Mons. J. Guadalupe Torres Campos/ Obispo de Ciudad Juárez
Les saludo con grande alegría y amor de padre y pastor. Espero se encuentren bien, ya ha comenzado el frío así que a cuidarse siempre, en todo sentido.
Domingo 31 del Tiempo Ordinario, ya entramos en los últimos días del Tiempo Ordinario que culminará el domingo solemne de Cristo Rey. Preparémonos estos últimos días en la fe la esperanza y la caridad.
En el evangelio de este domingo Jesús nos invita a centrarnos en lo que es realmente importante: en la Verdad, que es Él: “Yo soy el camino, la verdad y la vida” y la contrapone con la actitud farisea de falsedades.
Por eso comienza diciendo en el evangelio de san Mateo, en la cátedra de Moisés: ‘se han sentado escribas y fariseos’ como diciendo, se han adueñado de la cátedra. Ciertamente conocen del tema, de la ley, pero lo que nos dirá enseguida es que no la cumplen. Por eso dice ‘hagan lo que les digan, pero no imiten sus obras’. Esta frase es fuerte contra escribas, fariseos y contra nosotros que decimos una cosa, pero hacemos otra.
Yo puedo predicar el amor de Dios, la justicia, pero luego no lo demuestro con mi vida, no vivo bien, en gracia. Señala lo que estos hacen: fardos muy pesados no para ellos, sino para los demás, ensanchan la presunción, el creerse mucho, la prepotencia, se sientan en los lugares de honor, les gusta que les llamen maestros, que les aplaudan. Cómo retrata y describe muy bien Jesús la actitud de los escribas y fariseos, y retrata nuestra actitud, pues muchas veces también así nos comportamos: nos gana el egoísmo y la soberbia.
Por eso Jesús nos advierte que no hagamos caso a los que mienten en sus obras, sino que practiquemos la justicia, si decimos cosas buenas, ¡hagámoslas!
Es tiempo de evaluarnos a conciencia delante de Dios, revisar cuáles son mis intereses, mis posturas, actitudes de sinceridad, honestidad, coherencia. A veces hay mentira o doble discurso en muchos ambientes, incluso entre nosotros, de Iglesia, también lo podemos hacer. Pero ha que esforzarse en no mentir, ser coherentes, cumplir lo que creemos y predicamos, es decir, que haya coherencia entre la fe y la vida, entre la fe y las obras.
Somos siervos
Por otra parte a nosotros Jesús nos llama la atención, que no nos creamos por ser obispo, por ser sacerdote, párroco…tener un puesto no es e privilegio, sino de servicio. Somos siervos, administradores, y lo que se le pide a un buen administrador es que sea fiel, desde la sencillez, desde la humildad. Que nadie los llame maestros, pues nada más Jesús es Maestro; que no nos llamen ‘padres’, pues sólo tenemos un Padre celestial; que no nos llamen guías, solo tenemos un guía, que es Cristo, el Espíritu Santo, entonces no creérmela, no buscar privilegios.
Remata el evangelio con una afirmación muy importante para nuestra vida cristiana: que el mayor entre ustedes, sea el servidor. Lo que nos debe caracterizar como obispo, sacerdote, consagrado, padre de familia, maestro, empresario, es ser servidor, porque el que se enaltece será humillado y el que se humilla será enaltecido.
Concluye el evangelio con la humildad, la sencillez de ser servidores de todos en la coherencia, en el testimonio de hacer lo que predico.
Por eso el profeta Malaquías en la 1ª lectura nos advierte estar atentos, no apartarnos de Dios, que nuestro corazón se apegue al mandamiento del Señor. Cuántas veces por nuestro pecado nos hemos apartado del camino, de Cristo, porque tenemos otros intereses … y lo peor, hago tropezar a muchos con mi mal ejemplo, ofendo a Dios. Es importante contemplar este aspecto, por eso le pedimos -a manera de súplica- en el salmo responsorial “Señor consérvame en la paz” .
Entonces vivir la fe, ser el último y servidor de todos con ternura y con misericordia, en justicia y caridad . Dios espera esa respuesta de fidelidad de nosotros, que yo me convierta, que escuche su Palabra y la ponga en práctica, porque puedo ser como estos fariseos y escribas, que digo una cosa y hago otra.
Por eso pedimos en la oración colecta: ‘Dios omnipotente y misericordioso, que tus fieles puedan servirte digna y laudablemente, con dignidad, con alegría y gozo’.
Tenemos estos últimos días del Tiempo ordinario, entremos en meditación, reflexión. Pidamos perdón, convirtámonos, pidamos su ayuda, su gracia para ser mejores.
Sobre la colecta de domingo
También quiero decirles que este domingo tenemos la colecta especial por Guerrero, ahí demostraremos nuestra solidaridad y fraternidad con el pueblo que sufre en Guerrero, en Acapulco y otros lugares. Espero que este domingo y los siguientes aportes una ayuda para los damnificados.
Sigamos con alegría fortalecidos en le fe y que nuestra Madre Santísima nos acompañe con su abrazo fraternal. La bendición de Dios Todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo permanezca siempre con ustedes. Buen domingo, un abrazo a todos y cuídense mucho.