Ana María Ibarra
Un nuevo templo para vivir la fe y la evangelización fue dedicado y consagrado a la intercesión de San Juan XXIII. Cientos de fieles fueron testigos de este acontecimiento al participar en la Eucaristía de dedicación el pasado lunes 15 de diciembre.
Un rito solemne y emotivo atestiguaron los asistentes a la celebración, en la que el templo fue nombrado rectoría de la parroquia Todos los Santos.
Mientras los fieles esperaban en el interior del templo, el obispo diocesano, don J. Guadalupe Torres Campos, golpeó la puerta con el báculo del Buen Pastor como signo de invitación al pueblo de Dios a entrar por las puertas del Señor.
El secretario canciller, padre Víctor Manuel Vega Ortega, leyó el decreto de erección de la rectoría San Juan XXIII, el cual “servirá para la celebración de la Sagrada Eucaristía y la administración de los sacramentos”, dice el decreto.
Dada la necesidad de un administrador para la nueva rectoría, el obispo nombró al padre Guillermo Sías Burciaga como rector, teniendo como cooperador adjunto al padre Roberto Luna.
Y como parte de la comunidad de Todos los Santos, se anunció que el templo pertenecerá al decanato La Sagrada Familia.
Después de la lectura de erección y de los nombramientos, monseñor Torres bendijo agua para hacer la aspersión sobre los fieles y el templo, ayudado por los diáconos, quienes recorrieron el recinto rociando agua bendita sobre los muros y la comunidad.
El obispo entregó la Palabra de Dios a los proclamadores, quienes se dirigieron al ambón para llevar a cabo la liturgia de la Palabra.
Contentos y agradecidos
Antes de iniciar con su homilía, don Guadalupe agradeció a la familia Zaragoza y al arquitecto responsable de la construcción del templo. Juan Leonardo De la Hoya Villa. “Todo el templo nos indica el camino, vamos como Iglesia, como comunidad, al encuentro del Señor y dedicamos este hermoso templo a San Juan XXIII”, dijo el obispo.
Invitó a la comunidad a tener actitud de escucha, con los sentidos bien atentos para reconocer cuál es el proyecto de Dios de manera personal, como diócesis, y como comunidad de San Juan XXIII.
“Es importante escucharnos y escuchar a Dios. Estar atentos, con fe, disponibles a que la Palabra de Dios se proclame y a escucharla. Hacer vida la Palabra como aquel que construye sobre roca. Hemos construido este templo sobre Cristo, cabeza, y todos, íntimamente unidos en Cristo”, expresó.
Resaltó que el templo ha sido construido para celebrar la fe y tener un encuentro sagrado con Cristo y en comunidad, viviendo en la fuerza del Espíritu Santo.
“Estamos contentos por esta bella iglesia, agradecidos con Dios y con la familia Zaragoza. Nuestro compromiso es mantenernos unidos, ofrecernos a Dios, corresponderle al Señor con fe, caridad y misericordia en la esperanza. Sigamos construyendo nuestro templo”, invitó.
Después del Credo, el obispo y el pueblo de Dios entonaron el canto de las letanías de los santos.
Rito solemne
Un momento emotivo se vivió en la celebración cuando el obispo hizo una oración y enseguida esparció el Santo Crisma sobre el altar.
Mientras el obispo ungía con sus manos el altar, los sacerdotes Omar Gutiérrez y Armando Benavides, untaron de aceite los signos que se encontraban en algunos de los muros en los laterales del templo.
Por su parte, el padre Guillermo Sías hizo lo mismo con los muros del pasillo central.
Acto seguido, se encendió el incienso en el altar y los diáconos incensaron los muros y a los fieles, mientras el obispo incensaba el altar.
Un grupo de religiosas Oblatas de Santa Marta limpiaron el altar con lienzos blancos, y luego este fue revestido.
Algunos servidores colocaron flores y cirios, encendidos luego con el Cirio pascual, al igual que las pequeñas candelas que se encontraban en los muros y pasillos.
El pan y el vino fueron presentados y de esta manera se continuó con la celebración.
Al concluir el momento de la Comunión, el pueblo se arrodilló mientras el obispo incensaba el Santísimo Sacramento para enseguida reservarlo en el Sagrario, que también incensó.
Monseñor Torres Campos entregó las llaves de Sagrario al padre Guillermo y al padre Roberto, como guardianes del mismo.
El padre Víctor Vega, secretario canciller, leyó el decreto de dedicación del templo de San Juan XXIII y el obispo indicó que posteriormente se citará un grupo de fieles y servidores para firmar el decreto como testigos.
Nombrados misioneros
Para concluir la celebración el obispo invitó a la comunidad a trabajar en lo pastoral y en lo espiritual.
“Somos testigos de esta dedicación. Los exhorto a que llenemos este templo. Los nombro misioneros para vayan y toquen corazones”, animó.
Por su parte el padre Guillermo también dedicó palabras de agradecimiento.
“Quiero agradecer a Dios y a nuestra Madre, Reina del cielo, a don Tomás y su familia que hayan hecho posible este bello recinto. Agradecer al señor obispo y a todos los presentes. Agradezco su confianza, a mis hermanos sacerdotes, a la comunidad San Juan XXIII, al equipo de trabajo, y quiero pedirle a Dios que su corazón y mi corazón, en el trascurso del caminar, se torne bello como este lugar. Que sea un lugar de abrazo de Dios bajo la custodia San Juan XXIII”, expresó el padre Guillermo Sías.
El rector del templo informó que a partir del martes 17 de diciembre se celebrará la Eucaristía diaria a las 7:00 de la mañana y a las 7:00 de la tarde.