Entrevista a Martín Zavala, misionero laico de tiempo completo y apologeta.
Es con la formación y la vivencia espiritual como los católicos debemos dar razón de nuestra fe y defenderla, afirmó Martín Zavala, misionero laico de tiempo completo, quien desde hace 30 años evangeliza a través de la defensa de la fe.
Entrevistado vía telefónica por Periódico Presencia, en Phoenix, Arizona, donde actualmente presta sus servicios a la Iglesia, Martín recordó su propio testimonio, y cómo, aunque se hizo ateo siendo joven, pudo regresar a la Iglesia católica gracias a las enseñanzas que le compartió un amigo suyo.
En medio de los debates que se entrentan en México entre católicos y no creyentes, o incluso entre los mismos creyentes por el tema del matrimonio y la familia, el entrevistado explicó que la fe es un don de Dios que también requiere una respuesta de la persona, y que el profundo conocimiento de la Biblia, de la historia de la Iglesia y la Tradición apostólica permitirán a los católicos ser firmes defensores de la fe que les ha sido transmitida.
Aquí las consideraciones del apologeta:
1. ¿Cuáles diría usted que son los principios básicos de nuestra fe católica y si podría ennumerar lo que es fundamental en la identidad católica?
Son cinco los principios básicos que todo católico debería cubrir.
1. El primero es conocer la fe, ya que es la base para poder nacer y crecer
2. Vivir la fe abarcando todos los aspectos de la vida y sabiendo que no solamente se trata de un conocimiento abstracto doctrinal, sino que ese conocimiento se transforma en vida.
3. Celebrar la fe. Como católicos no podemos vivirla completamente si no la celebramos, principalmente a través de los sacramentos.
4. Predicar la fe. Un buen católico como cristiano tiene que estar compartiendo la fe con los demás. Si la Iglesia es misionera por su esencia, todo católico igual: debe de estar compartiendo la fe ya sea en el trabajo, en la escuela, con los vecinos, en todo momento que sea posible.
5. Defender la fe, que es lo que dice el Catecismo de la Iglesia en el número 1285: estamos confirmados para extender la fe con hechos y con palabras.
2. ¿Existe una manera correcta de vivir nuestra fe católica?
La manera correcta y el llamado fuerte que nos hace la Iglesia es vivirla de una manera integral. La palabra clave sería integral. Normalmente tendemos a irnos hacia un aspecto, dos o tres los subrayamos y se nos olvidan los otros. Integral quiere decir que la fe católica, como la evangelización, tiene que cubrir y proyectarse en todas las áreas de la vida del ser humano: en la familia, en la sociedad, en el trabajo, en la escuela, en la política, en la sexualidad, en todas, para que no polaricemos la fe. Si uno se inclina sólo a lo espiritual pensando sólo en la oración o la Biblia, sería una fe muy puntualizada, como desencadenada. Si llegamos a pensar sólo en lo social, acompañar a los pobres, en las cuestiones políticas, cuestiones económicas, entonces sería el otro extremo, lo que decía el papa Francisco, nos convertiríamos en una ONG. Entonces esos extremos no ayudan a la Iglesia a vivir la fe de una forma integral.
3. ¿De qué maneras concretas se puede aumentar la fe?
La fe se puede aumentar de muchas formas, la primera es que tenga uno la intención de hacerlo. La fe es un don de Dios, pero al mismo tiempo es una respuesta del ser humano.
Cuando Dios nos da la fe y nosotros le vamos respondiendo y tenemos deseo de aumentarla, la aumentamos y participamos más de los sacramentos, especialmente en la Eucaristía, y usamos los recursos que tenemos como el Rosario, la lectura de la Biblia, los retiros. Todos esos son pasos concretos que nos pueden ayudar a aumentar nuestra fe. Y por supuesto los pasos de fe, por ejemplo cuando nosotros decidimos perdonar sin excepción, al hijo, al hermano, al esposo, al familiar, al vecino, esas son formas concretas de dar pasos de fe y es lo que nos hace aumentarla. Cuando nosotros nos decidimos a servir en la Iglesia es algo que también aumenta nuestra fe, igualmente si servimos al prójimo en cualquier área, alimentar a los pobres, acompañar a las personas que no tienen hospedaje, visitar a los ancianos, a los enfermos. Esos también son pasos de fe que van fortaleciéndola y al mismo tiempo la aumentan. Podemos aumentar nuestra fe al compartirla, vivirla, defenderla, cuando uno da respuesta a los ataques de las sectas religiosas.
