Diana Adriano
Después de más de nueve años de servicio en la parroquia Santos Mártires Mexicanos, el sacerdote franciscano Fray Mauro Muñoz se despidió con gratitud y emoción de la Diócesis de Ciudad Juárez para emprender una nueva misión en la comunidad vecina de El Paso, Texas.
La comunidad de la parroquia enclavada en la Colonia Morelos III, se reunió el pasado 31 de agosto en una emotiva celebración de acción de gracias para despedir al sacerdote que ha sido una figura central en sus vidas durante casi una década.
La santa misa atrajo a cientos de fieles que deseaban expresar su agradecimiento y desearle lo mejor en su nueva etapa. Además, concelebrando estuvo el padre Fernando Valle, párroco de Nuestra Señora del Pilar, en representación del presbiterio.
Durante su tiempo en la parroquia, Fray Mauro Muñoz se ganó el cariño y el respeto de la comunidad por su dedicación, compasión y su profundo compromiso con la fe. Su labor pastoral incluyó la celebración de misas, la administración parroquial y de los sacramentos, la asistencia a los más necesitados, la promoción de actividades de servicio social en la parroquia, además de difundir el carisma franciscano entre niños, jóvenes y adultos.
Al igual que Pablo
“No me gusta ser el centro de atención”, comenzó diciendo el padre Mauro en su homilía de despedida. Sin embargo, citando la carta de Pablo a los Tesalonicenses, destacó la importancia de la gratitud en la vida cristiana.
Hizo hincapié en cómo, a pesar de las dificultades y adversidades que experimentó Pablo con los tesalonicenses, encontró consuelo y alegría en su respuesta. De manera similar, el padre Mauro expresó su gratitud por la comunidad que lo acogió en esta parroquia.
Dijo que no se imaginaba en Ciudad Juárez, y ahora que debe partir siente nostalgia, aunque su esperanza y consuelo residen en la idea de que “la comunidad continuará viva y alegre” después de su partida.
El padre Mauro recordó los momentos de alegría y gozo que vivió en Mártires Mexicanos, entre ellos la pandemia, que pudieron enfrentar y superar como una comunidad muy unida.
El padre Mauro dijo que confía en que estos nueve años fueron preparación para lo que viene en su vida ministerial y destacó la fuerte relación de fraternidad que entabló con el presbiterio de Ciudad Juárez y cómo esta experiencia fortaleció su sentido de comunidad en la Iglesia.
“Me llevo una cosa muy especial, la relación con el presbiterio. Para mí ha sido una cosa espectacular. Si una cosa voy a extrañar es eso, que todos somos Iglesia, y me hicieron sentir más Iglesia estando con todos ellos”, expresó.
Agradecimiento
Luego, el padre Fernando Valle, párroco de Nuestra Señora del Pilar, se dirigió al sacerdote y a la comunidad presente, expresando su aprecio por el papel que Fray Mauro desempeñó en el Decanato de Nuestra Señora del Pilar.
Resaltó el compromiso del sacerdote en su rol como decano, reconociendo la dedicación y el liderazgo que aportó a esa porción de la Iglesia diocesana.
Igualmente hizo hincapié en la importancia de orar por los sacerdotes y agradecerles por su guía espiritual, ya sea a través de bendiciones, consejos o incluso correcciones.
“Simplemente gracias, padre, que Dios le pague. Todos los sacerdotes que lo hemos conocido podemos decir que en esta diócesis tiene a sus hermanos”, concluyó el padre Valle.