Varios son los objetos y ornamentos litúrgicos que el Santo Padre Francisco dejó a la Diócesis de Ciudad Juárez como regalo de su especial visita el 17 de febrero de 2016. Aquí el relato de su entrega:
Solideo
“Desde un principio pensé en regalarle algo en nombre de toda la diócesis. Había varias opciones y finalmente, auxiliado por algunos padres, quisimos regalarle un solideo papal”, explicó en entrevista el obispo don J. Guadalupe Torres Campos.
Dice que se mandó construir una caja muy sencilla que funcionara como porta solideo, en la que se colocó el nombre y escudo del Papa Francisco y en cuyo interior se encontraba una forma para montar el casquete.
“Una vez que le di el saludo de agradecimiento al final de la misa le mostré la cajita y le dije: ‘Santo Padre, es un regalo mío y de toda la comunidad’ y entonces él, por propia iniciativa, abrió la caja, lo agarró el solideo, se quitó el suyo, se lo acomodó y dijo ‘sí, me queda bien’, y me dio el suyo”, narró el obispo.
“Lo tengo custodiado en mi casa, pero con el fin de que, junto a muchos otros objetos, esté un día en un museo, a la exposición para todo mundo”, afirmó.
Un cáliz
También al final de la Santa Misa en esta frontera, el papa entregó al obispo de Ciudad Juárez el cáliz que utilizó en la consagración, el cual previamente fue diseñado y elaborado por instrucción de don Guadalupe.
“En ese momento yo lo recibo y lo muestro. Ese cáliz también es muy significativo, esencial y cada vez que lo usemos vamos a recordar que el papa nos visitó y nos regaló su amor a través de ese objeto al servicio del altar”, recordó.
Ornamento litúrgico
En la diócesis se quedó también la casulla que el papa utilizó en la misa celebrada en El Punto.
“Una persona de la comunidad, María Cristina Saracho de Quiñónez, mandó hacer el diseño con la artista Mina Álvarez. Hizo un ornamento sencillo, pero en el estolón que atraviesa el centro de la casulla, la artista presentó en dibujo y pintura los símbolos de la cultura Paquimé, de nuestro estado de Chihuahua”, describió el obispo.
Dijo que no había seguridad de que Francisco utilizara esta casulla en la misa, ya que los ceremonieros del Vaticano traen ornamentos del papa y son muy estrictos.
“Era una incertidumbre, no nos dijeron sí o no. En la Eucaristía, el padre Leo (Leonardo García, ceremoniero de la Diócesis) puso dos ornamentos: el que traen del Vaticano y el regalo. Y ahí está la sencillez del papa, usó el nuestro”.
“Era para él, pero al final decidió dejarlo con nosotros, regalarlo, y ahí lo tenemos. Son signos eucarísticos muy importantes que nos dejó”, concluyó don Guadalupe.
También dejó como regalo un crucifijo de cristal que entregó en la capilla del Cereso No. 3.