4. ¿Qué debemos hacer cuando tenemos dudas de fe?
Las dudas de fe pueden ser parte normal de la vida del cristiano, en diferentes niveles. Hasta en los santos hubo ciertos momentos de duda, y lo que se hace es simplemente seguir caminando en la búsqueda de las respuestas a esas dudas. Es decir, no quedarse con ellas, sino preguntar al sacerdote, al diácono, a la religiosa, preguntar cuando es posible al obispo y también consultar nuestras fuentes, conocer más la Biblia y sobre todo conocer el Catecismo de la Iglesia. Todo ese conocimiento nos va a ayudar a resolver las dudas que van ir apareciendo en nuestro caminar. Son formas de que nosotros podamos encontrar respuesta si leemos a los Padres de la Iglesia, los Concilios, los documentos del Magisterio.
También estaría la parte espiritual, de la oración y de la comunión con Dios que nos va ayudando a encontrar respuesta a las dudas que tengamos.
5. ¿Como podemos defender los principios de nuestra fe de los ataques externos, de los que no creen?
La clave sería la formación, si todo católico tiene que defender la fe, indispensablemente, obligatoriamente se tiene que formar, porque es algo que no se puede evitar, ni tampoco rechazar, como dice San Pedro, en 1 Pedro 3,15. Si no se forma uno, termina discutiendo, peleando, enojándose, condenando. Y al revés, si nos formamos simplemente damos razones de nuestra fe a todo aquel que nos pide cuenta de nuestra esperanza, ya sea un mormón, un Testigo de Jehova, un evangélico, y de esa manera damos respuestas: conociendo la Biblia, porque ellos quieren respuesta con la Biblia, y conociendo la historia de nuestra Iglesia, la Tradición apostólica. Pero junto con la formación tiene que ir la vida espiritual. No podemos defender la fe sólo como una razón mental de ganar, sino se trata de compartir para que la persona no sólo vea una respuesta con base y conocimiento, sino también vea a una persona que ama a Dios, que cree en Dios, que ora a Dios, que da testimonio de lo que está diciendo.
6. ¿Qué pasa con los católicos que plantean dudas a la fe y a la propia Iglesia ¿qué les podemos decir?
Me he encontrado a muchos que preguntan de todas las áreas. Actualmente es una cosa que se oye cada vez más, que la gente pregunta sobre la homosexualidad, lesbianas, gays, transgéneros, porque es algo que la sociedad está manejando mucho, porque surgen muchas preguntas y dudas, no sólo de las sectas y la Nueva Era, sino de eso. Lo mejor es no quedarse con esa duda sino buscar la respuesta y la respuesta es lo que enseña la Iglesia a través de la Biblia y de la Tradición apóstolica, para así nosotros no quedarnos con la idea de sólo lo que enseña la sociedad, la cultura, la universidad u algunos grupos…
7. ¿Y a los ateos?
Hay varias formas de ser ateos, generalmente hablamos de personas que no creen en Dios. En México dicen “soy ateo gracias a Dios”. Está el ateo científico, pero son pocos los que llevan un proceso fuerte de rechazo de Dios por fundamentos científicos que lo mueven a no creer en Dios, no hay tantos. Hay más ateos existencialistas que son personas que se dicen ser ateas porque tuvieron problemas, pelearon con el sacerdote, vieron un mal testimonio, o porque ven que hay gente sufriendo y cuestionan si existe Dios, ven gente que hace el mal y le va bien, y cuestionan por qué Dios no interviene. Plantean más cosas de la vida diaria que los cuestiona, que al no encontrar o no buscar la respuesta, terminan rechazando a Dios, pero en el fondo siguen en búsqueda de Dios. ¿Qué es lo que hay que hacer ofrecerle? el Evangelio que Jesucristo nos dejó a través de los apóstoles en su Iglesia. Es ofrecerles una propuesta de lo que nosotros tenemos, para que ellos vean que lo que buscan, sin darse cuenta, es en realidad a Dios mismo. Buscamos la felicidad, ser libres, tener paz y cuando no tenemos a Dios nos hacemos dioses pequeños: el trabajo, el dinero, la sexualidad, cualquier vicio; entonces debemos ofrecerles sin ningún miedo la Buena Nueva de Jesucristo, completa e integral y entre mejor conocimiento tengamos, podremos hablar con un ateo también, sin ningún problema.