Lectio Divina correspondiente al 15 de enero de 2023, II Domingo del Tiempo Ordinario …Reflexión y acción de la Palabra de Dios, con la guía de integrantes del Instituto Bíblico san Jerónimo…
Samuel Pérez/ IBSJ
- LECTURA: ¿Qué dice el texto?
Juan 1, 29-34.
Al día siguiente, Juan vio a Jesús, que se acercaba a él, y dijo: -Este es el cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. A éste me refería yo cuando dije: “Detrás de mí viene uno que es superior a mí, porque existía antes que yo”. Yo mismo no lo conocía; pero la razón por la cual yo bautizo con agua es para que él se manifieste a Israel. Juan dio testimonio diciendo: -Yo he visto que el Espíritu bajaba desde el cielo como una paloma y permanecía sobre él. Yo mismo no lo conocía, pero el que me envió a bautizar con agua me dijo: “Aquél sobre quien veas que baja el Espíritu y permanece sobe él, ése es quien bautizará con Espíritu Santo”. Y como lo he visto, doy testimonio de que éste es el Hijo de Dios. (Texto tomado de la Biblia de América)
Después de haber leído el evangelio, hagámonos las siguientes preguntas para una mejor comprensión del texto:
Al ver Juan a Jesús ¿qué fue lo que reveló a los presentes?
¿A qué se refería Juan el Bautista al decir que Jesucristo era superior a él?
¿Cuál es la razón por la que Juan bautizaba con agua?
Al conocer a Cristo, ¿qué testimonio da Juan sobre él?
¿Cómo vio el Bautista que se manifestó el Espíritu Santo?
¿Cómo reconocería Juan a aquél que bautizará con Espíritu Santo?
Finalmente, ¿qué testimonio da Juan el Bautista sobre la persona de Jesús?
Breve Estudio Bíblico
“Este es el cordero de Dios que quita el pecado del mundo” es la revelación que hace Juan el Bautista sobre Jesucristo en el evangelio. Para los seguidores de Cristo, no era sencillo de comprender la revelación divina sobre su persona y su misión. Por ello, acudían a la Escritura (Antiguo Testamento) para que les iluminara, desde su propia experiencia, y comprobarán por sí mismos que Jesucristo era verdaderamente el Hijo de Dios tal como le sucedió a Juan el Bautista (Juan 1, 32-34). La primera lectura del profeta mesiánico Isaías presenta una parte de la serie de poemas llamados “Cánticos del Siervo del Señor” que revelan la identidad y la misión de este siervo que es encargado de llevar adelante el proyecto salvífico de Dios. San Pablo, apóstol y mensajero de Cristo, en la primera carta a los corintios hace referencia a la identidad y la misión de todo creyente “que en cualquier lugar invocan el nombre de Jesucristo, nuestro Señor” (v.2): son consagrados a Cristo Jesús con una vocación santa y su misión es construir, ya desde ahora, el Reino de Dios.
En el Evangelio, san Juan también alude y revela la identidad y misión del Hijo de Dios apoyándose de la persona de Juan el Bautista y el testimonio que da sobre Jesucristo. Es el Bautista quien prepara el camino del Señor, lo anuncia y muestra como el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo haciendo referencia al “Cordero expiatorio”, imagen del Siervo del Señor, que con su muerte redime a la humanidad (Isaías 53, 7-12; Éxodo 12, 46). Es Jesús Cristo, el Hijo de Dios, que ha llevado nuestros pecados en su cuerpo sobre la cruz para que muramos al pecado y vivamos una vida santa.
- Meditación: ¿Qué me dice Dios en el texto?
Para profundizar en el Evangelio contestémonos a nosotros mismos, con sinceridad, las siguientes preguntas:
“El Cordero de Dios” es la expresión que nos recuerda todo el significado sacrificial y expiatorio que tenía el cordero en el Antiguo Testamento (ver Éxodo 29). ¿Qué me hace reflexionar el que Cristo haya llevado nuestros pecados en su cuerpo sobre la cruz para que muramos al pecado y vivamos una vida santa?
Juan el Bautista aclara que el no es el Mesías y que es menor a Jesucristo en estatura divina. ¿Por qué a veces estamos tentados a sentirnos superiores a Dios? ¿Qué es lo que le falta a nuestra vida para no pasar por esta experiencia?
El Bautista informa y anuncia lo que contempla: “Yo lo vi y doy testimonio de que éste es el Hijo de Dios”.
¿Qué es aquello que puede suceder si no dedico tiempo para contemplar a Dios a través de la Sagrada Escritura y los sacramentos? Si no me ocupo por profundizar más en su Palabra ¿qué testimonio puedo dar de Cristo? ¿De qué estamos hablando en nuestra familia, comunidades eclesiales y entorno social?
¿En qué acciones con mi vida doy testimonio que Jesucristo es Hijo de Dios y creo en Él?
- Oración: ¿Qué le digo a Dios?
Cordero de Dios,
seguirte quiero yo,
conocerte y contemplarte
para ser tu testigo.
Tu vocero me ha anunciado
tu bautizo de Espíritu Santo y fuego.
Arda tu Espíritu en mi ser,
libérame de la esclavitud del pecado,
hombre nuevo quiero ser.
Con el corazón arrepentido
has morada te pido,
en mi corazón.
Amén.
- Contemplación:
Para intensificar la contemplación repitamos varias veces un versículo de la Sagrada Escritura durante la semana para que alimente nuestra fe:
«Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad» (Salmo 39).
- Acción: ¿A qué me comprometo con Dios?
¿Quién es Jesucristo? La liturgia de la Palabra nos ilumina en este II domingo del Tiempo Ordinario sobre la identidad y misión del Mesías que días atrás nos ha nacido y está entre nosotros.
Propuesta: Como Juan el Bautista, dediquemos tiempo para conocer a Dios, contemplarlo y así cumplir con nuestra misión de hijos de Dios: dar testimonio de Él y anunciarlo a todo el mundo. Contemplemos a Dios por medio del estudio de la Sagrada Escritura, acudamos a los sacramentos, vivamos la Santa Misa. Demos testimonio de Dios con nuestra vida por medio del servicio y el amor a nuestros semejantes haciendo vida las palabras del salmista: “Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad”.
Primera Lectura: Isaías 49, 3. 5-6
Salmo 39
Segunda Lectura: 1 Corintios 1, 1-3
Color: Verde