Ana María Ibarra
Aunque la discapacidad, más que una enfermedad es una limitación física o intelectual, una persona con discapacidad requiere de los cuidados de familiares y profesionistas.
Al ser un padecimiento permanente, el cansancio y desgaste se hace presente en los cuidadores, tal es el caso de los hermanos de Jesús Esquivel, quien nació a los seis meses de gestación con una parálisis cerebral, lo que impidió su desarrollo manteniéndolo en una silla de ruedas.
Dificultades… y ayuda
Jesús quedó al cuidado de sus hermanos al morir sus padres, lo que ha sido un cambio radical para todos.
“Una de las dificultades es encontrar a una persona a quien pagarle para que nos apoye a cuidarlo en lo más elemental, que es darle de comer y sus necesidades básicas. Si es difícil encargar a una persona sin discapacidad, ahora con una situación de cargarlo y atenderlo es aún más difícil”, compartió Lizeth, hermana de Jesús.
Durante cinco años, Chuy, como le dicen de cariño, estuvo patrocinado en El Manantial Hogar para recibir terapias, sin embargo, ahora sus hermanos deben pagar por las terapias y cuidado.
“Es muy costoso, por lo que empezamos a dar prioridad a su alimentación”, agregó Lizeth, quien se organiza con su otro hermano para los cuidados de Chuy.
“Chuy vive los fines de semana con mi hermano, así era cuando estaba en El Manantial. A inicio de la pandemia, fue distinto. Me levantaba a las cinco de la mañana para ir por Chuy a casa de mi hermano mayor, bañarlo, llevarlo a casa de una amiga que nos abrió las puertas y poder irme a mi trabajo esto fue diario”, compartió.
Agregó que, de diciembre a la fecha, otra de sus amistades cuida a Chuy de lunes a viernes.
Jóvenes a la deriva
Chuy, dijo Lizeth, no padece de sus facultades mentales, su discapacidad es no poder caminar por lo que sabe utilizar un celular y hablar en caso de una emergencia. “Hay chicos con autismo que si se quedan solitos es verdaderamente una bomba de tiempo. En otros casos la mamá se tiene que ir a trabajar y deja a su hijo encerrado porque no tiene a nadie que las pueda apoyar con el cuidado”, relató.
Y agregó: “Desearía que existieran obras como el ARCA Internacional…tengo entendido que está en Querétaro y si la familia directa faltara, la organización los acoge”.
Lizeth compartió que Chuy se encuentra muy afectado. Por un lado, la falta de sus terapias lo mantienen rígido y, por otra parte, se ha visto afectado psicológicamente.
“Él no logra entender o no quiere aceptar el encierro y nos hace berrinches para que lo saquemos a pasear, a convivir. Siempre ha sido sociable”.
Agradecida con El Manantial y la madre Maricarmen por los cinco años que estuvo Chuy en la asociación, Lizeth lamenta que la pandemia haya obligado el cierre quedando las familias y los chicos a la deriva.
“Esta es la situación que vivimos a diario muchas familias que quedamos desprotegidas a partir que se cerró El Manantial por la pandemia”, lamentó.