Cada 19 de octubre se conmemora el Día Internacional de la Lucha contra el Cáncer de mama, una fecha dedicada a concientizar sobre la importancia de la detección temprana mediante la autoexploración, especialmente entre las mujeres.
Diana Adriano
Existen numerosos casos de éxito en la lucha contra el cáncer de mama, uno de ellos el de Liliana Victoria Ramos Martínez, quien ha enfrentado el diagnóstico de cáncer de mama con valentía y determinación.
“Fue a la edad de 42 años cuando me lo detectaron. En ese momento no me hacía estudios ginecológicos, pero me detecté una bolita en el seno y acudí a un ginecólogo. Me revisaron y me mandaron hacer un estudio. Luego me remitieron a oncología, porque posiblemente era cáncer”, relató.
Impacto emocional
Liliana recordó el momento en que recibió la noticia con gran impacto, aunque con cierto alivio.
“El oncólogo me revisó y gracias a Dios todavía era algo operable. No era necesaria la quimioterapia en ese momento”, dijo.
En junio de 2014, Liliana fue sometida a una mastectomía, un procedimiento quirúrgico que consiste en la extirpación total o parcial de uno o ambos senos. Lo que permitió extirpar el cáncer antes de que se extendiera a otras partes del cuerpo.
«Pasaron algunos meses y tuve que tomar sesiones de quimioterapia. Duré un año con el tratamiento y otro año con unas vacunas. Después, cada seis meses me hacían revisiones, y a los cinco años, ya las revisiones eran cada año. Así fue el proceso”, explicó.
En la actualidad, Liliana sigue bajo revisión médica.
“Se supone que a los 10 años de que uno recibe la quimioterapia nos dan de alta, y aún estoy en ese proceso. Aún no cumplo los 11 años para que me den de alta”, comentó.
Impacto en la familia
Por otro lado Liliana debió enfrentar el impacto emocional de su enfermedad en la familia.
“Fue muy triste y difícil, porque somos solo dos hermanos y mis papás ya son mayores. Era complicado decirles esa noticia», confesó.
Al principio, optó por no compartir la información con sus padres y hermano, buscando apoyo en amigas que la acompañaban a las consultas con los oncólogos.
Sin embargo, una vez que se confirmó la necesidad de una operación, decidió que era el momento de hablar con ellos.
“Cuando hablas de cáncer, normalmente uno piensa en muerte. Gracias a Dios tengo muy buenas amistades que me llevaron a la Iglesia”, dijo Liliana refiriéndose a cómo sus amigas jugaron un papel crucial en su apoyo emocional y espiritual durante este tiempo.
La fe como refugio
Su fe se convirtió en un refugio. «Soy muy devota al Divino Niño, y me llevaron a visitarlo. Este cáncer me ayudó a acercarme más a la Iglesia», aseguró quien tuvo un momento especial durante la visita del Papa Francisco a Ciudad Juárez.
“Este encuentro fortaleció mi fe y me dio una nueva perspectiva en la lucha contra el cáncer. Siento que hubo mucha cercanía con Dios en todo ese proceso”, recordó con emoción.
San Peregrino; patrono de las personas con Cáncer
En la Diócesis de Ciudad Juárez hay una parroquia que alberga una reliquia de primer grado de San Peregrino Laziosi, conocido como el santo patrono de las personas que padecen cáncer.
Se trata de la parroquia Nuestra Señora del Rosario donde existe una devoción muy especial por el santo nacido en Italia en el siglo XIII, y quien experimentó una conversión espiritual, se unión a la Orden de los Siervos de María y llegó a alcanzar la santidad.
San Peregrino es especialmente venerado debido a su milagrosa curación de una grave enfermedad en su pierna, considerada cáncer, tras una noche de oración profunda.
Habla el padre Felipe Ramos, párroco de Nuestra Señora del Rosario.
“Hemos hecho el ejercicio de realizar una misa cada 4to sábado de mes en honor a San Peregrino, poniendo en manos del Señor a los enfermos, administrando el sacramento de la Unción de Enfermos hacia ellos y exponiendo la reliquia de primer grado, que es un pedazo de hueso de San Peregrino”.
Con una gran acogida por parte de los feligreses, la iniciativa ha rendido grandes frutos.
“Hay testimonios de gente que ha cambiado su perspectiva de la enfermedad, del dolor, gracias a esta celebración y a la presencia de San Peregrino», añadió el sacerdote.
Y compartió este testimonio sobre el impacto de esta devoción a San Peregrino.
“Hay aquí una familia que no era muy practicante de la fe y una de las hijas enfermó de cáncer. A raíz de esto se han acercado bastante a la Iglesia, a Dios y ellos mismos me han dado testimonio de cómo Dios está obrando en su vida, dándoles paz en medio de la enfermedad», relató el sacerdote.
Y compartió unas palabras que le dijo el padre de la niña:
“Aunque su hija no sea sanada, esto que Dios está haciendo con nosotros es algo muy grande, porque estamos sintiendo su presencia en nuestra vida, estamos más cerca de Dios y de los sacramentos”.
No apartarse del amor de Dios
Así, el sacerdote destacó que aunque en la enfermedad no se encuentre la sanación física, pueden experimentarse milagros de la gracia de Dios en la vida espiritual de las personas.
«Ninguna enfermedad, ningún sufrimiento nos pueden apartar del gran amor que Dios nos tiene. El dolor, el sufrimiento siempre tienen que ser vistos con los ojos puestos en la Vida Eterna y en la resurrección del cuerpo en el último día», señaló el sacerdote.
Añadió que aunque el cuerpo decae y enferma, “sabemos que eso no será para siempre, pues el Señor nos llama a participar de la vida eterna, y el cuerpo participará plenamente de ello.
Eso nos tiene que ayudar a asumir la enfermedad con mucha esperanza”, finalizó.