Ana María Ibarra
Siendo un país rico en recursos, Venezuela enfrenta actualmente una crisis económica con una inflación del 700%, consecuencia de una “dictadura” que ha venido a más desde el año 2002.
Ante esta situación, más de un centenar de venezolanos han emigrado a Ciudad Juárez, donde encontraron un lugar para ofrecer una vida digna a sus familias y desde donde apoyan a su pueblo participando en elecciones y manifestaciones.
Así lo compartieron Erika y Gaby –que pidieron la reserva de sus apellidos– quienes enviaron un mensaje de unidad a su comunidad y a la vez dieron a conocer su postura ante la crisis que vive el país, con la esperanza y la fe de una mejoría.
Inicio de la crisis
Hace 12 años, Gaby salió de Venezuela junto con su esposo rumbo a Ciudad Juárez buscando una mejor condición de empleo, ya que la empresa en la que laboraba su marido salió de su país a causa de la intervención del Gobierno, siendo presidente Hugo Chávez.
“En el 2002 entró Chávez y en cuanto tomó el poder cambió la Constitución en el apartado de reelección, e implementó una cláusula que decía que si su servicio no era lo que el venezolano esperaba a los dos años de ejercicio podía ser revocado a través del voto”, compartió.
Añadió que, aunque mucha gente voto por él pensando que como candidato independiente sería un cambio positivo para el país, a los dos años de su servicio se vio un cambio radical negativo.
“La gente creyó en él y votó a su favor, pero inmediatamente hizo cambios que arrasaron con el país y a los dos años se pidió su revocación, pero desde ese momento empezaron a hacer fraudes de elección y no hubo formas de comprobarlo legalmente”, señaló Gaby.
Por su parte Erika compartió que se realizó una elección para la Asamblea Nacional, ente de toma de decisiones gubernamentales. El alto porcentaje de abstención hizo que el Gobierno ganara y cambiara las leyes.
“Todos los poderes, económico, social, político, están bajo su mando directo y de esa manera pudieron instituir muchas cosas que no eran de la aprobación común”, dijo.
Problemas en aumento
La problemática se ha ido agudizando año tras año, afirmó Erika, quien salió huyendo de Venezuela hace tres años.
“Hoy en día nuestros familiares nos pintan una realidad igual a la que yo dejé. Gracias a una nueva convocatoria a un proceso electoral donde ganó la oposición se pudo frenar un poco toda esa problemática”, indicó.
No obstante salir de Venezuela es muy difícil ya que existe un control cambiario donde el único que tiene el poder económico para comprar divisas (dólares) es el Gobierno, quien controla tanto al sector privado como público.
“Esto trajo una problemática terrible porque se ha dado un doble mercado en las divisas, el oficial y el negro. Si actualmente el dólar oficial cuesta de 6 a 13 bolívares, el dólar negro está alrededor de 10 mil bolívares. Hay en Venezuela una inflación del 700%. Lo que se puede comprar hoy, mañana no”, compartió Erika.
Explicó que esta situación afecta al sector privado que ha dejado de producir por falta de materia prima, ya que no pueden ser importadas pues no tiene acceso fácil a la compra de dólares.
“El Gobierno ha expropiado toda una serie de empresas pero no las pone a producir y van a la quiebra rápidamente. Todo eso ha generado la problemática tan grande que existe en la economía venezolana. Hay una carencia muy grande en productos básicos, comida, productos de higiene personal, medicamentos, en todo”, señaló.
Pero no solo se dejaron de producir en el país los productos básicos, sino que se bloquearon las exportaciones e importaciones, por lo que el mercado se ha ido cerrando.
Zona de guerra
La falta de alimento, de medicinas e incluso de educación ha convertido a Venezuela en una zona de guerra, pues mientras que las fuerzas armadas del Gobierno amedrentan a la población con actos violentos, el mismo pueblo ha llegado a delinquir, matando incluso por una bolsa de comida.
Gaby dijo que la compra de alimentos está restringida y solo se puede comprar un día según la numeración de la cédula de identificación.
Además, aunque algunos países han querido ayudar enviando alimento y medicinas, estas no llegan a la población pues el Gobierno no lo permite, lo que ha ocasionado muertes por desnutrición y enfermedades no atendidas.
