La Cámara de Diputados aprobó el pasado miércoles 17 de marzo, en lo general, legalizar el uso lúdico de la mariguana y despenalizar la posesión de hasta 28 gramos para consumo personal, así como autorizar el cultivo de hasta seis plantas en casa para autoconsumo.
Esto al aprobar por mayoría de 316 votos a favor, la Ley Federal para la Regulación del Cannabis cuyo dictamen se seguirá discutiendo antes de su aprobación en lo particular y publicación.
En su carta “Unidos por el bien comín”, los obispos manifestaron su preocupación por esta legislación, así como por otras iniciativas que van en contra de la dignidad de la persona. Por eso la pregunta de esta semana es:
¿Cuál considera será el impacto social más grave por la legalización del uso lúdico de la marihuana?
Este tema particularmente me preocupa mucho como sacerdote, como formador y como acompañante de jóvenes. Dos aspectos importantes: primero, cómo se está entendiendo el aspecto de libertad, como libre albedrío y libre elección, pero no se toma en cuenta la libertad mayor de san Agustín, que significa elegirme a mí mismo, no sólo libertad de elegir cosas, sino elegirme a mi mismo. Cuando hacemos elecciones de objetos, de valores, de actitudes, no son conforme a nuestro bien global, entonces no se le puede llamar libre arbitrio, sino más bien esclavitud o vicio, porque estamos cayendo en algo que nos aleja de nuestra vocación, de un sentido global de la vocación humana. Todos los legisladores que están en pro del uso de la marihuana están fomentando una juventud que no madure en su ejercicio de la libertad. Es contradictorio: parece que lo hacen para que sea más libre la persona, pero están preparando juventudes esclavizadas.
Otro aspecto muy importante en esto de la legalización de la marihuana, es que vivimos en una cultura donde la persona, el ser humano, no encontramos verdadero sentido o significado de la vida, entonces, le llaman algunos filósofos, buscamos aspectos de euforia, de enajenación, entonces hay una situación muy delicada y grave, una crisis antropológica: como el hombre no se puede dar respuestas fundamentales al ser de la vida, lo que queda es la embriaguez, lo que queda es huir de esa búsqueda de sentido y por eso es que da mucha respuesta a muchas inquietudes de jóvenes.
Me preocupa mucho que se plantea entre los legisladores, como si fuera sinónimo de modernidad o de progreso, como si por más ‘marihuanos’ que haya, hay mas jóvenes libres, hay mas jóvenes realizados. Es un proyecto muy bajo, muy deshumanizante y claro, no se ha hecho ninguna reflexión seria sobre las repercusiones que va a tener en la juventud, en la niñez y sobre todo en las familias. Imaginémonos papás ya con adicciones serias, pues todo el deterioro de la vida social. Sobre todo pienso en el interior de las familias.
Pbro. Luis Escudero/ Coordinador diocesano de la Pastoral Social
Creo que desde siempre este ha sido un problema grande para nuestra sociedad, creo que legislaron sin haber hecho mucha conciencia, sin haberse metido a fondo, sin haber consultado programas que en realidad se dedican a las adicciones y creo que en el momento de que lo tengan en sus manos bajo el pretexto del uso lúdico, en ese momento va a haber mucha oportunidad de que haya marihuana por donde quiera. Y los que trabajamos en esto sabemos que la marihuana es un trampolín para cualquier tipo de adicción, y viene a repercutir muy fuertemente en los jóvenes, en mayores, en niños. Creo que no se pensó al haber hecho esta iniciativa, o no se concientizó mucho. Considero que fue una mala decisión, ya que ahora cualquier persona sin problema, sin esconderse, va a traer su droga, porque, queramos o no es una droga, queramos o no, es algo que afecta a la persona. A groso modo es lo que pienso.
