La fortaleza y la sabiduría han sacado adelante a estas dos mujeres que hoy, Solemnidad de Pentecostés, comparten su testimonio sobre la actuación del Espíritu Santo en sus vidas.
Ana María Ibarra/ Segunda parte
Desde hace 44 años Anita Castorena se ha dejado guiar por los caminos que el Señor le ha mostrado, también con la gracia del Espíritu Santo que le ha otorgado sus dones, de manera especial el de la Sabiduría.
Anita comparte su testimonio de cómo, a través de la oración, logró tomar decisiones como lo hizo Salomón, movida por el don de la Sabiduría.
Como Rey Salomón
Fue hace 44 años cuando Anita se encontró con el Señor en la parroquia Natividad del Señor a través del movimiento de la Renovación Carismática. Desde entonces ha permanecido activa, con distintos llamados en el servicio.
“Fui llamada para iniciar evangelización y catequesis en la Natividad del Señor, posteriormente el padre Guillermo Madrigal, que en gloria esté, me llamó para iniciar en Zaragoza”, recordó Anita.
En ese tiempo, don Manuel Talamas Camandari, primer obispo de Ciudad Juárez y el padre Madrigal la invitaron a integrar el equipo diocesano de la Renovación, entonces inexistente.
“Sentí que un block de cemento caía encima de mí. Desde que inicié a servir al Señor una frase que se me quedó muy grabada en mi mente y en mi corazón es aquella del Rey Salomón. El Rey Salomón no pidió nada al Señor más que sabiduría para poder guiar el pueblo de Dios”, señaló Anita.
Así pues, en su encuentro con Dios en una asamblea de oración, una persona de la comunidad, sin conocerla, se acercó a ella y le dijo: “hermana, Dios te manda decir: yo te haré pescador de hombres”.
“¡Caramba!, pensé, ¡Qué peso! Soy casada, tengo 7 hijos y mis responsabilidades, pero venía a mi mente la petición de Salomón y le dije: No me des nada más que sabiduría para salir adelante”.
Gracia concedida
Tras años de servicio, Anita asegura que el Señor le concedió la gracia de vivir esa experiencia de la sabiduría en decisiones difíciles que fue tomando, como reanudar los congresos que se habían suspendido, unificar los criterios de los líderes, entre otros.
“Le había pedido al Señor sabiduría para seguir y después para tratar con el presbiterio porque, si en estos tiempos es difícil que se acepte la Renovación, (antes) era peor, y con razón porque no había formación adecuada y sí muchas desviaciones”, dijo.
Anita recordó que preparó un programa de formación y pudo seguir adelante.
«Era una ama de casa, madre de familia, esposa, con tantos hijos, solamente Dios podía auxiliarme y hasta la fecha lo sigue haciendo”.
Movida por el Espíritu Santo, Anita tomó la decisión de dejar la coordinación del movimiento diocesano después de nueve años, pero fue invitada a integrarse al equipo nacional del movimiento.
“Estoy segura que fue el Señor quien me dio sabiduría para tomar esa decisión …en el equipo nacional duré siete años”.
Luego, al faltarle un año para concluir su servicio en el nacional, Anita fue invitada por un grupo de sacerdotes y por el padre Carlos Márquez (qepd) a servir en la casa San Pedro de Jesús Maldonado, desde cocinar, limpiar y todo lo que se requiriera.
“Me puse a orar y avisé al equipo nacional que ya no podía estar con ellos porque iba a atender a un grupo de siete sacerdotes recién ordenados. En la siguiente reunión de Consejo Nacional varios sacerdotes me dieron las gracias por esa decisión, porque venía de Dios y me di cuenta que era la decisión correcta”.
Invitación
Anita invitó a la comunidad a que en este Pentecostés sigan pidiendo los dones del Espíritu Santo, de manera especial el de la Sabiduría.
“No para colgarnos una medallita y decir: tengo un don, sino para no tomar decisiones equivocadas en el apostolado, en el servicio, en nuestras relaciones interpersonales, en las relaciones familiares, en toda nuestra vida”, finalizó.
Frase…
“Si todos pidiéramos el don de la Sabiduría al momento de tomar decisiones, sufriríamos menos y cometeríamos menos errores”. Anita