Presencia
El pasado 7 de octubre el Congreso de Chihuahua aprobó una reforma que modifica el artículo 8 de la Ley Estatal de Educación para «fomentar el uso correcto de las reglas gramaticales y ortográficas del idioma español».
Aunque se había informado que esta reforma daba como resultado la prohibición del “lenguaje inclusivo”, se aclaró después que no es así, pues el cambio a la ley no sanciona ni restringe el habla, la docencia o la libre expresión y tampoco impide a estudiantes o docentes usar “lenguaje inclusivo” en su comunicación cotidiana.
Sin embargo, la reforma se refiere a un uso adecuado de la gramática española. Por ello la pregunta de esta semana es:
¿Qué opina de la ley aprobada para fomentar el uso adecuado de la gramática que busca desalentar el llamado “lenguaje inclusivo”?
Respaldamos la propuesta a la reciente reforma al artículo 8 de la Ley de Educación del Estado de Chihuahua, porque este establece que hay que fomentar el uso correcto de las reglas gramaticales y ortográficas del idioma español. Esta modificación es necesaria para el respeto al idioma y su estructura, especialmente en el ambiente educativo que tiene la responsabilidad de enseñar a los estudiantes la correcta expresión del idioma.
En lo que estamos de acuerdo es en que se respete el idioma español y sus reglas y, por ejemplo, que no se utilice la “e” o la “x” o la arroba, porque esto no es ni siquiera inclusivo, sino una falta de ortografía.
Desde el punto de vista de la gramática, por ejemplo, el uso del masculino plural en español, incluye ya a hombres y mujeres, ambos sexos y esta es una regla gramatical reconocida.
El “todos” en masculino en la lengua española, incluye femenino y masculino, esto lo debemos saber todos los que estudiamos gramática. Estamos de acuerdo en que se maneje así y que, si se quiere utilizar un lenguaje inclusivo, se debe enfocar en otros sentidos.
Una verdadera política de inclusión en el lenguaje debería de priorizar herramientas y sistemas que permitan tener una mejor comunicación con otras necesidades, por ejemplo, utilizar el braile por ejemplo, el lenguaje de señas o por ejemplo, enseñar otros idiomas como el rarámuri.
En nuestra opinión, la escuela es un espacio donde se va a aprender de una manera formal y esta enseñanza debe centrarse en los fundamentos de la lengua y tenemos que utilizar el lenguaje español como lo marca la Real Academia de la Lengua Española con sus reglas gramaticales.
Respaldamos esta decisión porque evita distracciones innecesarias en atender los verdaderos retos, ese rezago en la lectura y comprensión; y exhortamos a las autoridades a enfocarse en los problemas estructurales como es el presupuesto, la capacitación docente, los espacios dignos para la enseñanza y la atención a los problemas de violencia escolar.
Gabriel Sánchez Soledad/ Unión Nacional de Padres de Familia en Chihuahua
La considero un acierto, es una medida valiosa y necesaria que protege la integridad del idioma español, defiende su función primordial de comunicación clara y evita la imposición de soluciones lingüísticas artificiales que generan más problemas de los que resuelven.
El «lenguaje inclusivo» es, en la práctica, muy difícil de aplicar de manera consistente a toda la estructura del idioma, se enfocan en sustantivos y adjetivos («amigues», «todxs», estimad@s), la modificación no puede extenderse de manera coherente a artículos, pronombres y la concordancia general.
Al buscar ser incluyentes supliendo en las palabras las letras “a” y “o” por símbolos como “@” o “x”, es cuando realmente se genera una exclusión, ya que dificulta la accesibilidad para personas con discapacidades visuales o cognitivas, dado que los lectores de pantalla no pueden interpretar símbolos como «@» o «x».
Por otra parte, el enfoque en el lenguaje como principal herramienta de cambio social corre el riesgo de confundir la forma con el fondo. Cambiar las palabras es más sencillo y visible que terminar con la discriminación estructural, la desigualdad salarial o la violencia de género. Existen instituciones públicas “certificadas” en equidad de género, en donde lo único que ha cambiado es la forma de redactar los documentos oficiales, los cargos de primer y segundo nivel siguen siendo ocupados en su inmensa mayoría por hombres, los varones perciben un salario superior al de las mujeres, y el acoso laboral hacia el sexo femenino sigue presente y sin consecuencias.
Este es un ejemplo de cómo se puede caer en la falacia de creer que por decir «todes», “las/los” ya se ha logrado la inclusión, desviando la mirada de lo verdaderamente importante, generar reformas legislativas, educativas y culturales profundas que realmente transformen la sociedad. La verdadera inclusión se logra con acciones, no solo con modificaciones léxicas.
Aplaudo la aprobación de esta ley en el Estado de Chihuahua ya que pone el foco en el uso adecuado y rico del idioma, que se convierte en la verdadera herramienta de empoderamiento. Enseñar a las personas a expresarse con precisión, claridad y elocuencia les da un poder comunicativo mucho mayor que imponerles un lenguaje artificial.
Adicionalmente, la evolución de la comprensión lectora en México es la historia de un estancamiento crónico seguido de un retroceso agudo. Los jóvenes llegan a la universidad sin comprender lo que leen, complicar durante la formación básica aún más la lectura con un “lenguaje incluyente” solo empeora la situación. Fomentar la lectura, la redacción y el dominio del español en su forma estándar es la manera más democrática y efectiva de garantizar que todos los ciudadanos puedan hacerse oír y entender.
Mtra. Martha Madero/Académica
El Congreso de Chihuahua ha aprobado recientemente una reforma a la Ley Estatal de Educación en materia de gramática, disciplina que forma parte de la lingüística y que se encarga de estudiar los elementos de una lengua, así como la manera en que estos se organizan y combinan. Esta medida representa un paso importante en la promoción del uso correcto y consciente de nuestro idioma.
La gramática tiene como propósito fundamental unificar criterios y fomentar el dominio adecuado del lenguaje. En los últimos años, el denominado “lenguaje inclusivo” ha comenzado a permear distintos ámbitos de la comunicación. No obstante, es importante distinguir entre enriquecer el idioma mediante la incorporación de nuevos términos y alterar su estructura de manera artificial.
Desde esta perspectiva, manifiesto mi total respaldo a dicha reforma, ya que contribuye a preservar la pureza y coherencia del español, evitando el uso de construcciones ajenas a las normas lingüísticas que rigen nuestra lengua. Es deber de todos los hablantes cuidar y valorar el idioma que nos une, aprovechando su vasto y rico léxico para expresarnos con claridad, respeto y precisión.
El compromiso con la correcta enseñanza y práctica del español debe seguir siendo una prioridad en el ámbito educativo. Cuidar nuestra lengua es, sin duda, cuidar nuestra identidad cultural.
Mtra. Evelyn Janeth Torres/Educadora































































