Presencia
Como un tiempo privilegiado para el espíritu es como define el padre Guillermo Sías los ejercicios Espirituales, que son necesarios en la vida del creyente para dar fruto y compartirlo, tal y como lo enseñó Jesús.
A propósito del nuevo proyecto dado a conocer en la diócesis de una nueva casa de retiro espiritual que se construirá en el Valle de Juárez, el padre Guillermo, director de la Casa Sacerdotal, nos recuerda la importancia de vivir un retiro o ejercicios espirituales.
¿Qué es un retiro espiritual?
Es como un espacio privilegiado donde hacemos una pausa en el camino para darnos ese tiempo para nosotros mismos y para Dios. Estar delante de Dios, en conciencia, experimentando la verdad de su Palabra en nuestra vida, que se desmenuza el horizonte de nuestra existencia porque nos ilumina, cuestiona, interroga. Precisamente es muy importarte retirarnos de todo lo que nos distrae. Esto implica buscar un espacio y un tiempo generoso adecuando para ello, ir disponiendo el corazón para eso. Así como nos preparamos para emprender grandes proyectos, también es importante invertir en mi vida, en el sentido de la existencia. Obviamente el lugar me va a ayudar a disponerme: es un lugar apartado, solitario silencioso que me invita a recogerme, disponerme, también hacer descanso físico y mental, pero recordando que el énfasis va más al descanso del alma.
Para ello es importante invertir en ello, tomar en serio esta dimensión para nuestra vida, somos seres espirituales y obviamente hay que invertir y poner atención en esta necesidad…no necesariamente tiene uno que salir fuera de la ciudad, simplemente buscar algún lugar bello, por ejemplo en casa religiosa, donde nos puedan permitir; donde podemos darnos ese tiempo para nosotros, para también darle el tiempo a Dios.
Espiritual lleva el énfasis de que no todo es temporal, y se debe atender a manera de urgencia nuestra vida espiritual, porque vivimos de manera horizontal en el tiempo y espacio que nos toca vivir, pero con ocupaciones y actividades, el consumismo y tantas distracciones, que se nos olvida vivir el horizonte vertical, que es la relación con Dios, levantar la mirada a Dios, precisamente también para tener necesidad profunda dentro del corazón que es vida de gracia y que sin duda tiene que abrirnos a una trascendencia.
Esto es una oportunidad donde podemos estar delante de Dios en tiempo intenso, por eso se le considera como un tiempo fuerte para estar frente a Dios en oración personal a través de su Palabra, Sagrada Escritura, a través de las meditaciones que hagamos. Y sin duda esto implica también saber escuchar donde no haya distracciones, no tenga prisas.
Se tiene que estar totalmente dispuesto a dar este espacio y buscarlo también, porque si nos esperamos a que llegue, conociendo la vida, no llegará, entonces también tenemos que invertir y ser generosos a esa realidad existencial que hay en nosotros.
¿Cómo se debe vivir para sacarle un mejor provecho?
Ya habíamos comentado un poco sobre el lugar, el tiempo, el espacio, disponerse, pero también para sacar un mejor provecho implica sin duda pedir la gracia, principalmente implica una acto de la voluntad y del deseo: buscarlo, emprenderlo; implica ejercitarse, por eso también se pueden llamar ejercicios espirituales, porque se ejercita la capacidad de la razón, del intelecto, pero abierto a la conciencia espiritual. Esto implica un esfuerzo, pero de la mano de la gracia, porque es la luz del Espíritu Santo la que va a ir adentrándonos. Para sacar mejor provecho implica incluso saber descansar durante esos días para estar enteros; no llevar distractores como celular o computadora donde puede uno desviarse, incluso también la mente porque está comprobado que aunque vaya a un retiro, puedo estar no en silencio por muchas preocupaciones que traigo en la mente y corazón, ruidos, que aunque esté en un lugar sereno y bonito, si me llevo estas preocupaciones lógicamente va a sofocar la delicada escucha del Espíritu Santo y esas mociones que pueden moverse en nuestro interior.
¿Qué es lo que sucede en un retiro espiritual? ¿Hay pasos que necesariamente se viven…Cuáles son?
