Ana María Ibarra
Unidos en fraternidad, como una misma familia, la comunidad parroquial de Dios Padre se congregó el pasado sábado 16 de octubre para llevar a cabo el Rosario Viviente parroquial, acto de piedad que les llenó de bendiciones.
Encabezado por su párroco, el padre Jorge Iglesias, el evento inició con una procesión donde la imagen de la Virgen del Rosario fue adentrada al recinto en un tarima cargada por el grupo de Caballeros de Colón.
“¡Viva María, Viva el Rosario, Viva Santo Domingo que lo ha fundado!”, fue la alabanza que los fieles entonaron dirigidos por el coro parroquial, mientras contemplaban la imagen de la Bienaventurada María.
A su paso, los fieles agitaron banderines blancos y azules, conmovidos al ver la imagen que reflejaba una mirada amorosa y que fue incensada por el sacerdote previo a dar inicio con el rezo del Rosario.
Fue el padre Jorge quien dirigió las oraciones iniciales, pero los misterios fueron rezados por miembros de la comunidad.
Cinco misterios
El rezo del primer misterio, fue dirigido por dos familias de la parroquia uniéndose el resto de los asistentes ofreciendo su oración por rodas las familias y matrimonios de la comunidad.
“Anunciemos con valentía lo que hemos visto y oído de nuestro Seños Jesucristo”, se leyó en el ofrecimiento.
El grupo de monaguillos dirigió el segundo misterio, con la intención de pedir por los niños.
“Los niños nos hacen sentir la necesidad de comprometernos a que abran su corazón a Dios y acepten la invitación de Jesús”.
Contemplando la cercanía y la seguridad de que Dios no abandona a sus hijos, el rezo del tercer misterio fue elevado a cielo guiado por integrantes del ministerio de caridad parroquial.
“Urge la misión de la compasión. Oremos por nuestros hermanos más necesitados para que el Señor los asista y a nosotros nos de el don de la caridad”.
No podía faltar la participación de los jóvenes, quienes guiaron el cuatro misterio mientras la comunidad los acompañaba pidiendo a Dios todos los jóvenes del sector parroquial.
“Para que Dios les ayude a responder el llamado al proyecto de vida que, como el discípulo amado, estén al pie de la Cruz para recibir a María y llevarla a vivir a su casa”.
Finalmente, el quinto misterio se ofreció por la vida y los no nacidos, dirigido por personas portando el pañuelo azul.
Elevan plegarias
Para concluir el evento, maestros y niños de la escuela bíblica San José Sánchez del Río, colocaron al centro del recinto un rosario elaborado con globos azules y naranja y una gran cruz blanca.
En movimientos coordinados, soltaron los globos en forma de Rosario y éste subió a los cielos, signo de que los rezos fueron elevados para ser escuchados.
Conmovida la comunidad continuó un momento para alabar a Dios y ensalzar a María con alabanzas.