Ana María Ibarra
Con tan solo 8 años de edad, Gael Daniel es un gran servidor en la parroquia Nuestra Señora del Carmen. A los tres años comenzó como monaguillo, y aunque hoy toma un descanso para prepararse y hacer su primera Comunión, ayuda a su mamá Gabriela en la Liturgia, además de acompañar a sus padres a llevar la Comunión a los enfermos.
Servidor incansable
Al preguntarle a Gael desde cuándo está en el servicio de la Iglesia, el niño respondió: “Desde que estoy en la pancita de mi mamá estoy aquí en la Iglesia”.
Fue el padre César Mendoza (q.e.p.d.), quien integró a Gael como monaguillo. Y aunque al principio lo tomó como un juego, el niño comenzó a tomarle amor al servicio.
“Dejé de ser monaguillo porque estoy en el Catecismo para hacer la primera comunión. Cuando era monaguillo me gustaba hacer todo. Extraño ser monaguillo ”, dijo Gael.
Pero en su descanso, Gael ayuda a su mamá, quien es la responsable de Liturgia, ya sea en la colecta durante las misas entre semana, o en la limpieza del templo después de las celebraciones.
“Cuando no ayudo, vivo la misa. Me gusta escuchar la palabra de Dios. A veces da flojera, pero no porque estoy en la casa del Señor”, dijo Gael.
Es discípulo de Jesús
Otro servicio que al niño le gusta mucho es acompañar a sus papás a llevar la Comunión a los enfermos, pues se considera un discípulo que camina custodiando a Jesús en la Eucaristía.
“Cuando vamos con los enfermos siento mucho amor, mucha alegría por acompañar a Jesús. Me siento triste porque los enfermos que ya son grandes, están solos”, dijo Gael quien es asiduo a la oración pues reza por la mañana, cuando come, y concluye su día rezando.
“Algunas veces le pido a Dios ser sacerdote. Me gustaría decirles a los niños que Jesús es nuestro Padre que murió clavado en la cruz para salvarnos. Aunque ellos no crean que Jesús está vivo, Jesús sí cree en ellos”, expresó Gael.
Quiere ser sacerdote
Sacerdotes como el padre Francisco García, Antonio González y Marcelino Delfín, han sido ejemplo para Gael.
“He visto que los sacerdotes son alegres con el cuerpo de Cristo y yo quiero ser alegre como un apóstol que tuvo a Jesús”.
“Tengo las crismeras, unas estolas, dos palias. No juego con ellos porque son cosas sagradas. Las crismeras mi mamá me las cuida, pero las demás cosas las tengo acomodadas en mi mueble”, compartió el niño.
Por su parte, su mamá afirmó: “Doy gracias a Dios por mi familia. Le pido que si es su voluntad que mi hijo sea sacerdote, que arda más en su corazón ese deseo y mi hijo sepa escucharlo. Yo le digo a Gael que Dios quiere nuestra felicidad, y si no es un sacerdote, que sea un buen cristiano”, expresó mientras su hijo encogía los hombros para decir:
“Si no soy sacerdote, pues no, pero tengo que seguir ese sueño”.