- Francisco Javier Lazo, de la segunda generación de diáconos permanentes en la diócesis, dio testimonio de fe, bondad y entrega…le sobreviven su esposa y tres hijos, además de toda una comunidad que lo quiso mucho…
Ana María Ibarra
El diácono permanente Francisco Javier Lazo Portillo, fue llamado a la Casa del Padre el pasado 10 de julio, luego de permanecer hospitalizado a causa del Covid 19.
Para despedirlo, el sábado 11 de julio el obispo celebró una misa especial en la parroquia San Judas Tadeo, donde el diácono se encontraba sirviendo hasta antes del día se su fallecimiento.
Celebrando la vida
“Nuestro hermano Panchito ha sido llamado a al Casa Eterna del Padre. Ha vivido en sus últimos días un testimonio de fe, de entrega, de bondad, en gracia y fortalecido en este tiempo de enfermedad para llegar finalmente a la vida eterna”, dijo el obispo en la misa.
Con fe y esperanza en la resurrección, el obispo resaltó el camino en la vocación del diácono Lazo, quien vivió alimentado por el Cuerpo y la Sangre de Cristo.
“Nuestro hermano Francisco se alimentó, vivió esa comunión. En su vocación matrimonial y en el ministerio del diaconado fue viviendo un camino de fe, de santidad y esperanza. Nuestro hermano Francisco resucitará. No celebramos la muerte, celebramos la vida de nuestro hermano Francisco”, finalizó.
Último adiós
El último adiós para “Panchito” o “Padre Panchito”, como el diácono era llamado cariñosamente en la comunidad, tuvo lugar en el atrio de la parroquia San Judas Tadeo, donde, por causa de la pandemia, asistió sólo la familia, y algunos miembros de la parroquia, guardando una distancia prudente y las medidas de salud necesarias.
Antes de la misa de exequias, el grupo de Legión de María ofreció el rezo del Santo Rosario por el eterno descanso de Panchito, y algunas personas compartieron anécdotas con el diácono resaltando su servicio y entrega a la comunidad y a su familia.
Francisco Lazo, hijo, agradeció a Dios por la vida de su padre quien, dijo, le deja testimonio de fe en Dios.
“Les agradezco su presencia, si están aquí es porque mi padre sembró algo en ustedes. Estoy seguro que él ya se encuentra con Dios. Más que con tristeza, quiero pedirles si pudieran apoyarme con un minuto de aplausos para mi papá”, expresó Francisco.
A Francisco le sobreviven su padre, su esposa Carmelita y sus tres hijos Francisco, Samuel y Judith. Descanse en Paz.
De la segunda generación
En 1992, Francisco Lazo ingresó a la Escuela del Diaconado Permanente que don Manuel Talamás Camandari (qepd), tuvo a bien iniciar, teniendo como director al padre Hugo Blanco (qepd), y al fallecer, quedó monseñor René Blanco al frente.
Así lo recordó José Luis Anguiano, compañero de generación del diácono Panchito.
“La formación fue de tres años. Tuvimos un año de curso básico, se suspendieron las clases cuando murió don Manuel y tuvimos que esperar a que llegara el nuevo obispo”, dijo.
Cuando llegó don Juan Sandoval, decidió que continuara la formación de los diáconos permanentes, lo que hicieron hasta la llegada de don Renato Ascencio León, tercer obispo de la diócesis, quien finalmente los ordenó el 26 de diciembre del año 2000, siendo esta la segunda generación de diáconos permanentes.
“Fue un compañero muy bueno, llevamos una amistad muy fraterna. Todavía convivimos en la posada de los diáconos en diciembre pasado con el padre Benjamín Gaytán”, recordó el entrevistado, quien lamenta profundamente la partida de su compañero y amigo.
“Siempre nos preocupábamos el uno por el otro, desde la escuela. Cuando Panchito se enfermó él mismo nos informó por medio de whatsapp. Es una pérdida muy grande para nosotros. Siempre lo vamos a recordar”, concluyó el diácono José Luis.
Se fue un gran colaborador
Durante su diaconado, Francisco sirvió en las parroquias Santa Teresa de Jesús y Santa Cecilia. Su último destino fue San Judas Tadeo, su comunidad de origen, donde prestó su servicio los últimos tres años, prácticamente de tiempo completo, según atestiguan sus compañeros.
“Fue un hombre que me apoyó mucho, solidario, le gustaba mucho leer y estudiar. Venía del movimiento de la Renovación al que siempre procuró y se hizo presente. La gente estaba contenta con sus celebraciones, nunca tuve una queja de él”, dijo el padre Salvador Magallanes, párroco de San Judas.
Igualmente compartió que Francisco Lazo fue un hombre de confianza, discreto, positivo y de buen humor, quien se hizo indispensable colaborador del padre Justo Jiménez, en el tiempo en que fue párroco de San Judas.
“Francisco es de aquí. Introdujo la mística de la Renovación en la parroquia, la gente lo quiso. Un hombre que le quiso responder a Dios, decían sus hermanas que desde joven ya tenía la inquietud por la lectura de la teología y su mamá pensó que iba a ser sacerdote por el entusiasmo que veía en él”, relató.
Con tristeza, el padre Salvador lamentó el deceso de su colaborador pues, dijo, era un hombre relativamente joven.
Siempre responsable y disponible
Por su parte, el director de la Escuela del Diaconado Permanente, el padre Benjamín Gaytán, recordó que cuando él asumió la dirección, Francisco, por cuestiones de salud propias y de su esposa, asistía poco a las reuniones. Sin embargo en los últimos cuatro años pudo tener más participación.
“Siempre su carácter era serio, un tanto callado, pero supo exponer bien sus puntos de vista. Lo percibí haciendo un servicio serio, responsable y disponible”, dijo el padre Benjamín.
Concluyó expresando su sentir por el fallecimiento: “Somos un cuerpo y cuando un miembro falta, se resiente. Piensa uno en la comunidad, en la necesidad que se tiene de consagrados, sabiendo que Dios no nos deja de su mano con la confianza de que nos enviará nuevas vocaciones. En el grupo de los diáconos deja esa huella y tristeza, pero con la esperanza de participar juntos en el Reino de Dios”.
Para saber…
* Actualmente en la diócesis hay 23 diáconos permanentes
* Siete diáconos han fallecido
* Dos diáconos se encuentran en Estados Unidos
* El coordinador de diáconos permanentes es el señor Arturo Vázquez
* Actualmente hay dos grupos en estudio: uno de 14 y otro de 7 integrantes
* El padre Benjamín Gaytán es director de la Escuela del Diaconado Permanente
* El padre Eliseo Ramírez fue designado para dar acompañamiento