Siento una pesadez en el alma, si eso es posible
Dr. Oscar Ibañez/ Profesor universitario
En septiembre de 2014 frente a las tumbas de los caídos en las guerras mundiales el Papa Francisco dijo “se puede hablar de una tercera guerra combatida «por partes», con crímenes, masacres, destrucciones…”, como una expresión posmoderna de las guerras mundiales que la humanidad sufrió en el siglo XX, su preocupación la ha reiterado en distintos escenarios y momentos, y la espantosa realidad sólo confirma su intuición.
Por años las guerras habían sido peleadas entre ejércitos, siempre con abusos para la población civil, sin embargo los combates normalmente los excluían. Hoy la realidad es distinta, aunque se habla de terrorismo cuando los objetivos son inocentes y buscan generar el miedo entre la población en general, la realidad es que con mucha mayor frecuencia atacar inocentes se convierte en la principal táctica de guerra en distintas partes del mundo.
Al inicio del milenio la destrucción de las torres gemelas de Nueva York señaló de alguna manera la nueva forma de las guerras, un ataque a objetivos civiles con medios no convencionales (aunque también se atacó al pentágono), de ahí se han derivado muchos otros episodios de terrorismo marcadamente reivindicados por células radicales de algunas expresiones del Islam, y los incontables episodios de revancha global.
Cuando Benedicto XVI trajo a colación la validez de la “guerra santa” en el contexto dela relación fe y razón parafraseando un debate de un milenio atrás, fue censurado y atacado desde distintos frentes, sin embargo, la ausencia de la discusión ha encontrado al mundo en el asombro de las consecuencias del uso de la “yihad” como pretexto para el avance de gobiernos autoritarios y dictatoriales, en una recomposición geopolítica que nada tiene que ver con la búsqueda de Dios.
La nueva realidad de una guerra mundial por etapas que se manifiesta en todo el mundo debe ser abordada cuanto antes en sus raíces, desenmascarar la lucha por el poder bajo distintos paradigmas. La barbarie de ejecuciones transmitidas en tiempo real con tecnología de punta y uso de redes sociales, las migraciones provocadas por las guerras y persecuciones que son respondidas con xenofobia y cierre de fronteras.
La grave crisis humanitaria en Siria e Irak es “atendida” con incursiones bélicas desarticuladas de algunos países contra distintas facciones en pugna en Siria e Irak, en todo momento calculando beneficiar sus intereses más que resolver el conflicto y el sufrimiento de los perseguidos, y que a su vez son respondidas con más violencia y atentados en todo el mundo en una espiral interminable de violencia.
Mientras en el mundo aumentan las evidencias de nuevos conflictos. El Papa Francisco refiriéndose a los atentados de las últimas horas en Francia dijo: “¡el camino de la violencia y del odio no resuelve los problemas de la humanidad! Y que utilizar el nombre de Dios para justificar este camino ¡es una blasfemia!”
En los países latinoamericanos la violencia, los abusos y las guerras se dan por el dinero, el poder y el control de las rutas de la droga y el dominio de territorios por el crimen organizado y otros grupos armados. Son otras guerras que se suman a esta tercera guerra mundial en etapas, aunque las causas son distintas también hay que abordarlas para no caer víctimas de la complacencia, el miedo o el estupor paralizante.
Para los creyentes la oración y la búsqueda de la paz deben ser tareas constantes. Construir la paz pasa por trabajar por la justicia, por combatir la corrupción y colusión de autoridades con los criminales. La nueva realidad del mundo nos urge a actuar, antes de que la degradación política derive en mayor violencia.