Eduardo Tovar / Barrios Unidos por Cristo
Con la legalización del uso lúdico se van a relajar aún mas los valores. Ahora lo que finalmente no ayuda en nada, se puede ver como algo “no malo”, como “¿Qué tiene que uno fume mariguana? eso no es malo”, y viene a ser agregado a la relajación moral ya existente, contribuyendo a una sociedad todavía más permisiva, teniendo un conflicto más agrandado, sobretodo en jóvenes y adolescentes, que son educados por sus papás sin límites y eso nos ha traído problemas sociales terribles: la educación de los hijos sin límites, que van incluso los papás en contra de ellos mismos en su forma de educar, y ahora le agregan un poquito la mariguana. Definitivamente no sé qué pensaron estos diputados que aprobaron eso y al ratito va a ser uso lúdico de la cocaína, del cristal, y ahí nos la llevamos, al cabo ¿Qué tiene de malo?, es la razón de aquellos que no quieren reflexionar. Luego viene el robo a casa habitación, la forma cómo esto es adictivo y finalmente hay que buscar la forma de conseguirlo y cuando no lo tiene, sobre todo en las clases bajas se va a acentuar aún más. No le veo por ningún lado que pueda ser algo positivo o que realmente pudiera contribuir al beneficio de la sociedad. Lamentablemente el Congreso, como muchos padres de familia, nos hemos relajado y no vemos malo nada, ni tenemos capacidad de prevenir. Esta situación es realmente bastante triste.
Y esto hace pensar que los diputados también consumen. Así como hay diputados con falta de identidad, hay diputados que también consumen drogas.
Pbro. Salvador Magallanes, coordinador diocesano de la Pastoral Juvenil DCJ
La legalización de un estupefaciente, sea este u otro, voltea la vista e ignora las necesidades reales de la sociedad, más aún en el contexto actual de la pandemia COVID-19, la crisis económica y la crisis de inseguridad.
Al legalizar esta droga se enviaría un mensaje peligroso a la población juvenil, adolescente e infantil en el sentido de que “está bien consumirla”, por tal motivo la legalización implica redoblar los esfuerzos en el seno de la familia para cubrir las necesidades emocionales, afectivas y biológicas, que limiten el riesgo de que la persona se refugie en cualquier adicción.
Es importante hacer mención que el “uso lúdico” no se refiere a los compuestos derivados del cannabis para el control o tratamiento de algunas enfermedades, por lo que este hecho nos debe de preocupar en extremo ya que el uso de esta sustancia en cualquier cantidad y presentación, reduce significativamente el dominio sobre las propias acciones, y ponen al consumidor en situación de riesgo grave para sí y para otros.
Nos preocupa además que derivado de esta legalización iniciarán mensajes publicitarios invitando a convertirse en productores y consumidores. Necesitamos ser muy prudentes para no caer en el consumo del cannabis que destruye la salud, ni caer en el negocio que busca obtener ganancias poniendo en riesgo a los ciudadanos, además que indiscutiblemente dará pie al consumo de drogas más peligrosas y adictivas, con graves incidencias en la degradación del tejido social y familiar.
Es un tema muy politizado, este tema ha generado confusión en la población ya que lo legal muchas veces lo confundimos como lo bueno.
En los últimos 20 años hemos tenido un exceso de drogas nocivas para la salud, además estamos viviendo en una era de consumismo extremo.
Existe además un riesgo a nuestra juventud, al estar expuestos a una sustancia muy adictiva, que puede generar abuso y dependencia. el joven lo puede relacionar con actividades placenteras.
Esta sustancia provoca cambios conductuales, una sociedad desechable, avidez de estímulos y cosas nuevas. Estamos viviendo una era de excesos en la que inevitablemente este estupefaciente provoca daños en nuestro organismo y en nuestro entorno social.
Por nuestra parte desde el Movimiento Familiar Cristiano seguiremos trabajando entusiastamente en la formación de pequeñas comunidades donde crecer en espiritualidad y servir confiera a las familias de nuestra diócesis, a nuestros jóvenes y adolescentes un efecto protector contra este riesgo inminente.
Mara y Raúl Gutiérrez/ Movimiento Familiar Cristiano