Capítulo VI. Manantial en el Desierto: La historia oculta de Ciudad Juárez
José Mario Sánchez Soledad/Autor
El visitador del Nuevo México Francisco Atanasio Domínguez
Segunda parte
El 3 de enero de 1777, el visionario Fray Francisco Garcés informaba a sus superiores algunas ideas de cómo comunicar a esta vasta región con el Pacífico: “Si se logra poseer este río, acaso se podrá bajar por el hasta Los Tulares, y por estos con embarcaciones pequeñas, hasta San Francisco; lo que traería mucha utilidad para el comercio, aún con China, cuyas naves
llegan a san Francisco, pudiera meter sus géneros por el Puerto dulce, y Tulares, hasta el desemboque del río Grande, y por este arriba para el Nuevo México, habilitando de este modo
las Misiones de adentro. Con el comercio de China, por este Río y el de España, por el de Misisipi, pueden ser felices la Provincias internas”. Esto sucedería hasta la llegada del ferrocarril a finales del siglo XIX.
En 1780 y 1781, Nuevo México vivió una terrible epidemia de viruela y esto minoró mucho la población. Las curas hechas a base de plantas como el Tarai o la que llamaban Hediondilla que abundaban en la zona no fueron suficientes para contener la epidemia. El gobernador Don Juan Bautista de Ansa recomendó al Comandante General de las Provincias Internas Caballero Teodoro de Croix el reducir las misiones a veinte; pero los religiosos de la custodia no se conformaron y pidieron se les aumentara el sínodo, porque se les prohibió el emplear sin pago a los indios en sus servicios personales y en las granjas.
La Gazeta de México del 19 de abril de 1785 da noticias sobre algunos de los retos que se enfrentaban en estas tierras extremosas. Por eso es entendible por qué se construyó un dispensario médico y hospital enseguida de la Misión de Guadalupe: además de la viruela se sufría de males Bronco respiratorios. El periódico publicó: Habiéndose mudado los vientos al sur, constantes todos los años en los meses de febrero, marzo y abril en este país, se ha experimentado por ese motivo, o porque la divina providencia se ha apiadado de él, el total exterminio de los dolores pleuríticos y flatos insultantes; y solo han quedado unas calenturas intermitentes en los niños con el agregado de una tosecilla, de que han muerto algunos. En la segunda línea de presidios, Pueblo de Paso del Norte y cinco Misiones que la circundan, pasan de mil y doscientos los que han fallecido en dicho tiempo.
Los religiosos de entonces atendían en el dispensario de la Misión de Guadalupe a los enfermos de la comunidad. Después de cambiar de mando en varias ocasiones la Comandancia General de las Provincias Internas, el virrey de México Carlos Francisco de Croix tomo el mando de estas en el año de 1786 y las dividió en tres regiones militares para posteriormente crearse intendencias.
El territorio original y definición de Nuevo México
El coronel Antonio de Alcedo escribió en 1787 el Diccionario Geográfico Histórico de las Indias Occidentales o América (Madrid, Manuel González), con auxilio del padre Jerónimo de Mendieta, quien además nos dejó en su Historia Clásica Indiana, publicada por Joaquín García Icazbalceta (México, Antigua Librería, 1870). El diccionario referido presenta la siguiente definición de Nuevo México: Tiene el mismo nombre (es decir México) con el aditamento Nuevo, otro reino dilatado, que es la parte más septentrional de los dominios de la Nueva España en América. Confina con el Sur con las provincias de Sinaloa, Nueva Vizcaya, y Nuevo Reino de León, por el sur y sureste con la Florida, por el noreste con el Canadá o Nueva Francia y por el poniente, norponiente y sur poniente con las Californias, extendiéndose por el Norte cuyos límites se ignoran todavía; Comprehende su extensión desde 260 hasta 275 grados de longitud y desde 28 hasta 45 de latitud; tiene de largo 350 leguas de norte a sur y 150 de ancho.
Pie de foto 1
Interpretación del mapa elaborado por Miera y Pacheco en 1759, Chantal Cramaussel 1993.
Se fortalecen de nuevo las festividades
guadalupanas en Paso del Norte
A través del tiempo el respeto a la normativa en Paso del Norte para organizar la celebración de las Fiestas de Guadalupe se volvió a relajar. En 1787, el vicegobernador Alberto Máynez (quien fuera gobernador de Nuevo México en 1808 y de nueva cuenta de 1814 a 1816), se quejó de la mala organización de las festividades, por esa razón validó la normatividad establecida y ordenó su observancia al nombrar tres representantes para asegurar su cumplimiento. El primer ciudadano en ser nombrado fue José Horcasitas que tendría la responsabilidad de invertir los quinientos pesos heredados a la Virgen por Joaquín Sánchez de Tagle.
En el año de 1788, los informes capitulares sobre el Estado de la Orden de San Francisco, Provincias y Colegios en la América Septentrional informan sobre Nuevo México la existencia, en la totalidad de este territorio de 48 misiones con fecha de reporte el 13 de enero de 1787. Santa Fe de la Villa, San Diego de Tezuque, San Ildefonso, Santa Cruz, Santa Clara, San Juan, Santo Domingo, San Felipe, San Francisco de Nambe, San Lorenzo de Pecuries, Santa María de Pecos, Santa María de Galistéos, San Buenaventura de Cochi, San Agustín de la Isleta, San Estevan de Acóma, Nuestra Señora de la Asunción de la Laguna, San Francisco de Zuñi, San Gerónimo de Taos, San Diego de Xemez, Purísima Concepción de Zya, Santa Ana de Queres, San Francisco de Albuquerque, San Antonio de Sandía, Nuestra señora de Guadalupe de El Passo, San Lorenzo del Realito, San Antonio de Senecú, San Antonio de La Isleta, y Santa María del Socorro”. El teniente gobernador del pueblo del Paso del Norte era en ese entonces Don Francisco Xavier de Uranga, según la Gaceta de México del 24 de febrero de 1789.
Los asuntos más mundanos de la paga a los religiosos por parte de las autoridades y la disminución del número de misiones fueron finalmente desahogados hasta el año de 1790 por el Comandante General Don Jacobo de Ugarte y Loyola y el gobernador Don Fernando de la 0. Finalmente se disminuyó al mantenimiento de 19 misiones y el nuevo poblado de Nuestra Señora de Belén, todas atendidas por 21 religiosos.
Festividades Guadalupanas a finales del siglo XIX