El Padre Marcelino Delfín comparte en qué consiste la hermosa costumbre de llevar los niños al templo para presentarlos ante Nuestro Señor, así como llevar a bendecir figuras del Niño Jesús.
Diana Adriano
Una de las tradiciones más significativas de este tiempo, es que cada 2 de febrero fieles católicos presentan al niño Dios en el templo, arropándolo con diferentes prendas y colores.
Sin embargo, pocos buscan entender el motivo de esta Fiesta de la Presentación del Niño Jesús en el templo.
El padre Marcelino Delfín, párroco de San José de Lomas, y coordinador de la Comisión diocesna de Liturgia, explicó la importancia de celebrar y entender este misterio sencillo y a la vez solemne, en el que la Santa Iglesia celebra a Cristo.
Fiesta especial
“La Presentación de Jesús al templo es una fiesta cristológica, con un sentido también mariológico, pues se desarrolla el rito de la presentación del Hijo, una vez cumplido el tiempo de la purificación de la Madre, a través del recogimiento y la oración, a los cuarenta días que hubiese dado a luz”.
Explicó que la luz de Navidad se vuelve a poner de relieve a los 40 días, con la profecía de Simeón. Esto, antes de iniciar la Cuaresma, otros 40 días antes de la Pascua de la Resurrección, compartió el presbítero.
Asimismo citó el Directorio sobre la Piedad Popular y Liturgia, que en el número 122 dice: “En algunas Iglesias locales se valoran de modo especial algunos elementos del relato evangélico de la fiesta de la Presentación del Señor (Lc 2,22-40), como la obediencia de José y María a la Ley del Señor, la pobreza de los santos esposos, la condición virginal de la Madre de Jesús, lo que ha aconsejado convertir, también, el 2 de febrero en la fiesta de los que se dedican al servicio del Señor y de los hermanos, en las diversas formas de vida consagrada”.
Su importancia
El padre Marcelino citó el número 123 del Directorio sobre la Piedad Popular y Liturgia.
“La fiesta del 2 de febrero conserva un carácter popular. Sin embargo, es necesario que responda verdaderamente al sentido auténtico de la fiesta. No resultaría adecuado que la piedad popular, al celebrar la Presentación del Señor, se olvidase el contenido cristológico, que es el fundamental, para quedarse casi exclusivamente en los aspectos mariológicos; el hecho de que deba «ser considerada …como memoria simultánea del Hijo y de la Madre» no autoriza semejante cambio de la perspectiva; las velas, conservadas en los hogares, deben ser para los fieles un signo de Cristo «Luz del mundo» y por lo tanto, un motivo para expresar la fe.
Bendición de figuras
De acuerdo con el padre Marcelino, la bendición de las imágenes antes de la misa y la procesión con las velas encendidas, en la fiesta que también ha sido llamada como “Día de la Candelaria” -por las candelas- son rasgos de la celebración actual.
“El misal romano ha mantenido estas costumbres, pero es adecuado que, en este día, al escuchar el cántico de Simeón en el evangelio, aclamemos a Cristo como ‘luz para iluminar a las naciones y para dar gloria a tu pueblo, Israel’”, señaló.
Cómo bendecir imágenes del Niño Dios
El sacerdote liturgista explicó que que es una tradición muy particular el hecho de cambiar de ropa la imagen del Niño Dios para llevarlo a bendecir al templo.
Recordó que algunos ponen a la imagen vestimentas de su preferencias y así se pueden ver niños Jesús vestidos de ángeles, futbolistas, mariachis, indígenas, o de algún santo en particular.
“Lo cierto es que si queremos aprovechar realmente esta fiesta de la presentación del Niño Jesús en el templo, no debemos desvirtuarla. Lo más correcto es llevar la imagen con un atuendo del propio Niño Jesús, como la tradición lo indica”, destacó.
Niños de 3 años
Por otra parte, la tradición que se realiza en México de llevar a presentar y bendecir a un niño cuando cumple tres años de edad, se vincula con la Fiesta de la Presentación de Jesús en el templo a los 40 días, para consagrarlo y a la vez hacer ofrendas por la purificación de María.
Se hizo costumbre que los padres de familia hicieran lo mismo que María y José, aunque en aquel entonces se hacía a los cuarenta días después del nacimiento de los hijos, y no a los tres años, como sucede ahora.
El padre Marcelino explicó que este acto tiene como sentido reforzar el papel de la familia en las enseñanzas religiosas de los menores.
“Presentémonos, pues, como Jesús y con Jesús, especialmente la persona que se sienta indigna o lejos del Señor, o agobiada por los problemas y adversidades, pues Jesús nos rescata y lleva consigo”, dijo
El padre Marcelino también pidió que en esta Fiesta del 2 de febrero, se haga oracion por
las personas de la Vida Consagrada, religiosas o religiosos, que en este día renuevan la sus promesas a Dios y a la Iglesia”.