Un diagnóstico de cáncer cambia la vida no sólo de los pacientes, también la de sus cuidadores…
Ana María Ibarra
En la actualidad más familias sufren el dolor de ver cómo su vida cambia ante un diagnóstico de cáncer, sin embargo para Ivonne Miranda, tanatóloga clínica, es una oportunidad para unirse y fortalecerse en la fe.
Ella compartió en entrevista la manera en que se debe acompañar a un paciente con cáncer en ese proceso.
—¿Quién es generalmente la persona que se hace cargo del paciente con cáncer?
—El cuidador primario viene a ser el más allegado, la mamá, un hermano, un hijo. Desgraciadamente se le carga todo a una sola persona. El cuidador primario está constantemente cuidando al enfermo, aprende en la medida en que le van diciendo, pero nadie atiende su parte emocional. Ellos viven también un duelo anticipatorio, con muchas dudas, muchos miedos. El cuidador necesita ser cuidado, tener un apoyo, dejan de vivir su vida por atender al paciente. Muchos terminan enfermos, a veces muere antes el cuidador que el paciente porque no sabe, no tiene la experiencia, es mucho el estrés que carga. Es recomendable que no sea una sola persona quien cuide al enfermo, que se turnen, que tenga un día libre de descanso y se desconecte, es decir, olvidarse por un momento de que su familiar tiene cáncer y se distraiga. El espíritu es grande, te hace salir ante la adversidad de una manera impresionante aunque a veces están agotados. He visto madres en los hospitales día y noche, no comen, no duermen, no descansan y no quieren irse de ahí. Es increíble, pero esa fuerza viene de Dios.
—¿Cuáles son los rasgos más importantes en los pacientes con cáncer?
—El paciente desde el momento en que es diagnosticado entra en un proceso de duelo donde va a vivir una serie de etapas que ni él, ni la familia las comprenden. Deben saber que todo lo que está viviendo y sintiendo es normal, porque aparte de su malestar físico, dentro de la pérdida de la salud vienen muchas pérdidas: la del trabajo, de la autonomía porque tiene que depender de los demás, de la autoestima porque su imagen se ve deteriorada, se les cae el pelo, están muy delgados. Es importante que el paciente que está recibiendo quimioterapia tenga la ayuda emocional. Desde el momento en que oyen la palabra cáncer lo asocian con la muerte y no necesariamente, hay que darle esperanza de vivir el día a día, de luchar por obtener esa salud, pero también en el proceso prepararlos por si no es así.
—¿Cuáles son los rasgos más importantes que debe haber en la persona que acompaña al paciente con cáncer?
—Debe ser muy tolerante, muy paciente, tener autocuidado, atenderse, buscar ayuda espiritual y emocional para poder dar un buen acompañamiento, porque probablemente sea la última cara que vea el paciente. Cuando tenemos una buena asesoría y estamos bien atendidos, podemos darle al paciente tranquilidad y paz de acompañarlo hasta el último día de su vida para que pueda morir en paz, si es que así Dios lo decide. El cuidador debe buscar todos los recursos espirituales que tenga a la mano desde la fe, los sacramentos y platicar con alguien para sacar todo lo que siente y lo que está viviendo con el paciente.
—¿Qué es lo más difícil de este tipo de acompañamiento?
—El no entender que te cambia la vida de un día para otro. Dejar sus propias cosas para atender al hijo, al padre, al hermano, dejar la propia vida para atender al paciente y a veces no se está preparado, se hace lo que se puede sin saber y eso los lleva a cometer errores y el primero es descuidarse y pelear con todo mundo.
—¿Cómo se debe preparar a alguien que desea acompañar a un paciente con cáncer?
—Lo primero es que la familia sepa y entienda el proceso que está viviendo su paciente. La comprensión y la empatía son muy importantes. Debe recordar que el protagonista es el enfermo, no olvidar que está sufriendo y viviendo un camino muy doloroso con toda la sintomatología, con todas las pérdidas que conlleva. Hay que tener esa capacidad de paciencia, no tomar personal las reacciones del paciente, si no quiere hablar darle su espacio. El cuidador debe ser una persona de fe para que inspire esperanza, no dándole falsas esperanzas pero sí dar el acompañamiento espiritual que el paciente requiere.
—¿Cuál es el papel que juegan la fe y la espiritualidad?
—Cuando el paciente es de fe tiene una gran ventaja, se dispone a ponerse en las manos de Dios. Muchos pasan la etapa de enojarse con Dios y es normal, no hay que asustarse. Podemos tomar la lectura de Job, que ya viejo y llagado sus amigos fueron de lejos a verlo y cuando llegaron sólo lloraron y se sentaron acompañándolo en silencio. A veces no hay que decir mucho, sólo es acompañar. Desde la fe pedir por el paciente, ofrecer por él la misa, la eucaristía, acompañarlo a rezar, leerle la Biblia, que él decida cómo vivir su espiritualidad y su fe en la enfermedad. Que le lleven la comunión, la unción de los enfermos. Sobre todo prepararlo a ese gran camino de fe, de amor que es dejar este mundo terrenal para encontrarnos cara a cara con el Señor. Eso da mucha confianza, seguridad y quita el temor. Si son creyentes es más fácil acompañarlos y llevarlos porque ya sabemos a dónde van y con quién.
—¿Cómo ha cambiado su vida a raíz de acompañar a enfermos con cáncer?
—Ha sido increíble ver la vulnerabilidad del ser humano, me hace más sensible, más humana. Ahorita necesitamos gente más humana, empatizar con el dolor del otro. Me siento muy privilegiada de que Dios me haya elegido para estar con estas personas en los momentos más difíciles de su vida. En cada uno de ellos veo el rostro de Jesús y esa es mi misión, para esto nací, para acompañar a los enfermos y a los dolientes.
—¿Si pueda enumerar consejos sencillos y breves para acompañar a un paciente con cáncer, ¿cuáles serían?
* Ponerse de acuerdo en la familia, turnarse y que el cuidador primario tenga un día de descanso.
* Que el cuidador busque ayuda para manejar sus emociones y pueda entender el proceso que viven él y el paciente.
* No fomentar falsas esperanzas ni en él ni en el paciente. Poner todo en manos de Dios y que lo que Él decida es lo mejor para todos.
* Fortalecerse en la fe, en los sacramentos, que busque una buena oreja que lo escuche y pueda desahogarse.
“Recordemos que Dios tiene la última palabra y siempre cumple sus promesas. Si llega una enfermedad es porque algo tenemos que aprender, tanto el paciente como los familiares. Busquemos ayuda, no tienen que pasar por esto solos, somos muchas personas que buscamos ayudar lo mejor que podemos. Busquen taller de duelo, acompañamiento, están los ministros de eucaristía, de enfermos, ojala y ellos tuvieran un poco de esta formación tanatológica que les ayudaría hacer mejor todavía lo maravilloso que ya hacen al llevar a nuestro Señor dando acompañamiento desde lo humano.
Para saber…
Qué: Taller de duelo
Cuándo: Miércoles
Horario: de 6 a 8 de la tarde
Lugar: Salón 16 del Parque Central
Qué: Grupo Renacer para padres que han perdido a un hijo
Cuándo: Jueves
Horario: De 6 a 8 pm
Lugar: Salón 16 del Parque Central