Ana María Ibarra
Aproximadamente 400 personas, entre jóvenes y adultos, de las parroquias que conforman el Decanato El Valle de Juárez, escucharon el Kerigma a través del retiro de evangelización que Laicos en Misión Permanente dirigió para dichas comunidades.
Esta iniciativa surgió del padre Eduardo Mendoza, párroco de Nuestra Señora de Guadalupe, quien en un principio pensó en este retiro únicamente para su comunidad. Sin embargo, el Espíritu Santo lo impulsó para extender la invitación a las comunidades hermanas.
En busca de unidad
El padre Martín Magallanes, decano de El Valle, compartió que hace algunos años, al llegar el padre Istibal Valenzuela a la comunidad de San Isidro Labrador, llamó al grupo de Laicos en Misión Permanente para impartir un retiro de evangelización. Lamentablemente no se siguió con el proceso.
“Ahora la iniciativa fue del padre Eduardo Mendoza, al ver que su comunidad estaba perdiendo el entusiasmo. Llamó a estas personas, nos platicó y nos invitó a participar. Decidimos que sí queríamos compartir esta experiencia”, dijo el padre Martín.
El decano reconoció que hacía falta la unidad tanto a nivel parroquial, como a nivel decanal. “Estamos viviendo la misma problemática y sabemos que este retiro nos animará, nos quitará esa tensión, ese miedo y nos llevará a unirnos más. Si los sacerdotes están unidos, también las comunidades se unirán”, agregó el sacerdote.
Previo al retiro de evangelización, en cada parroquia se realizó una asamblea de alabanza y oración.
“La idea es que se hagan las pequeñas comunidades y visitar casa por casa en todo El Valle. En este retiro venimos a llenarnos de fortaleza del Espíritu Santo para, sacerdotes y comunidades, continuar nuestra misión”.
“La misma comunidad nos pone el ejemplo, muchos pedían algo así que nos renovara la fe. El que nos llamó a la vida también nos llamó a la fe y a la comunidad. No se puede vivir la fe en solitario, sino en el compartir.”, finalizó.
Frases…
Me siento muy animado, muy esperanzado. Un fenómeno que se ha dando en las cuatro parroquias es el desánimo, el miedo. Hay mucha presencia de hermanos no católicos. Solamente en San Isidro y sus pueblos, hay 35 grupos no católicos. En mi cabecera parroquial hay de 7 a 9 grupos. Los fieles se han retirado, se habla mal de la Iglesia Católica y la gente se aparta. Nuestra intención es renovar, fortalecer y retomar el camino de la comunidad. Este retiro me da mucha esperanza.
Pbro. Martín Magallanes, párroco de San Ignacio de Loyola
Siento este retiro con mucha esperanza, tanto para la gente como para mí. Es algo que nos ayuda como comunidad, sobre todo por el trabajo de equipo que estamos realizando los sacerdotes. Es un bonito gesto de solidaridad que hemos tenido unos con otros. Va a ser un reto dar seguimiento y formación para que no se nos apague el fuego del Espíritu Santo.
Pbro. Eduardo Mendoza, párroco de Nuestra Señora de Guadalupe
Estoy contento, con mucha esperanza porque vivimos en esta región de El Valle un poco apartada, con inseguridad, con temores. Estoy lleno de alegría por estar reunidas las cuatro parroquias, los cuatro sacerdotes con el equipo que ha venido a compartir con nosotros. Esto nos va a servir bastante a todos.
Pbro. Sergio Hernández, párroco Nuestra Señora del Sagrado Corazón, El Porvenir
Me siento contento porque de nuevo el Espíritu Santo me hace abrir los oídos para escuchar a los laicos. Son los laicos los que nos han impulsado. Gracias a estos grupos misioneros se reactiva en mi corazón sacerdotal el querer ir a todos los rincones. Este retiro, aunque es kerigmático nos forma el corazón para salir. ¡Basta de quejarnos, de estar encerrados, ensimismados! Somos cuatro sacerdotes de distintas generaciones, pero cuando el amor de Dios está en el corazón del sacerdote, eso es lo de menos. Queremos anunciar el amor de Cristo y cumplir el mandato misionero.
Pbro. Istibal Valenzuela, párroco San Isidro Labrador