Presentamos frases del mensaje del Santo Padre Francisco para esta Cuaresma, titulado “La Palabra es un don. El otro es un don”.
Una invitación
1.- La Cuaresma es un nuevo comienzo, un camino que nos lleva a un destino seguro: la Pascua de Resurrección, la victoria de Cristo sobre la muerte. Y en este camino, recibimos siempre una llamada a la conversión: el cristiano está llamado a volver a Dios “de todo corazón” (Jl 2,12), a no contentarse con una vida mediocre, sino a crecer en la amistad con el Señor.
2.- Jesús es el amigo fiel que nunca nos abandona, porque incluso cuando pecamos espera pacientemente que volvamos a Él, y con esta espera manifiesta su voluntad de perdonar (cf. Homilía, 8 de enero de 2016).
3.- La Cuaresma es un tiempo propicio para intensificar la vida del espíritu a través de los medios santos que la Iglesia nos ofrece: el ayuno, la oración y la limosna.
4.- En la base de todo, está la Palabra de Dios, que en este tiempo se nos invita a escuchar y a meditar con mayor frecuencia. En concreto, en la parábola del hombre rico y del pobre Lázaro (cf. Lc 6,19-31).
El otro es un don
5.- La parábola comienza presentándonos a los dos personajes principales, pero es el pobre el que viene descrito con más detalle: él se encuentra en una situación desesperada y no tiene fuerza ni para levantarse, está echado a la puerta del rico y come las migajas que caen de su mesa, tiene llagas por todo el cuerpo y los perros vienen a lamérselas (cf. vv. 20-21). El cuadro es sombrío, y el hombre degradado y humillado.
6.- La escena resulta aún más dramática si consideramos que el pobre se llama Lázaro: un nombre repleto de promesas que significa literalmente “Dios ayuda”. Este no es un personaje anónimo, tiene rasgos precisos y se presenta como una historia personal.
7.- Lázaro nos enseña que el otro es un don. La justa relación con las personas consiste en reconocer con gratitud su valor. Incluso el pobre en la puerta del rico, no es una carga molesta, sino una llamada a convertirse y a cambiar de vida.
8.- La primera invitación que nos hace esta parábola es la de abrir la puerta de nuestro corazón al otro, porque cada persona es un don, sea vecino nuestro o un pobre desconocido.
9.- La Cuaresma es un tiempo propicio para abrir la puerta a cualquier necesitado y reconocer en él o en ella el rostro de Cristo
10.- La Palabra de Dios nos ayuda a abrir los ojos para acoger la vida y amarla, sobre todo cuando es débil.
El pecado nos ciega
11.- La parábola es despiadada al mostrar las contradicciones en las que encuentra el rico (cf. v. 19). Este personaje, al contrario que el pobre Lázaro, no tiene un nombre, se le califica solo como “rico”. Su opulencia se manifiesta en la ropa que viste, de un lujo exagerado.
12.- En él se vislumbra de forma patente la corrupción del pecado, que se realiza en tres momentos sucesivos: el amor al dinero, la vanidad y la soberbia ((cf. Homilía, 20 de septiembre de 2013).
13.- El apóstol Pablo dice que “la codicia es la raíz de los todos los males” (1 Tim 6, 10). Esta es la causa principal de la corrupción y fuente de envidias, pleitos y recelos.
14.- El dinero puede llegar a dominarnos hasta convertirse en un ídolo titánico (cf. Exhortación apostólica Evangelii gaudium, 55). En lugar de ser un instrumento a nuestro servicio para hacer el bien ye ejercer la solidaridad con los demás, el dinero puede someternos, a nosotros y a todo el mundo, a una lógica egoísta que no deja lugar al amor e impide la paz.
15.- La parábola nos muestra cómo la codicia del rico lo hace vanidoso. Su personalidad se desarrolla en la apariencia, en hacer ver a los demás lo que él se puede permitir. Pero la apariencia esconde un vacío interior. Su vida está prisionera de la exterioridad, de la dimensión más superficial y efímera de la existencia (cf, ibíd., 62).
16.- El peldaño más bajo de esta decadencia moral es la soberbia. El hombre rico se viste como si fuera un rey, simula las maneras de un dios, olvidando que es simplemente mortal.
17.- El fruto del apego al dinero es una especie de ceguera: el rico no ve al pobre hambriento, llagado y postrado en su humillación.
