BENDICIÓN E IMPOSICIÓN DE LA CENIZA
- Terminada la homilía, el sacerdote hace un breve momento de oración en silencio para bendecir las cenizas.
- Enseguida, rocía la ceniza con agua bendita, sin decir nada.
- El sacerdote se dirige a los presentes, diciendo una sola vez para todos: “Conviértanse y crean en el Evangelio”. O bien “Recuerda que eres polvo y al polvo has de volver”.
- Después, el sacerdote se desinfecta las manos y se coloca la mascarilla cubriendo nariz y boca.
- Enseguida, El sacerdote impone la ceniza cuantos se acercan a él o, si es oportuno, se acerca a cuantos están de pie en su lugar.
- Para la imposición el sacerdote toma la ceniza y la deja caer sobre la cabeza de cada fiel, sin decir nada. Mientras tanto, se canta la antífona.
- Terminada la imposición de la ceniza, el sacerdote se lava las manos y continúa con la oración universal. La Misa prosigue del modo acostumbrado.