Mons. J. Guadalupe Torres Campos
Les saludo con cariño, amor de padre y pastor deseando tengan un domingo muy feliz, maravilloso, lleno de bendiciones de la gracia de Nuestro Padre Dios.
En este 29 domingo del Tiempo ordinario la Palabra de Dios nos plantea varios temas muy importantes ¿Qué le pedimos a Dios? Las condiciones del seguimiento, la imitación a mantenernos firmes en la fe y la entrega del siervo que da su vida, pero que al darnos la vida nos hace prosperar en gracia y en santidad.
En el evangelio de san Marcos que se ha proclamado este domingo nos narra un diálogo muy interesante entre Jesús y, primero, dos de sus discípulos, Santiago y Juan y después con el resto de los apóstoles. Pongamos mucha atención a este trozo del Evangelio de san Marcos porque ahí nos indica Cristo cómo debe ser nuestra actitud de fe y cómo debemos seguirlo.
Santiago y Juan se acercan a Jesús delante de los otros diez apóstoles y le hacen una petición muy singular, le dicen a Jesús: ‘Queremos que nos concedas lo que vamos a pedirte’.
¿Qué me piden?, pregunta Jesús, y entonces Santiago y Juan hacen esta petición: ‘Señor concédenos que al final nos sentemos uno a tu derecha y el otro a tu izquierda cuando estés en tu Reino’. Una petición muy extraña, pero también con cierto tinte de interés y protagonismo, y Jesús, muy claro y muy sencillo dice: ‘No saben lo que piden’.
Qué pedimos al Señor
Hermanos, esta primera parte, y sobre todo quiero centrarme en lo que Jesús respondió. Y aquí viene mi pregunta que la aplico a mí mismo ¿Qué le pido yo al Señor cada día, cada semana? ¿Cuál es mi petición?, ¿Que le pedimos al Señor? ¿Los primeros puestos?, ¿Lugares privilegiados? ¿Dinero?, incluso cosas buenas como la salud. Tantas cosas.
Jesús a mí me dice, y a todos, ‘No saben lo que piden’. No sabemos pedir lo que realmente necesitamos para lo que es mas importante: mi salvación, mi fe, la vida eterna. Por eso hoy decimos ‘Señor, enséñanos a orar, ilumínanos con tu gracia y sabiduría para saber pedir lo que realmente es importante para ti, para el Reino de Dios y para mi salvación’.
Entonces Jesús les hace una pregunta que nos hace a todos, una pregunta muy directa: ¿Podrán pasar la prueba y recibir el Bautismo con que seré bautizado?
Dos aspectos muy importantes: pasar la prueba. También tú y yo estamos llamados a pasar la prueba de la Cruz, del sacrificio, de la entrega total a Dios y a nuestros hermanos y recibir lo que significa el Bautismo, el morir al pecado y resucitar a la vida de gracia, a la vida de santidad. Entonces la pregunta dice: ¿Podemos pasar la prueba y vivir plenamente nuestro Bautismo?
Santiago y Juan dijeron, ‘Sí podemos’; que esa sea nuestra respuesta con firmeza, con valentía y decisión.
Por eso la carta a los Hebreos nos invita a tener nuestra fe firme como Jesús, nuestro sumo sacerdote que entregó su vida, que pasó la prueba, murió y resucitó. Entonces viene la invitación de la carta: Mantengámonos firmes en la fe. Pasar la prueba cada día en lo que hacemos, en el trabajo, en el servicio, vivir la fe a plenitud, renunciar al pecado, al egoísmo, al odio, a la cultura de la muerte y vivir mi fe, vivir nuestro Bautismo comprometidamente, con alegría, con gozo. Por eso Jesús los consuela y les dice: Pasarán la prueba…y enseguida se dirige al resto de los apóstoles que se indignaron contra estos dos discípulos y los criticaban, Y Jesús hace la invitación para todos: ‘los jefes de las naciones los gobiernan como si fueran dueños, que no sea así entre ustedes’. No nos sintamos dueños, no busquemos privilegios, los primeros puestos, que no actuemos como el mundo del poder.
Dos principios
Y entonces vienen las frases muy importantes que hay que aplicar en nuestra vida:
‘El que quiera ser grande, que sea su servidor’, primera condición del seguimiento.
‘El que quiera ser el primero, que sea el esclavo de todos’, segunda condición del seguimiento. Servidor de todos a ejemplo de Jesús mismo, sumo sacerdote que entregó su vida por nosotros. Que todos y cada uno nos mantengamos firmes en la fe, dispuestos a seguir a Jesús con fidelidad: Servir, ser esclavos de todos, unidos a Cristo, y si Cristo se entregó, pasar la prueba es dar la vida por Dios, por Cristo, por la Iglesia, por los pobres, por los enfermos, por los migrantes y los que sufren, entre esposos, con los hijos, en la diócesis, en la parroquia, amar a todos, servir y ser esclavos con alegría.
Queridos hermanos, la Palabra de Dios hoy nos cuestiona fuertemente y nos pide una respuesta de fidelidad. Mantengámonos firmes en nuestra fe, servir a Dios siendo los últimos, los servidores de todos y haciéndonos esclavos de todos.
Dios los bendiga y fortalezca y que tengan un domingo maravilloso y una semana llena de bendiciones y alegrías. La bendición de Dios para todos. Un fraterno abrazo.