La fortaleza y la sabiduría han sacado adelante a estas dos mujeres que hoy, Solemnidad de Pentecostés, comparten su testimonio sonbre la actuación del Espíritu Santo en sus vidas.
Ana María Ibarra/ primera parte
A través del ministerio de intercesión, Laura Herrera ha fortalecido las necesidades de las personas en momentos difíciles. Como integrante del Movimiento de Renovación regularmente se encuentra ante el Santísimo orando por el equipo diocesano y los participantes de congresos.
El año pasado, con el fallecimiento de su marido, Laura vivió en su persona la actuación del Espíritu Santo a través del don de la fortaleza que le ha ayudado a salir adelante.
Tragedia familiar
Desde los quince años de edad, Laura se integró al Movimiento de la Renovación Carismática Católica, en el que lleva 32 años sirviendo a Dios.
Actualmente es parte del equipo diocesano y coordina el Ministerio de Intercesión. Durante este tiempo, el Espíritu Santo ha derramado sus dones sobre ella y los ha experimentado de distintas maneras.
Específicamente habló del don de la Fortaleza, que experimentó con más fuerza hace poco más de un año, cuando falleció su esposo a causa de Covid19.
“El 23 de marzo mi esposo salió positivo a Covid19. Uno de mis hijos salió primero positivo y de ahí empezamos todos con síntomas. El 5 de abril mi esposo fue internado. El 27 de abril lo entuban. Todo ese proceso fue altas y bajas. Falleció el 29 de abril”.
En ese tiempo incierto, pero con la esperanza de que su marido saliera con bien de la enfermedad, Laura experimentó la fortaleza a través de la oración personal y familiar.
“Mi hijo era el encargado de ir al parte médico todos los días y muchas veces salió corriendo al Sagrario para pedir por su papá. La oración fue una parte fundamental, fue lo que nos sostuvo”, resaltó.
El apoyo espiritual, la intercesión de sus hermanos de comunidad y la familia, fueron parte del abrazo fortalecedor de Dios para Laura y sus hijos.
No “tirar la toalla”
Desde el primer día del fallecimiento de su esposo hasta el día de hoy han sido momentos muy difíciles para Laura.
“Perder a mi esposo, mi pareja de 29 años, no es fácil. Al principio le reclamé a Dios. ¿Por qué él? pero sé que Dios sabe, Él nunca se equivoca y ha estado conmigo desde ese momento. Nunca me ha fallado ni me ha faltado nada, sobre todo la presencia de Dios”.
Aunque reconoce que ha habido caídas y luchas, Laura está consciente de que Dios está con ella, de manera específica a través del cariño de sus hermanos de comunidad y su oración arropándolos.
Laura reconoció que tuvo momentos en que sentía el impulso de que “tirar la toalla” pero la presencia de Dios la hizo fuerte.
“Siempre venía el pensamiento de que, sí con Dios es difícil, sin Dios lo es más. Eso ha sido mi bandera durante todo este proceso de lucha, de adaptarme a la viudez como una nueva etapa de mi vidam y a la orfandad de mis cuatro hijos”, expresó.
“El Espíritu Santo ha estado fortaleciéndome, invitándome a estar a los pies del Señor”, añadió quien tras lo sucedido ha intensficado su oración personal y las visitas al Santísimo.
“Sobre todo, yo que soy intercesora, me siento invitada a ofrecer este sufrimiento propio por las situaciones que estamos viviendo en el mundo. Tengo algo que ofrecerle a Dios por los demás y es unir mi dolor al dolor de la Cruz”, expresó.
Signos pequeños
Laura explicó que a diferencia de lo que las personas puedan pensar, los dones no se hacen presentes como algo mágico o extraordinario, sino son signos pequeños en los que Dios actúa.
“Cuando platicaba con mi esposo le decía que yo tenía que irme primero, de lo contrario no sabría qué hacer. Sin embargo, los planes de Dios fueron otros. Los dones no se manifiestan, necesariamente, con milagros grandes, es en la vida diaria donde el Espíritu Santo se hace presente, solo hay que tener los ojos espirituales abiertos para descubrirlo”.
En esta fiesta de Pentecostés, Laura invitó a la comunidad a no cansarse de pedir Espíritu Santo y pedirle sus dones.
En Frase…
“Pidamos al Espíritu Santo constantemente que venga en nuestro auxilio, aunque parezca que no viene, Él está obrando en nosotros grandes proezas. Démonos tiempo de leer y conocerlo, de abrirnos a su acción santificante y nos sorprenderemos de lo que hace en nosotros”. Laura