Esta situación de pobreza no solo ha afectado a las clases bajas, sino que es generalizada por lo que la comunidad venezolana dentro y fuera del país lleva 100 días manifestándose pacíficamente haciendo peticiones.
Una de ellas es que se abra un canal humanitario para permitir que otros países puedan enviar comida, medicina e insumos básicos de higiene personal.
“Llevamos más de 100 días manifestándonos, ellos en Venezuela y nosotros aquí. Hay represiones de parte del Gobierno, miles de presos políticos, personas torturadas, muchachos que están siendo enjuiciados por tribunales militares, han muerto adultos y jóvenes en estas manifestaciones que han sido pacíficas, se hizo una manifestación de la fe”, lamentó Gaby.
Y añadió: “Se está pidiendo paz, que ceda el Gobierno, queremos un país democrático, un país donde se respeten los derechos humanos, que se haga un nuevo proceso electoral donde se decida por otra persona que conduzca el país, pero evidentemente no lo van a permitir”.
Después de un ejercicio electoral donde venezolanos desde el exterior emitieron su voto, el presidente actual Nicolás Maduro expresó que aunque ganara la oposición, así tuviera que salir a la calle con armas para defender su lugar, lo haría, lo que convierte al país en una zona de guerra.
Pocas opciones
Ver a sus familiares sólo a través de videollamadas deja en Gaby y Erika una desesperación e impotencia, pues cada vez los miran más demacrados, y aunque desde aquí buscan la manera de enviarles alimentos y otros insumos, es difícil que lleguen a sus manos.
“Si envías algo no tienes garantía de que llegue a tu familiar porque en la aduana se lo roban, pues el hambre es general. Cuando mi mamá fue no le quitaron nada pero teníamos ese temor. Es increíble cómo antes, cuando viajabas, llevabas un detalle emblemático del país, ahora llevas papel higiénico, jabón, desodorante, comida, es triste ver cómo cambió la vida para Venezuela”, dijo Gaby.
Salir de Venezuela es también difícil, tanto por la compra de las divisas como por la falta de aerolíneas, ya que actualmente solo una llega.
“Es muy difícil salir del país. Hace días se reportó un éxodo masivo donde una gran cantidad de venezolanos salieron a través de la frontera con Colombia. Es una dictadura disfrazada de democracia en donde no tenemos libertad ni para salir, aunque tengas dinero”, agregó Erika.
Fortalecidas en la oración
Desde su llegada a Juárez, Gaby y otros venezolanos han sido puente para que sus familiares emigren a esta frontera como una alternativa para salir de la crisis y tener otro horizonte.
Ella y Erika actualmente sirven en una comunidad parroquial de la diócesis. Su fe les ha ayudado para tener esperanza y transmitirla a sus familiares, con quienes se comunican vía internet.
“La oración es muy poderosa y nos fortalece. Hacemos cadenas de oración para dar apoyo moral a nuestras familias para que resistan, sabiendo que el cambio viene porque Dios es misericordioso. Si el pueblo de Venezuela está de pie es porque todavía hay fe, sabemos que hay un Dios que no nos olvida y sus tiempos son perfectos”, expresó Gaby.
“Lo importante es la unión en familia, vencer la distancia, sembrar esperanza, fortalecer cada día con nuestra fe, sabemos que de alguna u otra manera se hará justicia. Imploramos la misericordia de Dios por Venezuela”, dijo por su parte Erika.
Erika y Gaby agradecieron el apoyo que han recibido en México, especialmente en Ciudad Juárez, así como el de su comunidad parroquial pues están conscientes que el pueblo venezolano necesita todo tipo de ayuda.
“El llamado es para que nos fortalezcan con su oración, pero no sé si hay manera de que puedan intervenir internacionalmente, necesitamos el apoyo para la democracia, para la ayuda humanitaria, siento que internacionalmente pudieran ser mediadores”, pidió Gaby.
Erika añadió que su intención es dejar un mensaje de paz, un deseo de que las cosas cambien y que exista democracia.
“Somos Venezuela y queremos libertad, paz para nuestra gente, queremos que nuestros hijos conozcan la Venezuela que nos vio crecer a nosotras. Gracias a México porque nos permite darle a nuestros hijos una vida digna, pero esta vida queremos poder darla en nuestro país”, finalizó Erika.