Eduardo Sanabria/ Tanatólogo, especialista en Desarrollo Humano
Hace unos días tuve la oportunidad de ver (y disfrutar) el controversial y polémico filme “La Cabaña”. Basado en el Best-Seller de William P. Young, que ha vendido varios millones de copias mundialmente y ha sido traducido a varios idiomas. Cabe decir, que me han recomendado mucho el libro, el cual he admirado por algún tiempo en la excelentemente surtida librería del Señor de la Misericordia, gracias al Padre Jose Solís. – Me avisan de última hora que se encuentra agotado en esta librería, que ya fue ordenado -. Volviendo al tema, al examinar en internet algunos datos sobre libro y película, percibí, como mencioné antes, que tanto el libro como el filme son objeto de una gran controversia.
“La cabaña” la que se alude en la historia es una figura metafórica de “aquella casa que construimos de nuestro propio dolor”, o sea, en términos generales, es una representación física de aquellos lugares en donde nos “enganchamos” o atoramos emocionalmente, y no podemos, no sabemos o no queremos sanar.
Historia en el cine
En la historia, “Mack” Phillips es objeto de una horrible tragedia con su hija menor y está casi paralizado por su dolor, o duelo. Lo vemos existir, pero no vivir. En La Cabaña, Este personaje se enfrenta (literalmente) y conversa con Dios mismo representado como 3 personas. En este proceso, porque eso es lo que es, Dios le ayuda a Mack a ver las cosas de un punto de vista más divino (y por lo tanto menos egocéntrico) que le permite dar los pasos necesarios en el proceso de comprensión, perdón y sanación.
Y si hasta aquí se quedaran las cosas todo sería maravilloso, hasta que nos damos cuenta de la polémica. Lo que sucede, es que muchas personas, no solo no están de acuerdo con la representación divina de la Trinidad en el filme, sino que además lo toman a ofensa. Algunos hasta han utilizado la palabra “Herejía”. Muchos no están de acuerdo porque se representa a Dios como una dama, no muy joven y además de raza negra.
Quisiera examinar esto más de cerca. Para empezar, sabemos que Dios es Espíritu. Por la misma razón cualquier intento por nuestra parte de representarlo como una persona humana va a quedarse mucho muy corto y por debajo de cualquier expectativa. Este tipo de imagen siempre va a ser injusta, dada la grandeza de Dios y la limitación humana. Por otro lado, les molesta a algunos que Dios sea representado como una mujer, dado que en las Sagradas Escrituras se define a sí mismo como “El Padre”. Si bien así es como la Biblia se refiere a la primera persona de la Trinidad, mi opinión como teólogo (amateur, aclaro) es que, sencillamente, si Dios no tuviese también características maternas, simplemente no hubiese creado a las mamás. Es decir, Dios crea a la Madre, con características propias. Los que gusten ahondar un poquito en este sub-tema les invito a leer Isaías 49:15. Hay montones de lecturas en las cuales Dios se atribuye a sí mismo características “femeninas” o maternalísticas además de que existen extensos escritos y libros sobre estas cualidades de Dios.
La polémica
El punto clave de la polémica, o más bien, donde no debería existir ninguna, es, que “La Cabaña” no es un libro o filme de Teología. Su objetivo es ayudarte en tu proceso de sanación emocional. Para entender y estudiar Teología tenemos los excelentes tratados de los santos de nuestra Iglesia, entre los cuales destaco la “Summa Teologica” de Santo Tomás de Aquino. Asimismo, hay en nuestra ciudad diversos cursos y diplomados en teología, que, según me aseguran varios alumnos, son excelentes.
“La Cabaña”, hermano, como ya lo dije, trata sobre el proceso de Sanación Interior, y toca preguntas muy profundas, tales como: ¿Por qué Dios, si es tan Bueno, permite que sucedan cosas malas? Y ¿Sobre qué bases puede un ser humano juzgar y condenar a otro? En esto último, sobre los juicios, el tratado es excelente, si bien me hubiera gustado que la película lo tratase más a fondo. Como corolario, y refiriéndome a la habilidad o capacidad de juzgar a otros, quisiera recordar las palabras del Papa Francisco, quien en una ocasión dijo: ¿Quién soy yo para juzgar? Querido lector, si nuestro líder espiritual no se considera juez, ¿Qué podemos hacer nosotros los laicos, sino solo imitarle lo más posible?
Por ello te invito pues hermano, muy amablemente a evitar las controversias evaluando libro y filme con la intención que fueron creados. Estoy convencido de que Hollywood es el último lugar a donde debiéramos ir a buscar a Dios entendiendo la Teología. Pero, si en tu búsqueda de la Sanación, si quieres “superar” aquel o aquellos eventos a los que no has podido superar o sobreponerte, o si estás “atorado” o “enganchado” en tu duelo (no avanzas) y el libro o la película te ayudan a sanar, aunque sea sólo un poco, y te ayudan como se repite ahí varias veces, a acercarte más a Dios, entonces habrán cumplido su cometido.