Cinco jóvenes fueron configurados con Cristo en el diaconado, para estar al servicio de la Palabra, del Altar y de la comunidad…
Diana Adriano
La Iglesia diocesana también se engalanó el pasado 10 de septiembre con la ordenación de los ministros Abraham Betancourt Betancourt, César Alejandro Solís Suárez, Eliezel Martínez Medrano, Daniel Francisco Samaniego Gallegos y Luis Carlos Zúñiga García, quienes fueron consagrados diáconos transitorios en camino a su ordenación sacerdotal.
Con un corazón dispuesto, los nuevos diáconos se preocuparon por responder al llamado de Dios en sus vidas, y hoy tienen la misión de desplegar toda su creatividad en el servicio pastoral.
Con una gran asistencia de amigos y familiares, la celebración se llevó a cabo en la Catedral de Nuestra Señora de Guadalupe, pero también otros feligreses, desde sus hogares, pudieron atestiguar tan importante momento por medio de la transmisión en vivo en las redes sociales de la diócesis.
Llenos de ilusión
Antes de ser presentados en el altar, uno por uno, los candidatos al diaconado fueron llamados y mientras pasaron por el pasillo de la Iglesia, fueron bendecidos por sus propias familias.
El obispo J. Guadalupe Torres Campos invitó a los jóvenes ministros a ser instrumentos dóciles y fecundos del amor y la sabiduría de Dios en la diócesis.
Y agregó: “Todos estamos invitados a configurar nuestra vida en la Cruz de Cristo, que se entregó y nos amó al extremo. Así la vida del cristiano del obispo, del presbítero y del diácono. Hermanos, este don que el Señor les regala, vívanlo a plenitud”.
De la misma forma, recordó que la ordenación diaconal configura a los jóvenes, de manera profunda y para siempre, al servicio de la Palabra, del altar y de la comunidad personificada en los más pobres.
Fueron revestidos
Después de recibir la imposición de manos de parte del obispo como nuevos diáconos de la Iglesia Universal, otro de los momentos más solemnes es el que vivieron los ordenados en la letanía de los santos, al permanecer postrados en el suelo, gesto con el cual muestran su plena confianza en la misericordia de Dios.
Acto seguido, los nuevos consagrados fueron revestidos con las vestiduras propias de un diácono, apoyados de sus papás y padrinos.
Como nuevos diáconos transitorios, Abraham, Eliezel, César, Luis Carlos y Daniel son puestos al servicio de Dios y de la Iglesia, con la misión de santificar, guiar y enseñar al pueblo de Dios.
Padres orgullosos, impulso a su vocación
“Sentimos alegría. Estamos muy agradecidos con Dios por esta bendición inmerecida. Nosotros no nos lo imaginábamos, pero desde los 8 años lo hemos visto entregado a Dios y nos alegra que haya llegado este día de entrega total”
Jesús Samaniego e Imelda Gallegos, padres de Daniel
“Me siento muy contenta, y le deseo a mi hijo que cada día de su vida sea un reflejo de Cristo. Al verlo crecer jamás pensé que esta sería su vocación, pero estoy agradecida con Dios por ello. Lo veo contentísimo, y como madre me hace sentir orgullosa”
Emma Delia Medrano, mamá de Eliezel
“Nunca me lo imagine… hubo una plática que él nos hizo cuando era chiquito, y dijo que quería ser sacerdote, pero no lo tomamos muy en serio hasta que fue mayor. Gracias a Dios está logrando su propósito. Él se siente muy a gusto y tranquilo, y gracias a Dios va saliendo adelante.
Francisco Zúñiga Alfaro, papá de Luis Carlos
“Me siento feliz y con una emoción inmensa. Es un gran regalo que Dios me ha dado. Desde que era muy pequeño le dije a mi hijo que yo estaré con él en todas las decisiones que tome. Y si Dios lo llamó, aquí estaré con él”
Elda Betancourt Betancourt, mamá de Abraham
“Estamos muy orgullosos y agradecidos porque César ha puesto mucho esfuerzo en su camino vocacional y hoy está aquí. Sabemos que aún hay un camino por recorrer, pero estamos con él. Esperamos que sea un buen ejemplo para todos los creyentes y siempre demuestre su amor hacia el prójimo y el necesitado”
Obdulio Carrillo y Mónica Suárez, padres de César