Presencia
El domingo 18 de diciembre se conmemoró en todo el mundo el Día internacional del migrante, fecha que hace 22 años que fue proclamada por la Organización de las Naciones Unidas como un homenaje para reconocer tanto sus derechos y garantías humanas, así como su contribución y esfuerzo al desarrollo y progreso de muchas naciones ajenas a la suya de nacimiento.
Esta conmemoración se da en medio de la crisis que se vive en Ciudad Juárez debido a la llegada de más y más personas en movilidad, que han debido dejar su país de origen y buscan llegar a Estados Unidos por esta vía. Por ello la pregunta de esta semana es:
¿Cuál es el balance que hacen al día de hoy con la llegada de caravanas de migrantes. Qué más puede/debe hacer la ciudad por ellos?
A nivel mundial, las expresiones de solidaridad con la población en movilidad distan mucho de festejos y reconocimientos como dictan los principios de misma ONU (migración digna, ordenada y segura) o con la postura del Papa Francisco que aboga por una Iglesia sin fronteras y un exhorto a los líderes mundiales por una apertura generosa de sus países.
Tampoco los preceptos mínimos de humanidad (solidaridad y empatía) son cumplidos por parte de ciudadanos en algunas naciones al considerar a los migrantes como “invasores indeseables”, haciéndolos objeto de agresiones y diversos tipos de violencia que derivan en una vergonzosa xenofobia.
Bien dice el escritor uruguayo Eduardo Galeano que los migrantes son personas que se han cansado de tanto esperar y ya sin esperanza huyen. Esa es la realidad de los “sin papeles” que van en busca del sueño americano, del canadiense, del español, del alemán, etcétera. Incluso existe “el sueño mexicano” para muchos migrantes
Pero haciendo un balance a la fecha sobre la situación y presencia de los migrantes en México -particularmente en nuestra ciudad- es reconocible que se ha hecho mucho, más no lo suficiente como para aliviar dignamente la estadía (temporal o permanente) de esta población, sean cuales fueren sus motivos e intenciones migratorias.
A estas alturas ya no es necesario saber qué causó estas olas migratorias –porque hace mucho que se sabe- lo que sí hace falta -y debe de hacerse ya- es generar políticas públicas con enfoques transversales y con sentido ético, así como promulgar leyes generales de aplicación y observancia por los tres órdenes de gobierno.
Los tomadores de decisiones políticas, quienes estudian y analizan esta problemática, quienes brindan asistencia y atención e incluso quienes se aprovechan de las condiciones de vulnerabilidad y precariedad de los migrantes, deberían de considerar otras dimensiones del problema y dejar de verlo como un asunto meramente político, social y económico. Se trata de personas con los mismos problemas y necesidades que tienen muchos mexicanos, sólo que ellos no están en su patria, lo cual los hace más vulnerables. Hay que dejar de verlos como estadísticas en informes y reportes ejecutivos para gestionar apoyos y negociar presupuestos.
Sobre todo porque ninguno ha sabido responder con empatía humanitaria y simplemente se echan la pelotita unos a otros. A fin de cuentas, ¡Todos somos migrantes!
Jesús Alfredo Rodríguez/ Técnico académico Colegio de la Frontera Norte
El tema de la migracion forzada se ha convertido en una constante desde hace unas dos décadas, no solamente en nuestro país, sino a nivel mundial. Cada día son más las personas que se ven forzadas a salir de sus países ya sea por razones de violencia o de pobreza extrema, o buscan condiciones que les permitan un desarrollo pleno. Sin embargo, a pesar de que lleva casi dos décadas siendo una realidad más evidente, sobre todo en la región de Centro y Norte América, aún los gobiernos y los estados no estan del todo preparados para atender a las personas migrantes y garantizar sus derechos de manera plena. Seguimos viendo que las personas en situacion de migracion siguen siendo excluídas, no les son garantizados derechos tan básicos como la salud, la educación y la seguridad.
Seguimos viendo cómo los Estados siguen criminalizando y atendiendo a esta situacion tan compleja utilizando la fuerza -a veces desmedida- de los cuerpos de seguridad pública e incluso del Ejército, en México hace casi dos años se ha legalizado el uso de la Guardia Nacional para la contención migratoria.
