Diana Laura Mtz Adriano
La “cultura de lo provisorio”, el relativismo y la “dictadura del dinero” han provocado una indiferencia generalizada de los jóvenes hacia la vida consagrada, pero incluso hacia el hecho de tener una inquietud vocacional y seguirla.
Así lo consideró el sacerdote Gregorio López, Misionero de la Natividad de María, vicario de la Vida Consagrada en la diócesis local, quien respondió a una entrevista de Periódico Presencia, con motivo de la celebración de la Jornada Mundial de la Vida Consagrada, que se conmemora el 2 de febrero.
Aquí las respuestas del sacerdote, quien busca siempre contagiar a los jóvenes de la alegría del Evangelio.
¿Cuál es la situación de la Vida consagrada en nuestra diócesis?
Tenemos 32 congregaciones religiosas en nuestra Diócesis, 23 femeninas y 9 masculinas , 159 hermanas y 29 varones entre ellos los que somos sacerdotes.
¿Cómo Se observa la respuesta de las muchachas (os) al llamado a la vida consagrada?
Sé que en las jornadas vocacionales se han acercado varias chicas con la inquietud y algunas ya están en ese proceso de acompañamiento, mientras otras aún siguen dudando en ingresar, pues saben que es un gran compromiso y por eso se toman el tiempo de tomar la decisión.
¿Es correcta la idea que hay un declive en el número de vocaciones a nivel mundial y local?
Sin duda que han disminuido las vocaciones religiosas en los últimos años, simplemente en mis tiempos entramos 50 jóvenes y de esos 50, sólo nos ordenamos cinco, pero cada vez entran menos. Y es importante poner más atención en los candidatos y candidatas, pues el Papa Francisco así lo ha pedido.
¿Qué influye en una joven para que quiera unirse a alguna congregación?
El testimonio arrastra muchísimo en casi todos los casos, pues casi siempre es otra persona la que motiva con sus palabras y con su vida. Por este motivo es importante que el que se sienta llamado tiene que estar lleno de felicidad y con esa felicidad responder positivamente. No se vale ver a un hermano sin la felicidad que irradia su respuesta a esta hermosa vocación.
El carisma que cada congregación ofrece a la Iglesia también es importante. Sabemos que hay hermanas que se dedican a la educación, a atender enfermos y niños, a atender a los sacerdotes y seminaristas y otras cuya misión en la Iglesia es orar por ustedes, los fieles y sus familias. Es ahí donde descubren qué es lo que les hace feliz y lo que Dios les pide para entregar su vida por los demás.
¿Cómo se observa este declive en las congregaciones?
No hay un factor en especial pues se tiene que tener un buen programa de promoción vocacional en cada congregación y que todos nos comprometamos en la diócesis a promoverla. Tenemos un obispo que aprecia, valora y apoya mucho a la vida consagrada, así que es un compromiso de todos.
De acuerdo a experiencias en México o en otras partes del mundo, ¿Cuáles diría usted que son los rasgos de las congregaciones más exitosas en la actualidad?
Quizá podría decir que son las que se promueven más en los nuevos medios de comunicación, pues ahí es donde están los jóvenes y las señoritas. Aunque podría decir que también aquellas que destacan por alguna labor social. Todas son inspiradas por el Espíritu Santo, así que la invitación es que todas las congregaciones nos unamos a promover y defender la vida consagrada en todas sus formas.
¿Cómo se debe actuar al momento de que una joven tiene una inquietud vocacional?
Que le platique a su párroco o sacerdote de confianza, para que pueda llevar un acompañamiento o con una religiosa para que la acompañe. Claro cada hermana va a querer que se integre a su congregación, pero todos siempre tenemos que estar abiertos a ir guiando a la persona a lo que Dios diga, sabiendo cual es el camino que quiere.
¿Cómo católicos qué debemos hacer para seguir animando a tener más vocaciones a la vida consagrada?
Sin duda tres cosas muy importantes;
1.- En las familias tenemos que promover las vocaciones a la vida consagrada, es decir, preguntarle a tu hijo o hija que si no le gustaría ser religiosa, religioso o sacerdote. Tenemos que ayudar en la familia a promover las vocaciones. Muchas familias sólo dicen “no te gustaría ser médico, maestro, contador”, pero no promueven las vocaciones a la vida consagrada.
2.- La recepción de todos los sacramentos en tiempo y forma, la asistencia en familia a la misa dominical, el confesarnos periódicamente, el acercarnos más a nuestra parroquia.
3.- Orar por las vocaciones, por los que están en proceso de formación y los que hicieron profesión perpetua o votos solemnes, sus oraciones nos ayudan, nos anima