Ante las tragedias ocurridas recientemente, es necesario recordar la situación que viven muchos migrantes en la diócesis local, paso obligado de muchos de quienes tienen como meta el “sueño americano”.
Ana María Ibarra
La muerte de más de 50 migrantes, hace dos semanas, asfixiados en la caja de un camión de carga, conmocionó a la humanidad, especialmente a aquellos que trabajan por el bienestar de quienes emigran de su país rumbo al sueño americano, y a los propios migrantes.
Ante la tragedia es necesario recordar la situación que viven muchos migrantes en la diócesis local, paso obligado de muchos de quienes tienen como meta el “sueño americano”.
La Casa del Migrante de la Diócesis de Ciudad Juárez atestigua permanentemente estrujantes historias de estas personas.
Vive tragedia con sus hijos
Joel llegó a la frontera de Ciudad Juárez en busca de refugio después de que él y sus dos hijos fueron privados de la libertad en Toluca, Estado de México. Viajó impulsado por familiares que anteriormente habían pasado por esta frontera y estuvieron en la Casa del Migrante.
“Tengo 10 meses en el albergue. Fueron dos meses de recorrido. Salí de mi país, Guatemala por amenazas y extorsión. Vine con mis dos hijos pequeños y dejé a mi hija de 20 años allá”, compartió Joel.
En su lugar de origen Joel tenía un pequeño negocio de raspados que le daba buenas ganancias para solventar sus gastos como papá soltero de seis hijos.
“Nos iba bien, vendíamos hasta 300 raspados al día y eso era buena ganancia, pero un grupo criminal comenzó a pedirnos dinero de nuestro pequeño negocio y ya no pude pagarles”, compartió.
Por esa situación Joel envió a sus tres hijos mayores a Estados Unidos y después decidió salir con sus dos hijos menores, mientras que su hija de 20 años se quedó en Guatemala.
“Ella no quiso venir, pero han empezado a amenazarla y molestarla y me pidió que le mande dinero para venir, pero no he podido hacerlo”, compartió Joel.
Secuestrados
El recorrido de Joel y sus hijos por México fue, en general, bueno. Sin embargo, estuvieron a punto de morir en manos de secuestradores de migrantes.
Después de pasar un mes en Chiapas, Joel y sus hijos se trasladaron a la Ciudad de México y de ahí a Toluca, donde fueron secuestrados.
“Llegamos de noche a un hotel y antes de entrar nos asaltaron, pero nos apoyaron las personas del hotel y ahí pasamos la noche. Al día siguiente salí a charolear para poder pagar el hotel. Cuando salimos nos abordaron y nos llevaron a un lugar de matorrales. Pensé que nos iban a matar, pero Dios es grande y no nos desamparó”, dijo agradecido.
Después de 15 días en que no lograron obtener información de la familia de Joel en Estados Unidos -para solicitarles dinero de rescate-, los secuestradores dejaron de custodiarlos, lo que Joel aprovechó para dirigirse a donde se encontraban sus hijos y lograr escapar.
“Desde allá busqué el apoyo de la Casa del Migrante porque mi hija mayor y mi yerno habían estado aquí cuando iban a Estados Unidos. Ellos me mandaron con la trabajadora social y ella nos dirigió para llegar aquí”.
Agradecido
Seguro de que fue Dios quien obró en el corazón de los secuestradores y le puso los medios para llegar a esta frontera, hoy Joel mantiene la esperanza de cruzar a Estados Unidos junto con sus hijos de 16 y 10 años.
“Fui a COESPO y me anoté, después vino Children, una institución de apoyo también. En COESPO me unieron en un grupo que ya iba para Estados Unidos, pero me dijeeron que por mi situación, me dijeron que me regresara al albergue y ellos me llamaban”, compartió.
Agradecido con la Casa del Migrante, Joel aporta lo que puede como gesto por la atención que él y sus hijos reciben.
“Pasamos situaciones difíciles. Es lamentable lo que pasó en San Antonio, Texas. Para mí es duro porque venían unos amigos de mi pueblo. Por lograr el sueño americano, uno busca la muerte. Por eso les pido al Gobierno Estadounidense que se ponga la mano en la conciencia y nos apoye con asilo”, expresó.
Y agregó: “También al presidente mexicano le pido que apoye a los emigrantes. Aquí en Juárez, en el albergue me han prestado un servicio que les agradezco. Hay muy buenas personas aquí. Que Dios los bendiga”.
Aumentan causas de migración
Tras lo sucedido en San Antonio Texas, pero también en Marruecos (África), frontera con España, donde decenas de migrantes subsaharianos murieron al intentar cruzar a Europa en busca de una mejor vida, los defensores de los migrantes se mantienen en alerta.
En Ciudad Juárez, específicamente, preocupa también el anuncio de la desaparición de programas para migrantes que desean cruzar a Estados Unidos, indicó el padre Javier Calvillo, director de la Casa del Migrante.
“En el suceso de Texas había muchos mexicanos y se está poniendo mucha atención en todos los mexicanos desplazados. Reconocemos que si se quita el programa MPP sería formidable, porque los migrantes tendrían que esperar en Estados Unidos y se podría desahogar un poco la ciudad”, expuso.
“Pero la migración no se acabará”, reconoció.
Explicó que la concentración de migrantes en Ciudad Juárez por el cierre de fronteras, ha incrementado los casos de secuestros, extorsiones, la separación de familias, muertes en el Río Bravo y en el desierto, ya que las personas optan por medios peligrosos con tal de llegar a Estados Unidos.
“Es algo muy doloroso, y no podemos olvidar que aún estamos en pandemia y que en México se vive un clima de inseguridad. Se complica el tránsito de migración ordenada, justa o humana”, lamentó.
México, sin estrategia
El padre Calvillo reflexionó en el hecho de que hoy las causas de la migración en América y el mundo, no solamente son la violencia o la pobreza, sino que ahora se agrega la situación climática.
“Se complica por los desastres naturales. Aquí el detalle es cómo responde México porque es el puente o es el muro. Por eso es la respuesta de los gobiernos, de las leyes políticas como el MPP y el título 42, los resultados y muertes que suceden”.
Así pues, dijo, son importantes las leyes, estrategias y políticas que se derivan para responder a la migración.
“México no tiene ninguna estrategia, ni políticas claras, ni logística para responder. Eso hace complicada la migración, y se orilla a los migrantes a utilizar otras vías, y son presa fácil del crimen organizado. Eso es lo complicado y doloroso, y no se toman en cuenta esos factores de riesgo y se quedan los gobiernos sin hacer nada”, denunció.
Situación en Juárez
Actualmente la Casa del Migrante cuenta con alrededor de 370 migrantes en el albergue y ha llegado hasta a albergar 400, pero dado el momento se tiene que frenar la recepción, por salud de los propios migrantes y el personal.
Además, dijo, el albergue se encuentra en deterioro tanto interior como exterior.
“Es bonito reconocer que si los migrantes han salido adelante es por la comunidad binacional siempre unida. De ser tres albergues ahora somos más de 35 y eso muestra la generosidad de la gente, lamentablemente el gobierno se ha hecho sordo, pero mientras la comunidad responda, seguiremos. Ojalá que las leyes cambien y que los tres niveles de gobierno hagan su papel para una migración ordenada”, finalizó.