Diana Adriano
En conmemoración de la Jornada Mundial del Enfermo, el grupo Camino al Cielo se unió a los enfermos de la comunidad Santo Niño de Atocha en una emotiva reunión realizada el pasado sábado 10 de febrero.
Desde temprana hora, los enfermos se congregaron para participar en la celebración de la Santa Misa en el templo parroquial, la cual fue presidida por el padre Roberto Ramos, párroco de la comunidad.
El encuentro fue una oportunidad para ofrecer apoyo espiritual y solidaridad a aquellos que atraviesan por momentos de enfermedad y dificultad.
La presencia de los integrantes de Camino al Cielo brindó un ambiente de esperanza a los presentes, quienes se sintieron acompañados en medio de su enfermedad.
Durante la celebración, se destacó la importancia de la oración y la compasión hacia los enfermos, así como la necesidad de brindarles atención y cuidado tanto físico como espiritual.
Centro de la atención
En su homilía, el padre Roberto destacó la importancia de poner a los enfermos, los frágiles y los pobres en el centro de la atención humana y solicitud pastoral.
Hizo hincapié en la invitación del Papa Francisco. “No debemos ser indiferentes ante el dolor, la enfermedad y la soledad que enfrentan nuestros hermanos, el Santo Padre nos ha llamado a todos a ser artífices de cercanía con los más necesitados”, dijo.
Asimismo, el párroco pidió a María Santísima, salud de los enfermos, interceder por todos y ayudar a ser luz en medio de la oscuridad del sufrimiento.
Instó a que el Espíritu Santo los iluminara para saber cómo estar más presentes y cómo llevar consuelo a quienes sufren, buscando siempre reflejar la mirada de Jesús hacia aquellos que están en dolor y aflicción.
Compartieron los alimentos
Al concluir la celebración litúrgica, el sacerdote bendijo a los presentes rociando agua bendita, simbolizando la purificación y la renovación espiritual.
Acto seguido, todos se dirigieron hacia uno de los salones de la parroquia, donde el grupo Caminó al Cielo preparó alimentos para compartir con los asistentes.
Este gesto de compartir alimentos fortaleció los lazos de comunidad y solidaridad entre los presentes, tal y como lo manifestó Naty Sáenz, integrante de Caminó al Cielo.
Esta reunión no solo fue un momento de celebración, sino también una oportunidad para demostrar amor y compasión hacia los enfermos y los necesitados, siguiendo el ejemplo de Jesucristo en el servicio a los demás.