Durante las primeras semanas de mayo se hizo común ver en Ciudad Juárez escenas donde decenas de personas hicieron largas filas afuera de tiendas de conveniencia, para poder comprar cerveza.
Esto luego de que la venta de estas bebidas alcohólicas fue cancelada, debido a que se suspendió la producción al no ser considerada esta actividad como esencial.
Este tipo de escenas fueron compartidas en redes sociales, donde se generaron un sinnúmero de reacciones, principalmente de enojo, debido a la ciudad todavía se encontraba en cuarentena por la pandemia del Covid 19, y las personas que hacían las líneas, no observaban ninguna medida de prevención para evitar contagios. Aunque la venta de cerveza ya se regularizó, la pregunta de esta semana es:
¿Que nos indica y como debería de abordarse este fenómeno de la gente que estaba buscando cerveza aunque ya hay pero de todos modos las líneas estas en busca de cerveza?
Yo creo que somos una cultura extrovertida aquí en el norte, la verdad somos una cultura de convivencia, de socialización, que verdaderamente usa la cerveza siempre como pretexto o sinónimo de fiesta, alegría, algarabía, entonces eso lo llevamos en nuestra sangre. Es una cuestión cultural, yo siento que esto responde precisamente a esas necesidades. El hecho de esas manifestaciones y filas para comprar cerveza, es en un sentido cultural, más allá que un valor en cuanto a buscarle la calidad al sabor, más bien es en sentido de convivencia esto de la cultura cervecera, que al menos aquí en norte está muy arraigada, en el frío y el verano. Yo conozco muchísima gente que realmente toma pura cerveza, ni siquiera vino u otro tipo de bebidas alcohólicas, sino sólo su cerveza. En ese sentido corresponde esto cultural de sentirse descansado y relajado pues somos una ciudad precipitada y se buscan los espacios de convivencia; ya si de desvirtúa, ya es de cada quien, pero en principio yo así lo veo.…la algarabía de fiesta la llevamos en nuestra sangre.
Y en esta situación de la pandemia es como una válvula de escape también, por las presiones, las psicosis, una válvula de escape, para un momento de relax en referencia a este asunto que cala, que cambia el swicht de la organización social. Creo que es como un medio para relajarse y estar más tranquilo. Pero repito, ya el hecho de que se desvirtúe y se tome en exceso, ya puede traer consecuencias lamentables.
Pbro. Roberto Luna/párroco de Corpus Christi
A raíz de que se informó que la producción de cerveza no se consideraba una actividad esencial, se ocasionó el desabasto en los establecimientos donde se adquiere, y esto provocó que la gente se apresurara proveerse de una reserva, igual que, cuando por algún día festivo se suspende la venta de alcohol. Considero que esta reacción tiene varias fuentes; por un lado es un impulso de sobrevivencia. En nuestro país el consumo de cerveza es muy elevado y parte de la vida cotidiana y, unido al confinamiento social, no poder disfrutar de algo que es un agente de relax, crea sentimientos de inseguridad y ansiedad. Pero también nos pone frente a una realidad: la ingesta de alcohol en exceso es una conducta que ha permeado nuestra sociedad en todos los niveles. Nuestro estado tiene un primer lugar en consumo de alcohol según la encuesta de 2019 del INEGI y la Secretaría de Salud.
Las bebidas alcohólicas en sí mismas no son dañinas, en un salmo dice que “el vino da brillo al rostro y alegra el corazón” e incluso pueden ser benéficas para la salud; lo que ocasiona daño es el exceso, no sólo perjudica seriamente la salud y la vida familiar, laboral y social de quien lo realiza, sino también daña a otras personas, por ejemplo, en un porcentaje muy alto, en muertes por accidente automovilístico el alcohol está involucrado.
¿Cómo abordar este problema? Creo que únicamente el educar a los jóvenes de una forma integral, que les permita valorar y respetar su cuerpo como un bien que necesita cuidar, para tener una vida plena y saludable, inculcando valores como la templanza, la prudencia, la responsabilidad que le permitan tomar decisiones informadas y sensatas, será posible que este flagelo que afecta no sólo al individuo, sino a toda la sociedad, pueda ser dominado.
Victoria Nettel de Robles/ psicóloga
Esto nos indica que hay una sociedad consumidora y un problema, un foco rojo aquí en Juárez, ya que vimos cómo la gente se desbordaba y entró en una crisis emocional. Eso también sucedió con las compras de pánico del mandado (despensa), nada más que aquí la gente decía ‘nos subieron algunos precios’, pero no pasaba nada, porque subía el precio y la gente aun así compraba. Pero volviendo a la cerveza, esto nos indica que tenemos una población consumidora y una sociedad enferma, que nos pide poner algunos focos, para revisar lo que está sucediendo.
¿Cómo se podría borrar o atender todo esto?, creo que a nivel parroquial, haciendo un buen plan pastoral contra las adicciones podríamos llegar a más gente y atender a más gente en esta situación que acabamos de ver como un testimonio.
Eduardo Tovar/ Barrios Unidos por Juárez
Pienso que nuestro pais desgraciadamente tiene un alto índice de alcoholismo. La segunda cosa que veo, es que para muchas personas, en esta epoca de calor la cerveza es como el sustituto de bebida porque les quita el calor, los refresca y aparte les produce esa sensación de estar agusto y sentirse bien, de placer.
En mi opinión, vistas las precariedades económicas que se estan sufriendo por cuestión de la cuarentena por esta pandemia, tendrían que tener un poco más de sentido común las personas que están comprando cerveza, en vez de gastar esas cantidades de dinero en un producto que no es básico, emplearlo en ahorro, porque no sabemos cuánto tarde esta cuarentana, y que eso permita comprar cosas más útiles para ellos mismos y su familia.
Están los productos básicos de alimentación, para vivir, de higiene etc. No hay esta conciencia de jerarquizar valores, de priorizar las cosas, y lo que es una cuestión de placer, se pone en primer lugar, en vez de mandarla al último lugar. No estoy diciendo que la gente debe de dejar de consumirla !No!, porque para muchas personas incluso es una aliciente, aunque sabemos que el alcohol no es la respuesta para nada, puede ser una cuestión para sentirse agusto por un rato. Pero priorizarlo es una falta muy grave de sentido común, de responsabilidad hacia sí mismo y hacia su familia, y esta en contra de la economía, porque en vez de ayudar a que crezca la economía de los productos básicos, ayuda a la industria de productos que no son necesarios.
Creo que desde nosotros como Iglesia deberíamos hacer esa conciencia, sobre todo en los hombres, porque se da más en los hombres que en las mujeres, aunque las mujeres no estén excentas…entonces hacer más conciencia.
Este tiempo debe priorizarse lo importante. En primer lugar que no le falte nada a la familia, productos básicos de alimentación, uso pesonal, mantenimiento de su hogar.
Hna. Georgina Onofre/ Misionera de María Dolorosa