Festejaron su día en medio del confinamiento, pero también con el apoyo de sus maestros
Ana María Ibarra
El domingo 23 de mayo se celebró el Día del Estudiante, y en este año de pandemia los alumnos no la han pasado fácil. Desde la educación secundaria hasta la universidad, ellos han lidiado con el confinamiento y las clases en línea, pero han tenido a sus maestros que los han acompañado a la distancia y, en otros casos, han realizado actividades para que el encierro no les afecte demasiado.
Ambiente difícil
Percibir a sus alumnos sumergidos en un combate emocional en este tiempo de pandemia llevó a la maestra Grecia Yamilet Piña a innovar maneras de estar cerca de ellos y motivarlos a continuar con sus estudios sin perder la esperanza de que en un tiempo no muy lejano vuelvan a encontrarse en las aulas.
Grecia es maestra de secundaria en el Centro Educativo Multicultural Yermo y Parres, impartiendo clases de ciencia y educación en la fe. Con 25 años de edad, al llegar la pandemia ella se encontraba recién ingresada como maestra en dicho instituto.
“La secundaria se maneja por trimestre y en el primer trimestre de pandemia los muchachos participaban en clase, entregaban a tiempo sus trabajos, se notaba su motivación para trabajar. En el segundo trimestre se notó el bajón de ánimo”, recuerda.
Señala que esta situación se hizo más notoria en los jóvenes más responsables y participativos. “Dejaron de conectarse a las clases con pretextos de mal funcionamiento del internet y la plataforma. A cada momento, en la clase, hacían comentarios de querer regresar a clases y quizá esperaban que les dijera que ya pronto, pero no ha sido así”, lamentó.
La maestra Piña quería hacer algo más por ellos, además de las tareas que deben entregar, ya que sabía que el ambiente familiar era difícil.
“Me veía limitada en algunas cosas, pero dentro de mis clases busco realizar actividades para motivarlos. La atención socioemocional también es importante. En este último trimestre que estamos pasando los chicos ya quieren salir de vacaciones, ya están cansados y se ven más desanimados, aburridos de tomar las clases de esta manera”, cuenta.
Más ayuda
Con la esperanza de que pronto puedan volver a las aulas, la joven maestra dice que no podía únicamente ofrecer los conocimientos que le marca el calendario académico, por lo que optó por ayudar a sus alumnos a tomar sentido a la educación.
“No soy la única docente que trabaja en este aspecto, todos hemos recibido capacitación en base a lo socioemocional porque es necesario en este tiempo de pandemia. Como asesora de grupo trabajo con ellos en distintas actividades, estoy en comunicación los padres de familia, disponible para cuando me necesitan”, afirma.
Su disposición no tiene horarios ni lugar. Acude al plantel cuando es necesario atender a algún padre de familia en temas relacionados con los alumnos y de igual manera los recibe en su casa.
“Hablo con los alumnos para motivarlos. Me he ganado su confianza y mi celular no deja de sonar. Me he adaptado a sus necesidades para estar presente con ellos”, dice.
Algunas de las actividades que la maestra realiza consisten en ver una película, hacer una pijamada virtual fuera del horario de clases o tener una hora para compartir experiencias. “Esto se hace fuera de clases para que no sólo sea estudiar y entrega de trabajos, sino para una mejor salud emocional”.
Hablarles desde la fe
Dentro del compartir de experiencias, algunos de sus alumnos han comentado que en sus familias ha habido algunos contagios, además de casos de violencia interna.
“Nos hemos dado cuenta al momento en que no entregan algún trabajo, los papás los regañan muy fuerte, no son muchos, pero es algo importante a tomar en cuenta y motivar a que realicen sus trabajos, la idea es no darles mucho trabajo a los papás”, señala.
Como maestra de educación en la fe, Grecia quien atiende grupos de 35 a 40 alumnos, dice que es importante hablarles de la fe a los chicos para que tengan un encuentro con Cristo. “No es hablarles de religión, sino presentarles a Jesús. Es difícil todo lo que están pasando, pero es buena etapa para hacerles llegar el mensaje de que hay algo mejor de lo que el mundo les ofrece. El testimonio es necesario y busco que se note en mi persona”.
Ser maestra de adolescentes –asegura– es una gran experiencia ya que puede acercarse a los chicos y ganarse su confianza.
“Puedo compartir con mis alumnos temas de videojuegos, canciones, series. Tengo la facilidad de comunicarme con ellos y ganarme su confianza, así se puede lograr mejores aprendizajes. No se fuerza nada, sino que se hace por convicción, tanto de mi labor para poder llegar a ellos y que ellos puedan responder”, expresa.
La maestra deja como mensaje el seguir a Dios y pedirle por estos tiempos que se viven. “Debemos vivir cada momento, aunque se torne difícil. La mayoría de los docentes hacemos el mejor trabajo para sacar adelante la escuela virtual, estamos esperanzados de que nos vamos a volver a encontrar en el aula presencial”.