José A. Ibáñez/ activista juarense
Es importante recordarlo en tiempos donde la sobresaturación electoral nos invade. La política es aquello orientado a construir una sociedad, “los asuntos de la polis”, y es nuestra chamba. Es entendible sentirse desconcertado con un panorama que no entendemos del todo y que no cumple nuestras expectativas, pero esto no debe traducirse en resignación. Al contrario, es un llamado a la acción, a encontrar formas creativas de participación que trasciendan la realidad actual. Los candidatos y partidos pueden no ser los ideales, pero la verdadera fuerza reside en la voluntad colectiva de cambio. Queremos una sociedad más humana, más solidaria y mejor pensada para que funcione mejor.
La desesperanza sociopolítica es un fenómeno real, pero no es irreversible. Voltear a tu alrededor y ver cómo el mundo pareciera que no mejora es horrible. Escuchar las mentiras en los medios, ver la falta de congruencia y sobre todo la discrepancia injusta de cómo funcionan los procesos es también horrible. Incluso no entender por qué unos se alían con otros, es desconcertante, pero en el mundo, como dice el Papa, “la realidad es superior a la idea”, y con esta realidad trabajamos.
Cada acción, por más pequeña que parezca, cuenta. Desde las conversaciones cotidianas hasta las publicaciones en redes sociales, ser representante o funcionario de casilla, son oportunidades para seguir avanzando en medio del túnel. En estos espacios se gesta la verdadera transformación, se construye pensamiento crítico y se estimula la participación constructiva en la ciudad.
La esperanza no es pasiva, -no olvidemos esto-, requiere de acciones concretas para materializarse. Debemos aprovechar cada oportunidad para difundir mensajes de optimismo y movilización. En el contexto actual, hay quienes presentan un escenario en que está todo resuelto, en que por estar ahora en el poder y regalar dinero creen que los resultados ya están dados, sin embargo, esto no es así, la gente no es mensa, las cosas en el país no están bien y hay muchos que quieren cambios. La violencia está en su peor momento, la canasta básica ha subido en este sexenio como nunca. Por ende, si por una vez dejamos de abstenernos y participamos, con voto informado y estratégico, de contrapesos en personas, propuestas e ideologías, se puede marcar la diferencia en el rumbo político del país. La alianza entre partidos y ciudadanía presenta una oportunidad de construcción democrática real, en la que las mejores ideas se tienen que negociar y defender, pues no existe una mayoría dictatorial que defina. A eso tenemos que tirarle hoy, al diálogo en medio de la diferencia.
Mantener viva la esperanza significa entender que el cambio político es un proceso continuo y multifacético. No llega de manera inmediata o completa, cada avance hacia una sociedad más justa y equitativa es motivo suficiente para perseverar en la lucha. Esto quiere decir, ganar una diputación local (representantes ante el Estado), una alcaldía o sus regidurías (quienes gobiernan junto con el presidente municipal), una federal (para que nos representa ante la Federación), un proyecto de presupuesto participativo para tu colonia, una gestión, etc.
Recordemos que, incluso en los momentos más oscuros, aún hay esperanza si estamos dispuestos a luchar por ella. El chiste es no dejar de mover los pies y aportar en lo que puedas. (@pepeibanezr @somos.juaritos @juventudlacp