No obstante también cada vez son más las iniciativas, sobre todo ciudadanas que forman cuerpos de resistencia y acogida hacia las personas en situación de migración. Desafortunadamente no son todas las personas residentes de los países de tránsito y destino quienes están organizadas, pero quienes lo están, lo hacen con el corazón y la conciencia plena de que nadie es ilegal y que las personas migrantes tienen tantos derechos como cualquier otro ser humano …esto me parece que es una expresion no sólo de resistencia sino también es un mensaje de que los derechos humanos van más allá de una condición de ciudadanía y más allá de cualquier frontera.
El balance es ése: hay una situacion de claro-oscuros, la migración es cada vez más compleja y no se están atendiendo de manera adecuada y efectiva por parte de los gobiernos, ni a las personas migrantes y tampoco a las causas que les obligan a migrar.
Y qué más podemos hacer por ellos? Lo primero es mirarles, escucharles, atender sus necesidades, saber qué anhelan y de qué manera podemos apoyar para poder garantizar que tengan un trato digno dentro de la ciudad. Hacer uso de nuestro poder ciudadano para exigir los derechos para ellos, porque creo que todas las personas que habitan este espacio, se vuelven de manera automática en parte de nuestra vida y comunidad y hay que mirarles así, y los problemas que a ellos les atañen nos tienen que importar, porque al final van a tener un impacto dentro de nuestra comunidad. Creo que también podemos ayudarles en sus demandas y sanar también sus dolores.
María Elena Hernández/ Servicio Jesuita a Migrantes
Uno de los mensajes del papa que se me hace interesante es el que tituló “Un nosotros cada vez más grande”. El Santo Padre más que nadie sabe lo que pasa en el mundo entero y nos cuenta cómo cada día la migración va siendo cada vez mayor y va haciendo los retos más grandes también. Aquí lo triste es que detrás de la migración hay muchos problemas políticos, mucha pobreza, mucha injusticia. México es un claro ejemplo de violencia, secuestro, pobreza, impunidad, y creo que lo que nos queda como comunidad fronteriza es justamente este reto.
Se escuchan siempre voces de que los tres niveles de gobierno se quedan en lo poquito o lo están haciendo demasiado tarde. Sin embargo la Iglesia responde. Platiqué con unos venezolanos que me decían ‘nosotros somos católicos y queremos hablar con el obispo…desde que salimos de Venezuela los que nos han dado la mano son las casas de migrantes de la Iglesia Católica’… Entonces creo que es un testimonio y signo muy bello que ellos lo digan.
Para nosotros como frontera el reto es seguir acogiendo, seguir apoyando, porque creo que la visita del Papa Francisco a Juárez en 2016 ese reto, esa misión nos dejó.
Segundo, no hay que olvidar nuestro pasado. Sufrimos mucho con la violencia y muchos hombres, mujeres y familias también tuvieron que emigrar por la situación aquí, entonces no podemos criticar, ni juzgar, porque tenemos que aprender del pasado, valorar, aprender. Y aunque en el tema de la migración encabeza el gobierno, creo que la sociedad, los empresarios, las organizaciones humanitarias tenemos que unirnos para poder dar respuesta y no olvidar que en esta migración también hay mexicanos que también están en los puentes pidiendo asilo político.
Aquí no nos queda, como juarenses, decir que la migración es mala o cerrar las fronteras. Hay que unirnos. Claro que hay que cuestionar, enfrentar, sentarnos y dialogar o decirle a quien le compete. Pero creo que antes de hablar hay que voltear al pasado y saber que la migración no se va a acabar, no es solamente de América Latina o de México, sino de Europa, Oriente, etcétera. Ahora la migración, como lo dice el papa, es un ‘signo de los tiempos’ y eso nos va a ir haciendo un nosotros cada día más grande.
Cuando decimos que es un nosotros más grande, se refiere a una sociedad con oportunidades para todos… entonces, si no aprovechamos, esto puede, en vez de beneficiarnos, perjudicarnos o dividirnos y no estamos para eso. Ése es el reto que nos queda como frontera. No olvidemos nuestro pasado y juntos trabajar para dar solución a que nuestra sociedad pueda enriquecerse de lo que estamos viviendo.
Pbro. Javier Calvillo/ Director de la Casa del Migrante Ciudad Juárez