A propósito del Día del Niño, el Padre Leonardo García ofrece estas directrices que pueden ayudar a los niños, a los padres de familia y también a los sacerdotes…
Ana María Ibarra
Son los padres de familia quienes tienen la principal tarea de educar a sus hijos en la fe, aunque la Iglesia los apoya en esta encomienda, afirmó el padre Leonardo García, liturgista de la diócesis.
Al compartir consejos para que los pequeños de la casa aprendan a vivir la Misa, explicó que dada la importancia de este tema, la Sagrada Congregación para el Culto Divino incluyó un directorio para la misa de los niños en el Misal Romano, desde 1973.
En ese dicrectorio se presentan algunas recomendaciones a padres de familia y a sacerdotes, algunas de las cuales compartió el padre Leonardo en este Día del Niño.
- Educar en la fe desde el hogar
Como principales promotores de la educación en la fe, los padres de familia deben empezar la educación desde el hogar, dijo el padre Leonardo en primer término.
“Una de las recomendaciones es que los papás oren en casa con sus hijos para que cuando se encuentren con toda la comunidad de la Iglesia, los menores se introduzcan en esta dinámica de la oración. Si los papás no los enseñan a orar en su casa, difícilmente el niño entenderá la acción litúrgica que es oración dentro de las celebraciones litúrgicas”, explicó.
El sacerdote dijo que la Iglesia está consciente que los niños tienen un lenguaje y una pedagogía especial y por eso se creó el directorio en el misal romano.
“Dice el directorio que si los papás no enseñan a orar a sus hijos, al menos formen en ellos algunos valores humanos y cristianos como el respeto, la docilidad, el silencio, para que crezcan en la vida de virtud y para que puedan participar en la misa”, dijo el liturgista.
El experto dijo que aunque la liturgia está estructurada para una asamblea adulta, esto no quiere decir que al momento de realizar una misa para niños, se haga con la liturgia un espectáculo.
“La liturgia no es un show, es la celebración del misterio pascual de Cristo a la que se debe de introducir a los niños poco a poco, para que lleguen a participar plenamente de este misterio de Salvación”, aclaró.
- Catequizar previamente
Explicó que el directorio indica que se debe enseñar a los niños una catequesis previa de la Eucaristía, pero con un lenguaje adecuado.
“A veces queremos que los niños sean unos adultos chiquitos: siéntese bien, párese bien, no se esté moviendo… a veces los catequistas parecen soldados en lugar de testigos de la fe con los niños en las celebraciones eucarísticas”, señaló.
Debido a ello se requiere un gran trabajo a nivel catequético, profético y litúrgico, que sea una catequesis vivida, con un lenguaje propio para los niños, dijo.
“Debemos ayudar a las comunidades parroquiales, a las catequistas para que el niño tenga esta experiencia de la celebración eucarística como un encuentro de fe y no como algo a la fuerza, o que tiene que vivir porque están yendo al Catecismo, porque luego se termina el catecismo y aquellos niños se desaparecen”, lamentó.
Dijo que es necesario que presbíteros, catequistas, miembros de la comunidad cristiana y papás hagan equipo para que el niño tenga una vivencia de la celebración. Y recomendó:
“Se requiere una catequesis preparatoria que les ayude a preparar el corazón para celebrar la Eucaristía, y una catequesis posterior a la celebración para explicar a los niños los signos que se han realizado en la celebración litúrgica”.
- Hacerlos partícipes
El padre Leonardo dijo que el directorio del Misal Romano invita a que los niños tomen parte de los saludos litúrgicos, de los silencios, de la alabanza, del canto, es decir, que se les enseñe a participar de este modo en la celebración litúrgica.
“En una misa de niños hay que poner cantos que ellos puedan cantar para que participen. Se nos sugieren moniciones para que el niño pueda ir captando lo que se va a celebrar con pocas palabras y sencillas, que lo ayuden a entender lo que se va a realizar”, compartió.
Añadió que en las misas de niños, ellos deben participar siendo lectores, del coro, quienes lleven las ofrendas del pan y vino, y quienes hacen la oración universal, así como enseñarlos a guardar los silencios.
“Todo esto implica una preparación para que se sientan parte de la celebración. Pueden participar en la procesión de entrada explicándole su significado (Cristo que entra a su Iglesia), y explicar también las simbologías”.
- No alterar Liturgia
Resaltó que no deben pasarse por alto las normas litúrgicas por ser una misa para niños, ni quitar, ni agregar cosas.
“Para ello tenemos que formarnos mejor los sacerdotes, formar a nuestros catequistas, estudiar el directorio para la misa para los niños y juntamente con el obispo, que es el liturgo de la diócesis, tomar algunas directrices que se puedan vivir en nuestra diócesis en la misa con los niños”.
Agregó que sin utilizar espectáculos que sólo queden en los niños como mero sensacionalismo, se debe buscar una reflexión profunda ayudada por un lenguaje pedagógico, que lleve a los niños a tener una relación con Dios, ya que esa es la prioridad de la liturgia.
“Tenemos que hacer un discernimiento de escucha de la Palabra de Dios, de contemplar las normas de la Iglesia que son las que nos van indicando el camino para poder ayudar a los niños a que tengan ese encuentro con el Señor”, explicó.
- Enseñar con el testimonio
Para el padre Leonardo, la mejor manera de ayudar a los niños a vivir la Eucaristía es que los adultos den testimonio evangélico con la caridad y la oración, para que los pequeños sepan que la vida cristiana brota de la Eucaristía, de donde se nutre la vida cristiana.
“No puedo ser una persona muy devota de misa diaria y poncharles de mala manera los balones a los niños que juegan futbol en la calle, no hay coherencia cristiana. El directorio hace hincapie en que nuestra vida corresponda al evangelio”, explicó.
Recordó que la liturgia con espíritu cristiano se fomenta en la familia.
“El papá no le puede decir al niño que vaya a misa mientras él se queda viendo el futbol. El niño capta la falta de amor a la Eucaristía en la familia, por lo tanto hay que crecer como familia en ese amor a Jesús Sacramentado”, puntualizó.
frase…
“Debemos ayudar a los niños a tener una espiritualidad litúrgica que les permita profundizar el misterio de fe, para salir y participar al mundo el encuentro que han tenido con el Señor en la Eucaristía. Que sea conscientes de que salen cristificados”.