En realidad suceden muchísimas cosas, algunas palpables, por ejemplo, uno se va a percatar de cierto descanso, cambio de ritmos o rutinas y eso nos dispone incluso para cargar pila y renovarnos. Lo que sucede realmente son bendiciones grandísimas, porque nuestra vida es la tierra donde se va a echar la semilla. Cada predicación es la semilla de la Palabra de Dios que nos interpela, anima, exhorta, corrige, fortalece; se siembra esa semilla y es una semilla dada para crecer y ser cultivada, para después ser cosechada y dar alimento no solo a nosotros mismos, sino compartir con el prójimo. Entonces hay dones y bendiciones que el Señor derrama abundantemente en nuestras almas.
Los pasos que necesariamente se viven podríamos decir: Llevar lo que se requiera: Sagrada Escritura, un cuaderno para anotar y reflexionar los puntos…ante todo la invocación del Espíritu Santo. Cada día pedir a Dios ilumine al predicador, al creyente y disponga nuestro corazón.
No solamente escuchar, sino anotar lo que inquiete. Algo que se nos ha enseñado mucho es que lo que te cuestione, lo que te llame la atención, lo que te sorprenda, anótalo, porque ahí Dios te está hablando personalmente.
No se trata de correr. Si en los ejercicios espirituales se dieron diez temas y avancé hasta el tercero porque lo desmenucé y lo llevé a mi paso, ¡Bendito Dios!, con eso quédate, porque es preferible que terminarlo todo, pero sin quedarnos sin nada. Son pasos significativos para que no solamente se retomen el día que termina el ejercicio, sino que se pueda hojear, analizar cada día, si es posible, o cada momento de oración personal que se tenga, porque recuerden que en la medida que se va ya desmenuzando, se va profundizando. Es como ir escarbando y se va más profundo y es cultivar la semilla que se sembró y que tiene que dar el fruto.
¿Por qué debemos vivir un retiro espiritual?
Tenemos que hacerlo porque somos seres espirituales y tenemos que darle alimento al Espíritu.
Si no lo hacemos, nuestro espíritu se debilita y podemos enaltecer otras cosas que no son alimento y así como alimentamos la vida personal, cuerpo orgánico, para poder estar vivos y fuertes, así tenemos que alimentar el alma, el espíritu para estar vivos y de pie.
¿Cómo se puede impulsar mejor a los fieles a vivir un retiro espiritual?
Yo los invitaría a que valoren también los fines espirituales y celestiales. Normalmente estamos acostumbrados a agradecer a Dios los bienes temporales: alimento, vestido, trabajo, salud, pero la vida no es solo eso. Si analizamos, se nos olvida pedir los bienes espirituales o celestiales, que normalmente por ignorancia o por prisas, o por tantas ideologías y realidades imperantes, – materialismo, consumismo, prisas- nos vamos haciendo ajenos a nosotros mismos, nos acomodamos a respuestas fáciles, a lo práctico, que nos van haciendo ajenos a esta realidad espiritual; es algo que se tiene que estar cuidando en nosotros y en los hijos.
Termino con una experiencia: el otro día estaba pensando en la naturaleza que tiene un ciclo, las estaciones del año. Quisiera centrarme en primavera y verano, cómo llega el momento de sembrar la semilla, llegan las lluvias tempranas y tardías, el abono, alimentar, el agua. el sol, el viento, etcétera y año con año. Si hablamos de la sandía, se arroja la semilla de sandía, pero cada año se cortan sandias. Un campesino espera la cosecha, levanta la cosecha y después de sus cuidados disfruta de los frutos y los comparte. Si eso es en la vida ordinaria, claro que Dios hace lo mismo como frutos espirituales en el alma de cada uno de nosotros.
Cada vez que hacemos ejercicios espirituales, Dios siembra la semilla de su gracia a través de muchos medios, de la Palabra, de los sacramentos, de la predicación, del discernimiento de los signos de los tiempos.
Entonces si siempre hay sandías para vender y compartir, entonces de un ejercicio espiritual tiene qué haber muchos frutos que ya crecieron, que tienen que cortarse y disfrutarse, porque son para eso: para comerlos y compartirlo, como una sandía se comparte, porque si no, se echa a perder.
Los invito a que lo vivan de esa manera.