Silvia del Valle/ Madre de familia
A un año de la situación complicada que vivimos del cierre de los templos y la suspensión de las misas multitudinarias o públicas, la Iglesia Doméstica se ha fortalecido.
Al no poder tener una vida presencial en la comunidad parroquial, la Iglesia doméstica se ha tenido que fortalecer y volver un lugar real de educación y vivencia de la fe.
Es verdad que la pandemia ha traído muchos problemas y grandes males, pero también es cierto que hemos recuperado espacios para la familia, para la sana convivencia y para fortalecer lazos. También entra aquí la fe, que se ha fortalecido y se ha tenido que vivir y nutrir en familia y con el ejemplo.
Hoy te quiero dejar mis 5Tips para que la familia siga siendo ese lugar para vivir y nutrir la fe.
Primero. Usa los recursos que en las redes sociales podemos encontrar.
Es importante que tomemos en cuenta todas las opciones que ahora tenemos de recursos de apoyo para nuestra Iglesia doméstica.
Ahora tenemos muchas misas en línea, horas santas, oraciones, rosarios, viacrucis, reflexiones, temas de formación y hasta conciertos católicos que nos pueden apoyar y fortalecer la vida de nuestra Iglesia doméstica.
Y también nos podemos preguntar ¿son necesarias tantas opciones en las redes sociales? La respuesta es sí, ya que así podemos tomar la opción que nos acomode más a nuestro proyecto de vida familiar.
No es que dependa nuestra espiritualidad de lo que nos presentan, sino que se puede ver reforzada y darnos opciones que antes no teníamos a la mano.
Segundo. Propicia momentos de oración en familia.
La oración es la base de la vida interior, es por esto que se vuelve básico tener momentos de oración en familia y también personales.
En familia podemos establecer algunas devociones como el Ángelus, la coronilla de la misericordia, el santo rosario, etc. que nos ayudan a disponer el alma para el diálogo con Dios.
Pero también son necesarios los momentos de diálogo privado con el Señor, para que podamos hablar con quien sabemos que nos ama y abrirle nuestro corazón y nuestra voluntad.
Debemos recordar que la oración debe tener ciertas condiciones para que sea más eficaz, es por esto que es bueno tener un espacio especial para orar; un altar, un oratorio, una repisa con la Sagrada Escritura y un Cristo, etc. a nuestros hijos les ayudará para disponerse a la oración.
Tercero. Muestra a la familia distintas espiritualidades para que puedan crecer en la fe.
Podemos tener una espiritualidad familiar que sea el camino general de nuestra vida espiritual, pero también es bueno que en familia, conozcamos varias espiritualidades para que cada miembro de la familia tome lo que más le sirva o le acomode y le haga crecer.
Es verdad que hay carismas diversos en la Iglesia y así también hay diversas espiritualidades que son diferentes formas de vivir la fe y acercarse a Cristo.
Conocerlas y vivirlas nos ayudará a tener una identidad y un estilo de vida familiar.
Cuarto. Las lecturas nos ayudan a nutrir nuestra fe.Otra forma muy buena de acercarnos a la fe y de nutrirla es tener lecturas de vidas de santos, algo de magisterio de la Iglesia y por supuesto, la lectura de la Biblia, ya que en ella está la Palabra de Dios, que junto con la Eucaristía, nos alimenta el alma.
Es bueno que pongamos metas cortas de lectura como puede ser un capítulo de la vida de algún santo o algunos versículos de la Sagrada Escritura.
Podemos también programar lecturas en familia y una personal para cada miembro de la familia.
Por supuesto que la lectura diaria del Evangelio sería genial para estar acordes al tiempo litúrgico.
Quinto. Lo principal es la vivencia en familia.
La vida de la fe se aprende con la vivencia cotidiana ya que no es una ciencia, es fe.
Nosotros como papás debemos educar a nuestros hijos en la fe con el ejemplo y vivir un estilo de vida coherente, siempre basado en la Palabra de Dios.
Si lo logramos, generará en nuestros hijos una huella, una forma de ser y de actuar muy especial; marcado con la vida de Cristo, al estilo divino.
Y estaremos haciendo vida esa Iglesia doméstica, que engendre y nutra católicos de una pieza, dispuestos a dar la vida por hacer la voluntad de Dios en todo momento.