Oración inicial
Dios todopoderoso: que amanezca en nuestros corazones el resplandor de tu gloria, Cristo, tu Hijo, para que su venida ahuyente las tinieblas del pecado y nos manifieste como hijos de la luz. Por nuestro Señor Jesucristo. Amen.
Lectura del santo Evangelio según Mateo 17,10-13.
Reflexión
- Los discípulos quieren saber: «¿Qué significa la enseñanza de los doctores de la Ley, cuando dicen que Elías tiene que venir antes?» Ya que Jesús, el mesías, estaba ya allí, había llegado, y Elías no había llegado aún. ¿Cuál es el valor de esta enseñanza de la vuelta de Elías?”
- Jesús contesta: “Elías ya vino y no le reconocieron, sino que lo trataron como se le antojó. Y también harán padecer al Hijo del hombre”. Y entonces los discípulos comprendieron que Jesús se refería a Juan Bautista.
- En esa situación de dominación romana que desintegraba el clan y la convivencia familiar, la gente esperaba que Elías volviera para reconstruir las comunidades: reconducir el corazón de los padres hacia los hijos y el corazón de los hijos hacia los padres. Esta era la gran esperanza de la gente. Hoy también, el sistema neoliberal desintegra las familias y promueve la masificación que destruye la vida.
- Reconstruir y rehacer el tejido social y la convivencia comunitaria de las familias es peligroso, porque mima la base del sistema de dominio. Por esto mataron a Juan el Bautista. El tenía un proyecto de reforma de la convivencia humana (cf. Lc 3,7-14). Realizaba la misión de Elías (Lc 1,17). Por esto le mataron.
- Jesús continúa la misma misión que Juan: reconstruir la vida en comunidad. Porque Dios es Padre, y nosotros somos todos hermanos y hermanas. Jesús reúne dos amores: amor hacia Dios y amor hacia el prójimo y le da visibilidad en la nueva forma de convivencia.
Para la reflexión personal
- Me pongo en el lugar de los discípulos: ¿la ideología del consumismo tiene poder
sobre mí? - Me pongo en el lugar de Jesús: ¿Tengo fuerza para reaccionar y crear una nueva
convivencia humana?
Oración final
Que tu mano defienda a tu elegido, al hombre que para ti fortaleciste. Ya no volveremos a apartarnos de ti, nos darás vida e invocaremos tu nombre. (Sal 80,18-19)