Oración inicial
Yo creo en Ti, Señor Jesús, como el único que puede llenar mi corazón y dar sentido y plenitud a mi existencia. Creo en el poder de la fe para cambiar mi vida y la de otros. Confío en que esta oración me conceda la luz y la fuerza para rechazar firme, pero serenamente, la tentación que me puede llevar al pecado.
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 18, 12-14
Meditación del Papa Francisco
Un Dios al que no le gusta perder, no es un buen perdedor y por esto, no pierde, sale de sí y va, busca. Es un Dios que busca: busca a todos aquellos que están lejos de Él. Como el pastor, que va a buscar a la oveja perdida. El trabajo de Dios es ir a buscar para invitar a la fiesta a todos, buenos y malos.
Dios no tolera perder a uno de los suyos. Pero esta será también la oración de Jesús, en el Jueves Santo: «Padre, que no se pierda ninguno de los que Tú me has dado». Es un Dios que camina para buscarnos y tiene una cierta debilidad de amor por los que están más alejados, que se han perdido… Va y los busca. ¿Y cómo busca? Busca hasta el final, como estos pastores que van en la oscuridad, buscando, hasta que la encuentra; o como la mujer, que cuando pierde la moneda enciende la lámpara, barre la casa y busca con cuidado. Así busca Dios. Pero este hijo no lo pierdo, ¡es mío, y no quiero perderlo! Este es nuestro Padre: siempre nos busca. (Cf. Papa Francisco, homilía en santa Marta, 7 de noviembre de 2013)
Oración final
Jesús, que esta oración me dé la luz para saber ser paciente y comprensivo con los demás, y salir a buscarlos con el amor de un buen pastor.