Previo a iniciar una nueva etapa de formación, alumnos del Seminario Conciliar de Ciudad Juárez vivieron, por grupos, su retiro de ejercicios espirituales en distintas sedes y con diferentes metodologías.
Ana María Ibarra
Seminaristas del grupo de tercero de filosofía, que cierra su etapa de discipulado, vivieron una semana de ejercicios espirituales ignacianos acompañados por el sacerdote jesuita Salvador Ramírez, procedente de Guadalajara.
Discernimiento ignaciano
Una gran experiencia de reflexión y discernimiento, fue para los jóvenes esa semana de ejercicios espirituales ignacianos. Así lo compartieron algunos de ellos.
“La experiencia es grandísima. Fue un tiempo de reflexión, de detenerse en el mundo y el ritmo que lleva para reflexionar y escuchar la voz de Dios, esto siempre es una experiencia muy grande”, dijo Patricio Chávez, estudiante de esta etapa.
“Me llevo de fruto una mejor relación con Dios. En el camino a veces se va perdiendo el ímpetu con el que empieza uno y los ejercicios son regresar a ese primer amor, a esa primera experiencia y reconocer que el estar aquí es porque hay algo que hacer”, agregó.
Por su parte, Jorge Aguirre, dijo haber vivido un momento gratificante.
“Fueron días de mucho fruto para mi persona, de mucho discernimiento, contemplación y momentos donde me pude encontrar con Jesús cara a cara”, expuso.
Parafraseando a San Agustín: “mis deseos son mi oración”, Jorge señaló que durante esa semana sus deseos realmente los convirtió en su oración para un mejor discernimiento y una mejor respuesta.
“Ha sido de gran ayuda para una mejor decisión futura. Como fruto de la oración, de la contemplación, fue saber que Dios me sigue amando y me pide ser pleno en mi vida, sea en el sacerdocio o no, pero Dios me quiere feliz”, concluyó.
Primera vez
La semana de ejercicios ignacianos concluyó con una misa presidida por el padre Salvador, quien invitó a los jóvenes a agradecer al Señor su presencia constante.
“Cada uno llegó con una intención que el lunes presentaron al Señor, Él los escuchó, pero dio lo que vio necesario para cada uno. Estuvimos en solitud, pero no en soledad. Le dijimos al Señor: ‘si quieres puedes curarme’, y al entregarle nuestro pecado, el Señor dijo: quiero”, dijo el padre Salvador.
Si bien, otros grupos ya han vivido ejercicios de la espiritualidad ignaciana, esta es la primera vez que un sacerdote jesuita viene a Ciudad Juárez a impartir este servicio con los seminaristas.
En el caso de los jóvenes de filosofía, estos días sirvieron para que cada uno de ellos aclarara un discernimiento importante en su vida ya que están por concluir esta etapa y pasar al final de sus estudios, con la teología.
“Hemos querido que los jóvenes vivieran estos ejercicios espirituales en la espiritualidad ignaciana que ayuda mucho a clarificar el discernimiento para poder estar más accesibles a que Dios ilumine su vida”, explicó el padre Alberto Castillo, director espiritual de la facultad de filosofía.
Cabe mencionar que la presencia de sacerdotes jesuitas en la diócesis ha sido una posibilidad que se abrió con el Centro de Espiritualidad Ignaciana San Francisco Javier (CEJAVI).
Ejercicios en el Seminario por grupos
Seminario Menor
Tema: Las Bienaventuranzas
Acompañamiento: Fray Mauro Muñoz, OFM
Curso Introductorio
Acompañamiento: padre Eduardo Mendoza
Primero y segundo de la etapa discípula (filosofía)
Acompañamiento: Pbro. César Carrillo, director espiritual de la etapa discípula en el Seminario de Chihuahua
Etapa configurativa (teología)
Acompañamiento: Pbro. Francisco Galo Sánchez