Diana Adriano
Desde que era niña, a Clementina le gustaba mucho rezar el rosario. Tenía una tía que lo rezaba frecuentemente, y se le hacía increíble cómo podía decir las letanías de memoria. Por eso le pidió enseñarle a rezarlo, y aunque eso no fue posible debido a que la tía falleció, Clementina fijó ese deseo en su corazón.
Años después, la entrevistada (quien pidió resguardar su identidad) conoció a unos misioneros que visitaron su casa y le enseñaron a rezar el rosario correctamente.
“Comprendiendo su importancia, empezó mi verdadera devoción, pues supe que la Virgen María guía siempre hacia su Hijo Jesús, y a Dios, que es a donde debemos aspirar” expuso.
Para Clementina, rezar el rosario es algo muy sencillo, pero a la vez sumamente poderoso. “Cada Ave María son palabras bíblicas, y cada una es como una rosa que le ofrecemos a nuestra Madre Santísima”, expuso.
Petición especial
Por eso, no ceja en su misión de pedir la intercesión de María, para lograr la conversión de su hija, quien, de pronto se ha visto apartada del camino de Dios.
“Mi petición más grande a la Virgen es la conversión de mi hija. Ha sido un camino largo, a veces doloroso, pero lleno de esperanza. A través del Santo Rosario he visto muchos cambios en ella: su corazón se ha ido ablandando, ha tenido sueños en los que la Virgen le muestra su presencia y le recuerda que no se suelte de sus manos”, compartió la entrevistada.
Dijo que la Virgen siempre le ha mostrado “que escucha, que intercede, que no abandona”.
Y para muestra, un botón:
En 2023 ambas realizaron una peregrinación a Medjugorje, un viaje que marcó un antes y un después.
“Mi hija había soñado que comulgaba, y tiempo después, estando en Medjugorje, se confesó y recibió la Eucaristía. Fue como ver cumplido lo que la Virgen ya le había anunciado en sueños. Fue un milagro de amor y fe”, dijo Clementina.
Hoy, la mujer, quien forma parte de la Misión Por el Amor de Dios en Todo el Mundo -que promueve la oración del Santo Rosario en cenáculos parroquiales, virtuales y presenciales-. continúa rezando con la misma esperanza y confianza en que su hija seguirá a Dios.
“El Rosario me ha enseñado a no rendirme, a esperar siempre en Dios”, manifestó.
“El Rosario da paz y es sanación. No solo se reza por uno mismo, sino por las necesidades del mundo entero. Pero hay que hacerlo con fe y paciencia, dejando que se cumpla la voluntad de Dios”, afirmó para invitar a los fieles a unirse a esta práctica, especialmente durante el mes de octubre.
Para quienes deseen integrarse a los cenáculos de la Misión por el amor de Dios en todo el Mundo o formar uno nuevo, pueden comunicarse directamente a la parroquia de Todos los Santos 656 625- 5771.