18.- Cuando miramos a este personaje, se entiende por qué el Evangelio condena con tanta claridad el amor al dinero: “Nadie puede estar al servicio de dos amos. Porque despreciará a uno y querrá a otro; o al contrario, se dedicará al primero y no hará caso del segundo. No podéis servir a Dios y al dinero” (Mt 6, 24)
La Palabra es un don
19.- El Evangelio del rico y del pobre Lázaro nos ayuda a prepararnos bien para la Pascua que se acerca. La liturgia del Miércoles de Ceniza nos invita a vivir una experiencia semejante a la que el rico ha vivido de manera muy dramática. El sacerdote, mientras impone la ceniza en la cabeza, dice las siguientes palabras: “Acuérdate de que eres polvo y al polvo volverás”.
20.- El rico y el pobre, en efecto, mueren, y la parte principal de la parábola se desarrolla en el más allá. Los dos personajes descubren de repente que “sin nada vinimos al mundo y sin nada nos iremos” (1 Tim 6, 7).
21.-También nuestra mirada se dirige al más allá, donde el rico mantiene un diálogo con Abraham, que llama “padre” (Lc 16, 24-27), demostrando que pertenece al pueblo de Dios. Este aspecto hace que su vida sea todavía más contradictoria, ya que hasta ahora no se había dicho nada de su relación con Dios. En efecto, en su vida no había lugar para Dios, siendo él su único dios.
22.- El rico solo reconoce a Lázaro en medio de los tormentos de la otra vida, y quiere que sea el pobre quien le alivie en su sufrimiento con un poco de agua. Los gestos que se piden a Lázaro son semejantes a los que el rico hubiera tenido que hacer y que nunca realizó.
23.- Abraham, sin embargo, le explica: “Hijo, recuerda que recibiste tus bienes en vida, y Lázaro, a su vez, males; por eso, encuentra aquí su consuelo, mientras que tú padeces” (v.25). En el más allá se restablece una cierta equidad y los males de la vida se equilibran con los bienes.
24.- La parábola se prolonga, y, de esta manera, su mensaje se dirige a todos los cristianos. En efecto, el rico, cuyos hermanos todavía viven, pide a Abraham que les envíe a Lázaro para advertirles; pero Abraham le responde: “Tienen a Moisés y a los profetas; que los escuchen” (v. 29). Y frente a la objeción del rico, añade: “Si no escuchan a Moisés y a los profetas, no harán caso ni aunque resucite un muerto” (v. 31).
25.- De esta manera, se descubre el verdadero problema del rico: la raíz de sus males está en no prestar oído a la Palabra de Dios; esto es lo que le llevó a no amar ya a Dios y por tanto a despreciar al prójimo.
26.- La Palabra de Dios es una fuerza viva, capaz de suscitar la conversión del corazón de los hombres y orientar nuevamente a Dios. Cerrar el corazón al don de Dios que habla tiene como efecto cerrar el corazón al don del hermano.
Conclusión
27.-La Cuaresma es el tiempo propicio para renovarse en el encuentro con Cristo vivo en su Palabra, en los sacramentos y en el prójimo. El Señor –que en los cuarenta días que pasó en el desierto venció los engaños del Tentador- nos muestra el camino a seguir.
28.- Qué el Espíritu Santo nos guíe a realizar un verdadero camino de conversión, para redescubrir el don de la Palabra de Dios, ser purificados del pecado que nos ciega y servir a Cristo presente en los hermanos necesitados.
29.- Animo a todos los fieles a que manifiesten también esta renovación espiritual participando en las campañas de Cuaresma que muchas organizaciones de la Iglesia promueven en distintas partes del mundo para que aumente la cultura del encuentro en la única familia humana.
30.- Oremos unos por otros para que, participando de la victoria de Cristo, sepamos abrir nuestras puertas a los débiles y a los pobres. Entonces viviremos y daremos un testimonio pleno de la alegría de la Pascua.
Para saber…
La Cuaresma concluye el jueves 13 de abril (Jueves Santo)
Son días de ayuno obligatorio
* Miércoles de ceniza
* Todos los viernes de Cuaresma
* Viernes Santo
Obligatorio a partir de los 18 años de edad, hasta los 59 años. Enfermos no están obligados a ayunar
Abstinencia
* Consiste en no comer carne, según una antigua práctica del pueblo cristiano.
Obligatoria a partir de los 14 años de edad.