que todo termine…debemos intensificar la oración por nuestros amigos, nuestra familia y miles de personas que aún siguen en medio de todo este conflicto”.
Javier Donlucas/ juarense que huyó de Ucrania por la Guerra
Fragmento de la oración de Consagración
En esta hora oscura, ven a socorrernos y consolarnos…Ponemos nuestra confianza en ti. Estamos seguros de que tú, sobre todo en estos momentos de prueba, no desprecias nuestras súplicas y acudes en nuestro auxilio.
El pueblo ucraniano y el pueblo ruso, que te veneran con amor, recurren a ti, mientras tu Corazón palpita por ellos y por todos los pueblos diezmados a causa de la guerra, el hambre, las injusticias y la miseria.
Por eso, Madre de Dios y nuestra, nosotros solemnemente encomendamos y consagramos a tu Corazón inmaculado nuestras personas, la Iglesia y la humanidad entera, de manera especial Rusia y Ucrania.