La tarea que nos deja el papa en Amoris Laetitia
¿Qué espera el papa de la Iglesia y del mundo con esta exhortación? ¿qué espera de nosotros? …que todos y cada uno se sienta llamado a cuidar con amor la vida de las familias. Cuidar con amor la vida de las familias ¡qué gran tarea nos pide el papa!
Mons. J. Guadalupe Torres Campos/ Obispo de Ciudad Juárez
Les saludo como siempre con cariño y afecto. Siempre es muy alegre para mí ponerme en contacto con ustedes a través de esta charla, de estas reflexiones que comparto con ustedes cada semana.
Como ya anuncié en el número anterior, la semana pasada, quiero estar reflexionando los siguientes días sobre la exhortación del papa “La alegría del amor” porque es muy importante ir profundizando en lo que el papa nos propone a la Iglesia universal hoy, simplemente todo lo que la introducción nos dice, porque me parece que ahí el papa centra de una manera muy fuerte su objetivo de la exhortación.
El papa, en el número uno comienza rápidamente diciendo que el deseo de familia permanece siempre vivo, esta es un luz muy importante que el papa nos da, que todavía sigue permaneciendo en todo el mundo el deseo de la familia, la importancia de la familia como algo nuclear, como algo central para la sociedad. La familia sigue permaneciendo viva entre nosotros, eso implica pues, como Iglesia, dar una respuesta de tal manera que el anuncio cristiano, relativo a la familia, debe ser, dice el papa, una verdadera noticia. Todo lo que nosotros anunciemos, prediquemos, en este caso sobre la familia debe ser una buena noticia. Cuando prediques, anuncies, reflexiones en cualquier nivel sobre la familia, hazlo como una gran noticia, una buena noticia.
Sin embargo, el papa advierte que no fue fácil llegar a esta exhortación, ya que hay que seguir profundizando nuevos desafíos que van surgiendo cada día y él señala que hubo fuera de los sínodos anteriores, a nivel de otros medios, debates extremos, opiniones extremas. Por una parte un extremo, el deseo desenfrenado de cambiarlo todo, pero el papa dice, no podemos llegar a ese extremo de ‘vamos a cambiarlo todo, vamos a quitar esto’, es un extremo, dice. Y el otro extremo es pretender resolver todo aplicando normas. Puras normas, puras normas. Entonces son dos extremos: el cambiarlo todo o aplicar la ley por la ley.
El papa dice, tenemos que permanecer ciertamente en la unidad doctrinal. Ese documento que el papa nos ha proporcionado de Amoris Laetitia nos debe de centrar en la unidad como Iglesia, unificar criterios, unificarnos todos en una misma doctrina y en una misma práctica. Por lo tanto aquí en nuestra Diócesis de Ciudad Juárez es importante que en todos los niveles de pastoral, en todas las programaciones, en todas las decisiones que tomemos haya esa unidad, y con relación a la familia más todavía, tanto en lo doctrinal, como en la práctica, haya una verdadera unidad, lo cual implica estudiar, formarnos, lo cual implica también abrirnos a otras opiniones, estudiar e interpretar otros aspectos doctrinales, no cerrarnos.
El papa nos dice también en la introducción que el camino sinodal, hubo dos sínodos anteriores que fueron los que dieron pie a esta exhortación, el camino sinodal ha contenido, ha trabajado temas de una gran belleza y ha brindado al mundo y a la Iglesia mucha luz. Por eso es importante que estudiemos este documento, porque nos da una belleza sobre la vida, sobre la familia, el matrimonio, los ancianos, los jóvenes, muchos temas tan bellos e importantes que toca el papa. Pero también la luz, la luz que nos da dirección, que nos guía, que nos lleva según el Magisterio del papa a una respuesta a lo que la sociedad hoy nos está pidiendo.
También el papa toca el tema de unir esta exhortación “La alegría del amor” con el Año de la Misericordia. Hablar de la familia, del matrimonio son dos aspectos muy importantes que nosotros tenemos que redescubrir y revaluar, uno, valorar los dones del matrimonio y de la familia, valorar que el matrimonio es un don de Dios, la familia es un don de Dios, un regalo de Dios. Dios nos da cosas bellas y hermosas, entonces valorar los dones del matrimonio y la familia. Y segundo, sostener un amor fuerte y lleno de valores como la generosidad, como el compromiso, la fidelidad, la paciencia en la familia y en el matrimonio.
Ahí debemos de trabajar y cultivar estos valores. La generosidad: porque hoy no queremos compartir, no queremos ayudar a nadie, somos muy individualistas, entonces hay que practicar la generosidad, el salir de tí mismo y darte, dar de, dar tu corazón, dar tu tiempo, dar tu amor, dar tu compasión, dar tu misericordia, dar tu dinero, dar tantas cosas: generosidad.
Compromiso: hoy hay una crisis de falta de compromiso porque no queremos comprometernos y eso afecta la familia y al matrimonio. El compromiso cristiano, que nos comprometamos, que seamos hombres cristianos de Iglesia comprometidos.
Fidelidad: dice el papa ¡fidelidad!… fácilmente se quebranta la fidelidad al amigo, al esposo, a la esposa, al trabajo, a Dios. la fidelidad.
Tenemos que trabajar mucho en qué es lo que el Señor pide de nosotros: que seamos fieles, que cultivemos la fidelidad y la paciencia en un mundo donde vivimos corriendo y enojándonos, y arrebatándonos y el estrés, la depresión, perdemos la paciencia. El papa dice que no, en la familia, en el hogar tenemos que cultivar la paciencia y en la Iglesia y en el trabajo y en todas partes ser pacientes, es decir ¡deténte! ¡no te violentes!, ¡escucha!, ¡ábrete al otro!, dále tiempo al otro, platica, dialoga. Entonces debemos sostener estos cuatro valores importantes desde el matrimonio y la familia.
El papa Francisco recomienda una lectura del documento no de corridito, como luego se dice, todo junto, así, sino por temas, por capítulos. Creo que hay que hacerlo, así como él nos lo dice, si ustedes en su casa, en los grupos, en las parroquias, se ponen a estudiarlo, háganlo así: un capítulo primero, luego otro. Reflexionarlos, profundizarlos y aplicarlos a la vida.
¿Qué espera el papa? termina esta primera intervención tan importante en su introducción con esta cuestión ¿qué espera el papa de la Iglesia y del mundo con esta exhortación? ¿qué espera de nosotros? que cada quien, que todos y cada uno se sienta llamado a cuidar con amor la vida de las familias. Cuidar con amor la vida de las familias ¡qué gran tarea nos pide el papa! Cuidar de la familia, de la vida, porque ellas no son un problema. Dice el papa al final de la introducción, la familia no es un problema, el matrimonio no es un problema, son un don, son una gracia, son un oportunidad para bendecir a Dios, para amar, para santificarnos cada día.
Pues esa es la primera reflexión que quiero compartir con ustedes. Los sigo invitando a todos a acercarse a los sacramentos, a vivir el Año de la Misericordia. Sigan acudiendo a los lugares ya están establecidos para que sigan ganando la indulgencia plenaria en este tiempo de gracia.
Los saludo, los abrazo con mucho amor de padre y pastor y como siempre les doy mi bendición en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Un abrazo a todos.